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Las Palmas, 28 de octubre de 2022

M. Ángeles Araya Perdomo
Trabajadora Social de Atención Primaria de Salud
Servicio Canario de Salud

Para continuar analizando el efecto de estos vínculos y su relación con la satisfacción de las necesidades del individuo, aprovecharemos un segundo diagrama que ha sido diseñado por Krogerus y Tschäppeler, dentro del mundo de la comunicación y publicidad estratégica, y pincelado por la autora para convertirse en una estrategia personal que facilite la reflexión autoconsciente y la posterior toma de decisiones del cliente.

Mediante la geometría de un polígono regular, como es un triángulo equilátero, podremos exponer a cada una de las personas consignadas en el microsistema y mesosistema en base a tres disectrices que formarán los tres ángulos de 60º del triángulo equilátero, pronosticando una relación significativa por su armonía y equilibrio. Generando además la introspección sobre la satisfacción de las necesidades asociadas a ese micro o mesosistema.

En este boceto podemos observar rápidamente el vínculo y las áreas en desequilibrio  para establecer un marco de estrategias de intervención desde trabajo social clínico, siendo primer protagonista la persona y su medio social más cercano y simbólico.

Imagen
Tabla 2.Elaboración propia basado en “The personal performance model” (Krogerus,M. y Tschäppeler, R. 2008)

Cada disectriz de 60º plantea una relación armónica de ese vínculo social en una escala de intensidad sentida del 0-10, de las siguientes cualidades:

Amor y compromiso: Decía Empédocles que el amor es la fuerza metafísica de la vida, causa de todo movimiento, separación y unión. Lo cierto, es que la definiremos como un sentimiento intenso o convicción profunda que experimenta alguien hacia otra persona, a la que le desea y propicia con esmero y respeto  con las mejores condiciones para su bienestar.

Reciprocidad: Se trata de una acción transformadora realizada entre dos o más personas propiciando beneficio, cuidado y crecimiento mutuo, y siempre es equivalente al recibido.

Seguridad y protección: Aquella situación caracterizada por estar libre de daño, peligro o riesgo alguno. La cual no admite dudas sobre su firmeza y estabilidad, ofreciendo garantías a los que están bajo su parábola.

Estos diagramas pretenden ser una aproximación al universo relacional de los informantes. Mediante una herramienta de sencillo uso y rápida percepción visual, para percatarse, no sólo de la manera en que se ubican e incluyen en su vida cotidiana, sus relaciones personales más importantes, sino también para estimar junto a ellos la calidad de dichos vínculos, la satisfacción de las necesidades y la intervención social, desde una perspectiva no directiva, anti-opresiva y de empoderamiento. Además, de la intervención social coordinada de agentes sociales y profesionales para seguir creando vínculos entre las personas y la sociedad (macrosistema). Fomentando así, la cohesión social, mediante procesos de participación y desarrollo personal y comunitario. En la consulta de trabajo social clínico, estos dos diagramas manifiestan nos sólo la red significativa de la persona y las características de la misma como: la calidad, densidad y ubicación. Sino también la fuerza centrípeta de dicha red, donde la persona tiene un marco de aprendizaje con apegos seguros, estables y duraderos para satisfacer sus necesidades y la bidireccionalidad de dicho efecto centrípeto.

Esta profunda necesidad social de vincularnos, fruto de nuestra naturaleza gregaria,  puede quedar  insatisfecha por la sociedad tecnológica y de consumo actual. Más aún, en una etapa de pandemia, como la que afecta a un tercio de la población mundial, con el SARS2-COVID 19. Ya que, las vías de contagio de esta enfermedad (contacto por micro gotas de fluidos corporales) afectan drásticamente el modelo de relaciones humanas, pasando a un modelo de distanciamiento físico, cuarentena o confinamiento. El contacto social íntimo, no sólo está en el modelo básico de las relaciones humanas, sino que representa como queda expuesto en el artículo, un fundamento neuroquímico que facilita un equilibrio psiconeuroinmunoendocrino a través de las relaciones y del vínculo entre las personas. Favoreciendo la mejora del estado de salud con los efectos bioquímicos que provoca la hormona de la oxitocina. 

En la etapa de pandemia que vivimos, el contacto social queda reducido al mínimo  por el distanciamiento físico de 1,5-2 metros recomendado por las autoridades sanitarias y sólo se trasluce a través de la mirada (por tener los rostros protegidos con mascarillas); dejando una importante disolución del lenguaje kinésico corporal y facial y creando a las personas una necesidad acuciante de feedback verbal y grandes ansias de cercanía y/o vínculo. 

El efecto  psiconeuroinmunoendocrino de la brecha de relaciones sociales en esta pandemia se observa en gran medida en aquellos pacientes confinados o aislados en sus domicilios, en personas hospitalizadas en habitaciones de aislamiento restrictivo o en el peor de los casos en unidades de cuidados intensivos, donde las personas mantienen altos niveles de emociones desagradables como la angustia, miedo, estrés, soledad, etc. De ahí, la importancia que la familia (en los casos de aislamiento domiciliario) o los sanitarios (en los casos hospitalizados) mantengan contacto verbal y kinésico constante buscando el feedback del paciente confinado. Se recomienda un mensaje verbal sencillo, concreto, con articulación clara, entonación suave y volumen adecuado manteniendo en todo momento un contacto ocular constante e íntimo a través miradas intensas, que dejen traslucir la información gestual facial no disponible. Complementado con un lenguaje no verbal más marcado que habitualmente donde la efusividad sea la característica de la comunicación. Favoreciendo así no sólo la comunicación sino también mantener vivo el flujo del llamado pegamento social.

Conclusión

La coloquialmente conocida como la hormona del amor, la oxitocina, se activa coordinadamente con otras sustancias químicas neuronales relacionadas con el placer y la recompensa, y en última instancia, con el comportamiento social.

Las personas con relaciones sociales sanas, estables y duraderas experimentan mayores beneficios, gracias a que los efectos de la oxitocina se hacen más pronunciados con el tiempo. En concreto, gracias a las poderosas características de los vínculos sociales, se    estimula vigorosamente la secreción de la hormona del amor, generando más cantidad de oxitocina y mayor disponibilidad de receptores de oxitocina en las personas. Y a su vez, la oxitocina facilita la acción del vínculo en esa interacción social formando una espiral ascendente que propicia mejores vínculos posteriores y una acción más duradera de los efectos oxitócicos.

Esta relación entre los vínculos sociales y la oxitocina se retroalimenta por sí misma. El efecto de esta retroalimentación es la denominada fuerza centrípeta, un acción etérea que nos mantiene unidos en el vínculo e integración social, aunque haya pasado tiempo desde nuestro último encuentro.

Los sucesos neurobiológicos afectan a los procesos sociales, y a su vez éstos, recíprocamente están constantemente modificándose a  nivel psiconeuroinmunoendocrino.

Por tanto, sería perspicaz asegurarnos un vínculo, que reúna estas increíbles cualidades -amor, reciprocidad y seguridad-, con aquellas personas que sentimos agradablemente cerca (Levy N, Douglas T, Kahane G, et al. 2014). Tanto así que, las relaciones sean de apego y sigan estimulando la generación de esta fuerza centrípeta que posibilita equilibrados y saludables estados neuroquímicos y sociales que responden a nuestra inherente condición humana. 

Y aunque el incierto escenario de la pandemia genere a las personas vivencias, experiencias y emociones límites y en constante cambio en un ambiente inédito. También  se puede advertir el efecto antagonista de la oxitocina, aquel que se manifiesta en las reacciones de miedo, rechazo y huida de aquellas personas contagiadas, de personal sanitario o de servicios públicos que pudieran haber sido identificadas como un riesgo para la salud de las personas del círculo más próximo, la familia o la vecindad, por su exposición laboral a escenarios pandémicos.

Estas condiciones provocan la sobreestimulación de los receptores oxitócicos en nuestros escasos encuentros sociales, tanto sean su efecto positivo o antagonista, facilitando la respuesta neuroquímica de forma más inmediata y duradera en el tiempo. Creando vínculos  más intensos de filiación con sentimientos de pertenencia y protección del clan. Propiciando así, el mantenimiento de esos vínculos fuertes y sanos que existían con anterioridad, y facilitando respuestas agresivas ante la identificación de supuestas amenazas. Pero dificultando la generación de nuevos vínculos de confianza. Comienza a esgrimirse a través de las pantallas de zoom, meet y plataformas virtuales de encuentros, un nuevo modelo relacional impulsado por la pandemia. Los cuales sería interesante estudiar, para explorar definitivamente otro modelo de comunicación y conexión, que pudieran ser utilizados para crear vínculos seguros y confiables. Así como, sus efectos en la salud de las personas, que por sus condiciones físicas, sociales o de salud no pudieran generar ese vínculo de forma presencial. Explorando así, inéditos campos de intervención social que permitan la satisfacción de las necesidades primigenias del ser humano.

Bibliografía 

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Huelva, 26 de mayo de 2021

Noelia Cruz González
Directora de EFES Formaciones,
Trabajadora Social, Formadora y Doctoranda en Estudios Interdisciplinares de Género.

¿Alguna vez te has preguntado porque los casos de suicidio no suelen aparecer en los medios de comunicación o porque no se habla tanto de esta problemática de salud pública? En este artículo te ofrezco las claves a estas cuestiones:

En la actualidad, el suicidio constituye un problema de salud pública. Alrededor de 800.000 personas fallecen por este motivo cada año. Estableciendo una muerte por suicidio cada 40 segundos en el mundo, siendo la segunda causa de defunción entre las personas jóvenes de 15 a 29 años de edad (Organización Mundial de la Salud, 2019).

Sin embargo, a pesar de estos datos, existe un gran estigma que recae sobre las diferentes patologías relacionadas con la Salud Mental y el tabú social sobre la muerte. El suicidio en España se escribe con “s” de silencio, como menciona la revista Gaceta Médica (2020).

Esta problemática de salud pública y social es entendida como la “punta del iceberg” de algo más profundo. Los casos ocultos son muchos más que los recogidos en datos oficiales. Según el Instituto Nacional de Estadística (2018), en España, se suicidan 10 personas cada día, lo que supone más del doble de muertes por accidente de tráfico; 13 veces más que las muertes por homicidio y, 67 veces superior a los casos de muerte por Violencia de Género. 

No obstante, estos datos tan abrumadores muestran contraposición con el silencio sobre la primera causa de muerte externa en nuestro país. Ni que decir tiene que, todo este ocultamiento de una realidad tan contundente posee denominación, es el conocido “Efecto Werther”, como menciona Álvarez Torres en su obra (2012). Restando visibilidad a una realidad (por miedo a la imitación o contagio) que, según muchas expertas y expertos exige transparencia e información responsable. 

La Organización de Naciones Unidas (ONU) viene alertando de esta otra pandemia silenciosa. El 10 de septiembre de 2020, Día Mundial Contra el Suicidio, esta misma organización instó a los países miembros a poner en marcha diferentes planes de prevención contra el suicidio. Sólo 38 países tienen establecido un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, en concreto para España, es una asignatura pendiente. Por este motivo, la Confederación de Salud Mental España reitera e insiste en su reivindicación, siendo este año más necesario que nunca. Debido al Covid – 19, las enfermedades y patologías relacionadas con la Salud Mental se han disparado. La incertidumbre, desilusión y desesperanza se ha instalado en nuestro imaginario colectivo, llegando a provocar mayores tentativas de suicidio y/o actos de suicidio consumado. 

En cambio, se ha observado que, durante los primeros meses de confinamiento, descendió el número de llamadas al teléfono de la esperanza. La familia y el hogar ejerció de factor de protección de las personas en riesgo, favoreciendo e incentivando la comunicación interpersonal. 

El Instituto Nacional de Estadística recoge en sus encuestas, periodo de enero a mayo 2020, una bajada de la tasa de suicidios y autolesiones infligidas, indicando un total de 1.343 muertes por suicidio. Descenso considerable respecto a otros años, como, por ejemplo, 2018: 3.539 personas fallecidas por suicidio. A pesar de este descenso, el teléfono de la esperanza jamás ha dejado de sonar. En Huelva, esta línea de atención y ayuda a las personas solicitantes ha duplicado el número de atenciones telefónicas diarias, con más de 3.500 llamadas en lo que transcurre de año y, más de 200 consultas a profesionales.

Siguiendo con la temática, no debemos olvidar que esta problemática social presenta una perspectiva de género, en su mayoría desconocida por la población general. Las mujeres muestran tres o cuatro veces más tentativas de suicidio que los hombres. Mientras que, los hombres consuman más el acto suicida. Pero, la curiosidad radica en la siguiente dicotomía de género: la mujer emplea métodos más silenciosos o pasivos (ingesta de fármacos o inhalación de monóxido de carbono), que exigen poca letalidad. Este hecho puede residir en su mayor rechazo hacia la violencia “culturalmente” o bien, en la siguiente idea estereotipada: “el hombre es más agresivo”. En consonancia, el perfil masculino ante la ideación y acto suicida no busca ni solicita apoyo ante el sufrimiento. Los suicidios masculinos tienen una estrecha relación con las dificultades emocionales y el modo de afrontamiento de estas. A consecuencia de la estructura social y la propia socialización diferencial, el hombre ha sido educado con la siguiente idea: “no es de hombres expresar las emociones, los hombres no lloran”. Implicando una falta de comunicación y retraimiento, siendo esto perjudicial para la salud mental del sujeto. En conclusión, el acto suicida se ha convertido en otra conducta estereotipada más de la sociedad heteropatriarcal en la cual estamos inmersas e inmersos.

Para finalizar, desde la disciplina del Trabajo Social se reclama la elaboración urgente de una propuesta estratégica nacional para la prevención del suicidio. Como dicta Nel González Zapico (Presidente de la Confederación de Salud Mental España) es necesario fomentar una sociedad más humana, empática, menos competitiva y materialista, basada en la educación e inteligencia emocional. La intervención social debe sustentarse en la evidencia científica, para el desmantelamiento de mitos sobre la conducta suicida y tabúes sobre el papel de la muerte en el proceso vital.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Álvarez Torres, Mayte. (2012). Efecto Werther: Una propuesta de intervención en la facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación (UPV/EHU). Norte de salud mental, 10 (42), págs. 48 – 55.

Del Saz, Nuria. (22 de julio 2020). Otra pandemia silenciosa. El Diario. Recuperado de https://www.eldiario.es/retrones/pandemia-silenciosa_132_6109079.html

Instituto Nacional de Estadística. (2020). Defunciones según causa. Recuperado de https://www.ine.es/jaxi/Datos.htm?path=/t15/p417/covid/l0/&file=03001.px

Instituto Nacional de Estadística. (2017). Defunciones por suicidio. Recuperado de https://www.ine.es/dynt3/inebase/es/index.htm?padre=5453&capsel=5454

NIUS DIARIO. (17 de julio de 2020). Las cifras del suicidio en España: ya provoca el doble de muertes que los accidentes de tráfico. Recuperado de https://www.niusdiario.es/salud-y-bienestar/datos-suicidio-primera-segundacausa-muerte-externa-espana-doble-accidentes-trafico_18_2980170137.html

Organización Mundial de la Salud. (2019). Suicidio. Recuperado de https://www.who.int/es/news-room/factsheets/detail/suicide

Ruíz, Mario. (17 de julio 2020). Prevención del suicidio: Sanidad apoya el papel de los medios de comunicación.Gaceta Médica. Recuperado de https://gacetamedica.com/politica/prevencion-del-suicidio-sanidad-apoya-el-papelde-los-medios-de-comunicacion/

Córdoba, 4 de mayo de 2021

Mª José Serrano García
Trabajadora Social ETPOEP Córdoba.
Delegación Territorial de Córdoba

En enero de 2020 se declaró el estado de pandemia mundial, debido a la virus conocido por COVID 19, en aquel momento pocos podíamos imaginar las consecuencias que iba a tener esa declaración. En España se declaró el estado de alarma el día 14 de marzo, debiendo permanecer toda la población confinada en sus domicilios, comercios, hostelería, universidades, colegios e institutos cerrados. Esto supuso un reto para el sistema educativo, atender a todo su alumnado de una forma virtual, cosa que hasta la fecha nunca se había hecho, para las familias de ese alumnado también supuso un gran esfuerzo, seguir el ritmo que desde los centros imponían sin que en muchos casos pudieran disponer de las herramientas necesarias para ello.

La pandemia descubrió una realidad de la ciudadanía en general y del sistema educativo, en particular. La falta de medios, preparación y conocimiento de las nuevas herramientas tecnológicas que existen, esta situación se superó gracias al gran esfuerzo que por todas partes se realizó, tanto por los equipos directivos, docentes y demás miembros del sistema educativo, como trabajadoras sociales, educadoras sociales, maestros de compensatoria, maestras de ATAL (Aula Temporal de Adaptación Lingüística) como por parte de las familias. Pero la realidad es que siempre existen personas que se quedan en los márgenes y que no pueden acceder a esta nueva forma de dar clase, por carecer de las herramientas necesarias para ello o  por no tener los conocimientos. Se vio claramente que hay familias que no tienen los medios necesarios para poder acceder a la educación en condiciones de igualdad, la falta de ordenadores, tablets… la falta de conexión a internet, la falta de una conciencia clara de la importancia de la educación que en determinados contexto existe, provocó desgraciadamente, que parte del alumnado se quedará fuera del sistema, y  que su curso escolar  terminará en marzo.

Ante esta situación tan inesperada, el sistema educativo tuvo que adaptarse muy rápidamente, realizando actuaciones,  que en algunas ocasiones, no estaban dentro de las competencias del mismo. Pero con el objeto de dar cobertura a las necesidades más básicas del alumnado, tanto es así que las trabajadoras sociales del sistema educativo, se coordinaron con los Servicios Sociales municipales para abordar las nuevas situaciones y demandas que estaban surgiendo, como gestiones de reparto de alimentos a familias, donde el alumnado que antes de la pandemia era atendido a través del Plan SYGA, se encontró de un día para otro sin recibir la comida y merienda que recibía, ahí se tuvo que hacer un gran esfuerzo de coordinación entre los centros educativos y los servicios sociales municipales para  organizar el reparto de comida lo más rápidamente posible, abriéndose los centros escolares para que las familias pudieran recoger la comida, este reparto también se realizó por parte de protección civil, la coordinación y derivación para el pago de suministros básicos, entrega de material escolar, incluso el más básico, a las familias con más vulnerabilidad social y por ende, con más riesgo de padecer desconexión digital y social.

En el empeño de evitar esa desconexión digital nos encontramos con un perfil de alumnado, que a pesar de disponer de los medios tecnológicos necesarios para continuar con el ritmo escolar, no estaban accediendo a las diferentes plataformas habilitadas, no entregaban las tareas que pedían desde tutoría, las familias no respondían a las llamadas que desde el centro se realizaban para conocer cuál era la situación de este alumnado, y en muchos casos, cuando conseguían contactar las familias no colaboraban para lograr que sus hijos e hijas se engancharan al ritmo de sus compañeros/as, a esta situación la denominamos  TELEABSENTISMO. Y se definió como la circunstancia que se da cuando en la etapa de escolarización obligatoria se tenga que dar a distancia o telemáticamente las clases por situaciones excepcionales, El “Alumno/a que lleve una semana (5 días lectivos) sin responder a la formación sin causa justificada, entendiendo esto último como avería, falta de medios telemáticos o infraestructura etc…)

Durante el primer periodo de confinamiento desde los centros escolares tuvieron que solventar un gran número de incidentes, desde alumnado que no sabían dónde se encontraban, ya que sus familias habían decidido cambiar su domicilio habitual por el de segundas residencias, en parcelas o zonas de la sierra, donde tienen más dificultades para poder acceder a internet, por falta de ordenadores o tablets en esas residencias, poca cobertura para los móviles; en otros casos las necesidades eran de primer orden, encontrándonos con alumnado que no tenía libretas, lápices…, el material más esencial para poder estudiar, y tampoco tenían medios económicos para poder comprarlos, ya que no podían ni cubrir las necesidades más básicas, como la alimentación, higiene o pago de suministros; Otra dificultad fue la que tuvieron muchos progenitores para compaginar su “teletrabajo” con el “tele-estudio” de sus hijos e hijas relegando en alguna ocasión la educación de sus hijos e hijas a un segundo plano para poder cumplir con sus obligaciones laborales; Otra realidad que detectamos fue la de los progenitores que pertenecían a “colectivos considerados esenciales” y debían seguir trabajando fuera de sus domicilios, dejando en algunos casos a sus hijos e hijas solos, en los casos de los más mayores, o al cuidado de los/as abuelos/as, cosa que dificultaba mucho que los pudiera ayudar con el uso de los ordenadores, tablets, plataformas…

Esta situación nos mostró que la realidad es compleja, ya que no existe una normativa adecuada a esta nueva realidad y hay que adaptar una normativa ya obsoleta a un escenario que nos supera.

Para empezar hemos tenido que diferenciar muy bien, entre el “absentismo tradicional, aquel con el que estamos más familiarizadas, y existe una normativa al respecto, aunque  esté desfasada. Este alumnado comparte unas características muy similares, zonas geográficas muy delimitadas (Barriada de Palmera, Sector Sur, Moreras en la ciudad de Córdoba, en Puente Genil con las barriadas de Juan Rejano y Quevedo, la Barriada de los Mochos en Almodóvar del Río, y otras) , con situaciones de riesgo de exclusión social o exclusión social, familias con grandes necesidades económicas, donde lo importante es llevar un jornal a casa,  poca conciencia de la importancia de la educación para conseguir  salir de estas situaciones de pobreza y exclusión social, familias donde el absentismo escolar es la norma y el asistir al centro  es la excepción.

Por contra, ha surgido otro perfil, y que hemos denominado  “Alumnado no Vulnerable”,  donde sin justificación alguna se están dando situaciones de absentismo escolar, por miedo al Covid, este ámbito es de los más complejos de abordar, ya que nos encontramos con diferentes casuísticas, desde la que los progenitores justifican sin más las faltas de asistencia, produciéndose, en algunos casos un abuso de estas justificaciones,  y donde a pesar de todas las actuaciones que se han hechos desde el centro escolar (se  han puesto en contacto con la familia para solventar el absentismo, ofreciendo espacios de diálogo y colaboración e incluso acompañamiento desde los equipos de orientación, donde se ha hecho una labor encomiable de acercar lo máximo posible  el centro escolar a las familias, para que se sientan segura). Pero desgraciadamente en algunos casos no se ha obtenido respuesta alguna. Hasta casos donde los progenitores se han encargado de solicitar las actuaciones de notarios y abogados para cuestionar la seguridad en los centros educativos, con el único fin de no llevar a sus hijos e hijas al centro escolar. Ante estos casos desde el sistema educativo, se ha optado por abrir los expedientes de absentismo escolar,  iniciándose un gran número de expedientes al principio de curso, pero estos casos han ido evolucionando en el transcurso del primer trimestre, en su mayoría la situación se ha reconducido y el alumnado se ha ido incorporando poco a poco de nuevo a sus clases, pero desgraciadamente tenemos que reconocer, que siempre existe un número de casos, en que esto no se ha producido y son en estos, donde el protocolo debe seguir adelante, y  ya se están interviniendo desde los ETAES, los Servicios Sociales, la Policía Local para evitar que estos alumnos y alumnas sigan sin asistir al centro escolar, por que al final los grandes perjudicados son nuestros alumnos y alumnas.

Este momento que estamos viviendo nos ha aportado un amplio abanico de situaciones, y cada una  necesita una respuesta adecuada a las necesidades, así pues nos estamos encontrando con “Alumnado Vulnerable”, que entendemos por aquel que no puede asistir presencialmente al centro por prescripción médica, debido a su enfermedad o por la de un familiar cercano. En este caso, desde el sistema educativo ha habido que habilitar las herramientas tecnológicas necesarias para ofrecerle un acceso a la educación en iguales condiciones que sus compañeros y compañeras, debiendo al mismo tiempo realizar seguimientos y coordinaciones entre el equipo directivo, tutores y tutoras y demás miembros del sistema educativo  y las familias, para comprobar que se está aprovechando al máximo las clases.

Esta pandemia nos ha demostrado una vez más que la norma va siempre por detrás de la sociedad, y que si la normativa en el tema de absentismo escolar ya no estaba cubriendo algunas necesidades respecto a este tema, ha puesto en el tablero una realidad que era inimaginable, la enseñanza a través de las nuevas tecnologías y las necesidades que este método puede tener. Quizá esta sacudida tan grande debiera hacer reflexionar a nuestras clase política y apostar por una educación inclusiva en todos los niveles e incluir en la nueva normativa sobre absentismo escolar, todo lo que en estos meses de pandemia el sistema educativo ha tenido que reciclarse para llegar a aquellas personas que menos tienen.

Cádiz, 26 de enero de 2021

Inmaculada Aparicio Gutiérrez
Gerente del Gabinete Social y de coaching Motiva-te

Situación actual del Trabajo Social ante la situación de emergencia social: Sobrecarga profesional, falta de recursos, nuevos perfiles de usuarios/as y demandas más exigentes

La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 ha desembocado en una crisis económica que, a su vez, ha causado una crisis social. A raíz de la declaración del estado de alarma comencé a investigar en profundidad sobre la incidencia del “síndrome de burnout” o “síndrome de quemarse en el trabajo” en los y las Trabajadoras Sociales.

Comencé a indagar, a través de grupos de discusión y entrevistas, en el proceso por el que estaban pasando muchos trabajadores y trabajadoras sociales en emergencias sociales, con personas sin hogar, gestionando el duelo en hospitales o cubriendo las necesidades básicas de miles de personas. Encontré muchos casos de profesionales trabajando contra reloj totalmente desbordados/as y con necesidad urgente de más recursos asistenciales. Esta sobrecarga profesional en la que se veían inmersos/as, estaba constituyendo un riesgo no sólo para su propia salud, sino también para la adecuada atención de usuarios/as y su proceso de acompañamiento social. En muchos casos, no podían centrarse en la inclusión social por tener que dar prioridad a tareas de gestión telemáticas y trámites online, ejerciendo en algunos casos como meros tramitadores/as de prestaciones.

Pude además comprobar que habían surgido nuevos perfiles de usuarios/as. Eran personas que nunca habían acudido a servicios sociales, y que aún parecían en estado de shock. Personas que no sabían cómo encajar su situación a nivel mental y emocional.

Los y las trabajadoras sociales, se quejaban de que no disponían de apenas tiempo para cada intervención, que se enfrentaban a demandas más exigentes y que en muchas ocasiones no existía un protocolo de actuación, dando lugar a que los propios profesionales no sabían cómo actuar ante estas demandas.

Estas percepciones que surgían según iba avanzando esta investigación, lo confirmaron en entrevista muchos/as profesionales: Insistían en que debido a los escasos recursos se producía una sobrecarga profesional tremenda. Indicaban que la situación se estaba volviendo muy negativa y afectaba ya a los usuarios y usuarias. Muchos/as transmitían un sentimiento compartido de agobio, estrés y “quemado”.

Dada mi anterior experiencia y que una de las grandes áreas de mi proyecto profesional está relacionada con el autocuidado de los y las Trabajadoras Sociales, vi claramente la necesidad de implementar nuevas herramientas para hacer frente a esta sobrecarga que cada vez era mayor, tanto a nivel personal del propio trabajador/a como a nivel de intervención con los y las usuarias.

Investigación realizada

Dado que una de las técnicas con mayor evidencia científica no sólo para la prevención del estrés sino también para la prevención del burnout es Mindfulness, me propuse relacionar esta técnica con el síndrome de burnout, en el contexto del Trabajo Social.

Encontré que la bibliografía que combina Minfulness, Burnout y Trabajo social es muy escasa en Europa, especialmente en España.

Todo esto derivó en el trabajo de investigación: “Aproximando Mindfulness al Trabajo Social” que estoy llevando a cabo a través del Máster de Mindfulness de la Universidad de Zaragoza, con un convenio de colaboración en prácticas con el Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz.

El objetivo principal de la investigación es estudiar el síndrome de burnout en el Trabajo Social y analizar los beneficios del Mindfulness en el bienestar de los y las trabajadoras sociales de la muestra, teniendo presente la crisis social actual.

Partiendo de este objetivo principal, se plantean otros objetivos específicos:

  • Analizar el nivel de burnout entre los y las Trabajadoras Sociales, en la muestra de este estudio. 
  • Analizar la aplicabilidad de Mindfulness en el burnout y en el aumento del bienestar entre los y las Trabajadoras Sociales, muestra de este estudio.

Como justificación metodológica, en esta investigación se ha adoptado la metodología cualitativa, y como estrategias de obtención de la información han sido clave los grupos de discusión, complementados con la observación, la conversación, análisis de artículos, entrevistas y participación activa en las actividades que han formado parte del convenio de prácticas a través del Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz.

La investigación ha comprendido las siguientes actividades, llevadas a cabo hasta el momento: 

  1. Cuestionario para medir el impacto de la crisis Social en los y las Trabajadoras sociales, organizado por el Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz. Esta actividad ha servido para evaluar el IMPACTO DEL SÍNDROME DE BURNOUT EN EL TRABAJO SOCIAL.
  2. Realización de un Curso online, organizado por el Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz, titulado “Aprendizaje y práctica de la atención plena en el contexto del Trabajo Social”. En este curso de Mindfulness, se incluyeron dos tests, anterior y posterior al curso, que permitían la evaluación de la APLICABILIDAD DEL MINDFULNESS EN SÍNDROME DE BURNOUT.
  3. Un total de 15 grupos de discusión, grupos focales, utilizando metodología comunicativa y donde los propios profesionales transmiten qué necesitan.

Asimismo, ha jugado un papel significativo el diario de campo.

La investigación se encuentra aún en la parte de análisis, pues se siguen recogiendo más datos a través de entrevistas y análisis de artículos de interés, donde compañeros y compañeras nos acercan con sus relatos y vivencias a realidades desconocidas.

Sin embargo, ya en este momento se pueden extraer conclusiones importantes:

Síndrome de burnout en el Trabajo Social en tiempos de crisis

El término “síndrome de burnout”, que en español se traduce como “síndrome del quemado” o “síndrome de estar quemado por el trabajo” se usó por primera vez en 1969. A lo largo de estos años ha habido muchas definiciones de distintos autores, aunque coinciden en que se produce un desgaste, agotamiento y quemado del profesional. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido oficialmente el síndrome de burnout como enfermedad. Este reconocimiento entrará en vigor el próximo 01/01/2022. Lo describe como “un síndrome conceptualizado como resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”, caracterizado por tres dimensiones:

  1. Sentimientos de falta de energía o agotamiento.
  2. Aumento de la distancia mental con respecto al trabajo, o sentimientos negativos o cínicos con respecto al trabajo.
  3. Eficacia profesional reducida.

En la investigación realizada se propuso, bajo el marco de un convenio con el Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz, la realización y difusión de un cuestionario para profundizar en el conocimiento del impacto de la crisis social en los y las Trabajadoras Sociales. Dicho cuestionario, estuvo disponible desde agosto hasta noviembre de 2020 y constó de un total de 47 preguntas, entre las que se incluyeron preguntas validadas usadas en cuestionarios tipo para investigaciones sobre el “Síndrome de burnout” (“Escala validada de MASLACH BURNOUT INVENTORY”), junto con otras preguntas adaptadas a las particularidades de la profesión, para poder relacionarlas y extraer conclusiones.

Los resultados más relevantes obtenidos de la muestra han sido:

  • IMPACTO DE LA CRISIS SOCIAL: Casi unánimemente, los y las Trabajadoras Sociales se han visto impactados/as laboralmente por las circunstancias actuales. Más de la mitad de la muestra indica que su desempeño se ha visto afectado.
  • RELACIÓN CON LAS INSTITUCIONES: Una mayoría siente que las funciones de los y las Trabajadoras sociales no están bien definidas y que existe un exceso de burocracia. 

Además, abrumadoramente consideran que se ha olvidado priorizar sus necesidades durante la crisis.

  • ESTADO PERSONAL.CANSANCIO FISICO Y PSIQUICO: Se aprecia que, un alto porcentaje dice sentir semanalmente molestias físicas (dolor de espalda, de cuello, o dolor de estómago) 

Casi la mitad de la muestra afirma sentirse “consumido/a” al final del día. La mayor parte de éstos (aproximadamente una de cada tres personas) se declara también “quemado/a” al menos una vez por semana.

  • ESTADO PERSONAL. CANSANCIO EMOCIONAL: Se extrae del análisis de los gráficos que aproximadamente el mismo porcentaje que dice sentirse “quemado/a” se declaran emocionalmente agotados /as por su trabajo. 

De éstos/as, la mayoría manifiestan haber necesitado algún tipo de ayuda emocional durante la crisis, al menos una vez por semana. Se trata de aproximadamente una de cada cuatro personas de la muestra.

  • RELACIÓN CON LA PROFESIÓN: Las conclusiones más relevantes de las preguntas en relación al ambiente laboral y relación con la profesión son que; aunque la mayor parte de la muestra está satisfecha con su trabajo actual, hay aproximadamente un 20% (una de cada cinco) que no sólo se plantea el cambio de trabajo, sino el dejar de ejercer la profesión.
  • AUTOCUIDADO: Se aprecia una distribución de las respuestas en relación al autocuidado que practican los y las Trabajadores Sociales, encontrando porcentajes significativos tanto entre los que lo practican como en lo que no. 

Sin embargo, estos profesionales creen mayoritariamente que no se están tomando medidas en este sentido en su ámbito profesional.

Herramientas de autocuidado para su prevención: Mindfulness

Para hacer frente a la sobrecarga laboral, es necesario en muchos casos usar herramientas de desarrollo personal y profesional en estas nuevas situaciones. 

Para el autocuidado en los y las profesionales del ámbito social existe un gran abanico de herramientas; como son el Coaching, la Programación Neurolingüística, herramientas y competencias derivadas de la Inteligencia Emocional, entre otras. Sin duda, una de las herramientas más efectivas con evidencia científica para la prevención y tratamiento del estrés y prevención del síndrome de burnout es Mindfulness. 

Mindfulness (que podría traducirse como “estar atento”) se refiere por un lado a un estado de la mente; y por otro lado, a las técnicas que permiten desarrollar este estado de la mente. Aunque existen muchas definiciones, una de las más utilizadas fuera de los ambientes científicos es la del monje budista Ticht Nat Hanh, quien la define como “mantener viva la propia conciencia focalizada en la realidad presente”.

Algunas de las técnicas que permiten desarrollar ese estado de la mente serían la meditación atencional, generación de aceptación, prácticas informales etc.

Es una técnica multiefectos, con beneficios a nivel atencional, sensorial, somático, experiencial y emocional. 

En la investigación realizada, para evaluar la aplicabilidad del Mindfulness en el tratamiento y prevención del síndrome de burnout se propuso la realización de un Curso online, organizado por el Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz, con una duración de 8 horas (4 sesiones de 2 horas) titulado “Aprendizaje y práctica de la atención plena en el contexto del Trabajo Social”. En este curso de Mindfulness, se incluyeron dos tests, anterior y posterior al curso, que permitían evaluar cómo afectó la práctica al alumnado.

Como conclusión principal tras el análisis de los tests, se comprueba cómo las personas participantes con nivel de quemado alto, que no faltaron a ninguna sesión y que realizaron las prácticas recomendadas e hicieron seguimiento, al finalizar el curso no solo había aumentado su nivel de mindfulness, sino que también se había reducido su nivel de quemado.

Conclusiones generales hasta el momento

En la investigación realizada, por el momento se pueden extraer las siguientes conclusiones:

  1. En la muestra analizada, se comprueba cómo los y las Trabajadoras Sociales se consideran impactados/as laboralmente por esta crisis social, presentándose consecuencias en su salud física, mental y emocional.
  2. Aquellas personas de la muestra que se sentían “quemadas”, han reducido su nivel de quemado tras la práctica de Mindfulness. Asimismo, dentro del contexto del Trabajo Social, esta práctica les ha proporcionado otro tipo de beneficios, como por ejemplo la reducción de la rumiación, regulación emocional, exposición de miedos, etc.

Como investigación en curso, las conclusiones anteriores se consideran aún provisionales. 

En tiempos de incertidumbre, me motiva seguir moviendo al Trabajo Social, promoviendo el autocuidado desde la investigación para seguir avanzando en nuestra profesión. ¡JUNTOS Y JUNTAS HACEMOS MÁS! 

Bibliografía

  • El Sahili, L. (2015). Burnout. Consecuencias y soluciones. México: Manual Moderno.
  • Gil-Monte, P. R. (2005). El síndrome de Quemarse por el Trabajo (burnout). Una enfermedad laboral en la sociedad del bienestar. Madrid: Pirámide.

Cádiz, 27 de octubre de 2020

ENTREVISTA A
Rocío Laura Flores Mulero
Trabajadora Social en Residencial Lago de Arcos

En el momento actual, en el que se ha vuelto a decretar el estado de alarma, continuamos compartiendo experiencias de profesionales durante el estado de alarma anterior y la situación de confinamiento. En esta ocasión contamos la experiencia en un centro geriátrico.

Tu trabajo diario, durante el confinamiento, ¿fue distinto? ¿En qué cambió? 

Sí, durante el confinamiento nos enfrentamos a diversos cambios. 

Ahora la atención directa a residentes en el despacho está más controlada, se han tomado y se siguen poniendo en práctica todas las medidas de prevención recomendadas por la OMS. (Organización Mundial de la Salud, 2020. Recuperado de https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public)

La atención a familiares que habitual y generalmente se hacía de manera presencial en el despacho de trabajo social, se estuvieron realizando vía telefónica o a través de emails debido al cierre de visitas en residencia provocado por el estado de alarma.

Al mismo tiempo, también quedó suspendido el servicio de centro de día impuesto por la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de Andalucía como medida de prevención ante las agresivas consecuencias que estaba teniendo el virus en los mayores. El departamento de trabajo social continuó durante el confinamiento manteniendo el contacto con estas usuarias, porque en este sentido son todas de género femenino, o familiares de las mismas, llevando un seguimiento de su estado en domicilio compensando así el cierre del servicio. 

¿Qué echaste en falta para haber podido desarrollar tu trabajo en unas mejores condiciones?

Sobre todo sentimos la ausencia de conocimiento de la situación de gravedad en la que nos estábamos sumergiendo y EPIs desechables para una mayor precaución ante la atención directa con las mayores. Al principio del Estado de Alarma, aún sin conocimientos detallados de la importancia de todo lo que estaba ocurriendo a nuestro alrededor, a nivel mundial, es de obviar que todos los profesionales socio sanitarios nos hemos encontrado en la misma situación, una situación de incertidumbre donde nos ahogaba una gran batería de preguntas y sensación de incertidumbre sobre lo que acontecía. 

Desde la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, así como desde la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de Andalucía, nos iba llegando instrucciones, las cuales hemos acatado a “raja tabla”. 

¿Se puede implementar de manera permanente la tecnología en algún aspecto de tu trabajo? ¿De qué forma?  

Podríamos implementar las vídeo-llamadas permanentes como manera de contacto auditivo-visual entre residentes y familiares. Es una innovación que llevamos a la práctica desde el principio del confinamiento obteniendo un resultado enriquecedor, donde la emoción de los mayores ha superado con creces los objetivos propuestos. El orgullo que ellos sienten al utilizar este tipo de tecnología y poder ver a su familiar al otro lado de la pantalla nos provoca un gran sentimiento de satisfacción en nuestro campo de trabajo. 

¿Han puesto en marcha desde tu puesto de trabajo algún nuevo servicio o prestación? ¿Algo relevante o innovador?  

A causa de que el servicio de centro de día se vio suspendido, se puso en marcha una tarea de seguimiento activo de aquellas usuarias que ahora se encontraban en domicilio. Semanalmente se rellenaron unos cuestionarios on-line creados por la Agencia de Servicios Sociales y Depedencia – Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, donde se analizaba la necesidad de atención domiciliaria por profesionales. En nuestro caso, debido a que las usuarias del servicio se encontraban atendidas por sus familiares, no han tenido la necesidad de atención por auxiliares del servicio de Ayuda a Domicilio ni tampoco personación de fisioterapeuta para llevar a cabo las actividades funcionales varias que se llevan a cabo desde dicho departamento del centro. 

Por otro lado, con respecto a la reanudación de visitas en el centro, se creó un protocolo para las mismas donde se contempló las distintas fases de transición hacia la nueva normalidad. (BOJA extraordinario núm. 31 – Jueves, 28 de mayo de 2020), visitas planificadas y previamente concertadas según el tamaño del centro, de una hora de duración cómo máximo y realizándose por una única y misma persona a ser posible con previa declaración responsable certificando no manifestar síntomas compatibles con el COVID-19 para evitar así que el virus entrará en el centro. 

¿Qué debe aportar el Trabajo Social después de lo vivido en estos tiempos de crisis sanitaria por el COVID?  

La crisis sanitaria que estamos viviendo está teniendo un fuerte impacto social sobre la sociedad provocando así una importante crisis económica que está afectando a las diversas clases sociales.

De ahí que el trabajo social garantice a la población, a través de los Servicios Sociales Comunitarios, la cobertura de sus necesidades y cree una red de recursos de apoyo para aquellos que lo precisen. 

Específicamente en el ámbito geriátrico, el trabajo social tiene que seguir trabajando en coordinación con el sistema sanitario intentando frenar la propagación del COVID-19.

¿Qué más se podría haber hecho desde tu puesto de trabajo?

Desde mi propia experiencia me quedo con el ‘buen sabor de boca’ de que hemos trabajado sobre todas nuestras posibilidades. Hemos llevado a cabo cada una de las indicaciones y precauciones recibidas por la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, con la suerte de que todo ha marchado hasta el momento correctamente, sin tener que lamentar ningún caso y/o víctima en el centro. 

¿Podrías contarnos alguna anécdota o un caso relevante durante el Estado de Alarma? Podría contar como anécdota las lágrimas que nos han sacado nuestros mayores tras el reencuentro con sus familiares una vez abierta la verja de las visitas. Visitas llenas de emoción, ansias, tensión y ganas de un largo abrazo por todo el tiempo perdido desde ese lejano 14 de marzo del 2020, pero respetando a su vez en contra de sus necesidades, las medidas de precaución impuestas por los órganos competentes frente al freno de transmisión del COVID-19. Hay que reconocer que ante una situación tan esperada y considerando las edades de nuestros mayores y las ganas e impaciencia por ese reencuentro, tanto ellos/as como sus familiares, han cumplido con creces nuestras expectativas respecto a sus actitudes y comportamiento durante las visitas, comportamiento que nos hace sentir a toda la plantilla que forma el centro, sentimiento de orgullo y de admiración por ello.

Málaga, 22 de julio de 2020

ENTREVISTA A
Cayetana Puertas Orozco.
Trabajadora Social. Centro de protección de menores.

Tu trabajo diario, durante el confinamiento, ¿ha sido distinto? ¿En qué ha cambiado?

Sí. Ha cambiado en diferentes aspectos del funcionamiento en general. Por un lado, en la dinámica del trabajo puesto que desde que se declaró el estado de alarma he estado combinando trabajo presencial con teletrabajo. A su vez, las funciones diarias se han visto afectadas, ya que durante el confinamiento no se han efectuado ni ingresos ni traslados de menores, tampoco se han realizado visitas supervisadas ni permisos de salidas de los/las menores con los familiares, ni se ha llevado a cabo una gestión y coordinación con los diferentes recursos y entidades con las que nos coordinamos en nuestro día a día en el trabajo, puesto que todo ha estado parado.

¿Qué has echado en falta para haber podido desarrollar tu trabajo en unas mejores condiciones?

Haber contado desde primera hora con material suficiente de protección para prevenir el contagio del COVID-19, así como con un protocolo previamente establecido para hacer frente a la crisis sanitaria.

¿Se puede implementar de manera permanente la tecnología en algún aspecto de tu trabajo? ¿De qué forma?

A pesar de la importancia que tiene el desarrollar mi actividad laboral de manera presencial, considero que se puede implementar el teletrabajo combinándolo con el trabajo presencial. Desde mi punto de vista es una manera de optimizar el tiempo para llevar a cabo funciones, como por ejemplo, la realización de informes sociales, coordinación telefónica con otras entidades, e incluso las reuniones realizadas desde cualquiera de las diferentes plataformas que te permiten mantener una reunión en linea entre las distintas partes intervinientes en un caso.

¿Han puesto en marcha desde tu puesto de trabajo algún nuevo servicio o prestación? ¿Algo relevante o innovador?

Desde mi puesto de trabajo y en relación a los contactos de los/las menores con sus familiares, hemos añadido durante el confinamiento la realización de videollamadas, así como la ampliación de los días de llamadas telefónicas.

¿Qué supondrá la situación post-COVID de cara a tu trabajo diario? 

Tener que trabajar bajo un estricto protocolo interno consistente en medidas de prevención del COVID-19.

¿Qué debe aportar el Trabajo Social después de lo vivido en estos tiempos de crisis sanitaria por el COVID?

Un trabajo de calidad que garantice el acceso a los diferentes recursos y se apoye para cubrir las necesidades de todas las personas en situación de vulnerabilidad social.

¿Qué más se podría haber hecho desde tu puesto de trabajo?

Desde mi puesto de trabajo y teniendo en consideración las circunstancias y las limitaciones que hemos tenido desde que se declarase el estado de alarma, no se ha podido hacer más de lo que se ha hecho; ampliación de contactos familiares a través de llamadas telefónicas y videollamadas, ya que hemos estado muy limitados/as a la hora de poder coordinar con los diferentes recursos.

ENTREVISTA A
Macabea Cucarella Ortega.
Trabajadora Social. Centro de menores.

Tu trabajo diario, durante el confinamiento, ¿ha sido distinto? ¿En qué ha cambiado?

Si ha sido distinto, se han paralizado en gran medida las gestiones técnicas propias, dando prioridad a las comunicaciones de los/as menores acogidas con sus familiares a través de videollamadas y en el desarrollo de actividades creativas, de ocio y deportivas.

¿Qué has echado en falta para haber podido desarrollar tu trabajo en unas mejores condiciones?

Soporte digital de calidad, para las gestiones telemáticas.

¿Se puede implementar de manera permanente la tecnología en algún aspecto de tu trabajo? ¿De qué forma?

Si, dotando de equipos y plataformas que sean capaces de soportar las gestiones de forma telemática.

¿Han puesto en marcha desde tu puesto de trabajo algún nuevo servicio o prestación? ¿Algo relevante o innovador?

El desarrollo del régimen de contactos familiares, en lugar de forma presencial a través de videollamadas. Así como las reuniones de coordinación con las distintas instituciones intervinientes.

¿Qué supondrá la situación post-COVID de cara a tu trabajo diario? 

A día de hoy, aún no me atrevería a decir nada más que la ejecución de gestiones de forma telemática; pues en mi opinión, el trabajo social requiere del contacto con las personas y su medio/contexto.

¿Qué debe aportar el Trabajo Social después de lo vivido en estos tiempos de crisis sanitaria por el COVID? 

Que somos profesionales imprescindibles para la sociedad.

¿Qué más se podría haber hecho desde tu puesto de trabajo?

Seguro se podría haber hecho algo más, ha sido una situación tan excepcional que no existían precedentes de intervención. Desde mi punto de vista, ha sido fundamental acompañar a los/as menores acogidos en el centro y a sus familiares, con actitud positiva, creativa y de recuperación.

¿Podrías contarnos alguna anécdota o un caso relevante durante el COVID 19?

El aumento de vinculación entre los/as menores acogidos y los profesionales (dirección, equipo técnico, equipo educativo y servicio externo) y la horizontalidad, siendo todos/as imprescindibles en la lucha contra la pandemia. Participando todos/as en la mayoría de las actividades programadas y la inversión en muchas ocasiones de roles, donde los/las menores apoyaban, animaban y empatizaban con sus adultos de referencias. Reconociendo y alabando el trabajo realizado y fundamental del servicio externo (limpiadoras) que normalmente en el día a día de un centro, es el menos reconocido.

Málaga, 7 de julio de 2020

En febrero de 2020, y tras casi un año de trabajo creando un nuevo proyecto de revista, TSDifusión inició su andadura. Apenas comenzó nuestro “rodaje” cuando éste se vio interrumpido por las consecuencias que ha traído la pandemia del COVID-19, y que tantas cosas ha cambiado en los últimos meses.

Si algo positivo nos deja la pandemia, es que hemos aprendido que las Nuevas Tecnologías nos permiten comunicarnos, interrelacionarnos y trabajar de forma conjunta, y pueden facilitar que TSDifusión cuente con un equipo de trabajo real e interprovincial que va a aprovechar la oportunidad que nos dan las herramientas digitales para fomentar la participación y enriquecer la revista.

En nuestra vuelta a las publicaciones, os invitamos a que contéis vuestras vivencias profesionales durante la pandemia. TSDifusión agradece la colaboración a las profesionales que nos han contado su experiencia a través de una entrevista, las cuales iremos publicando.

ENTREVISTA A
María del Pilar Estévez Muñoz
Trabajadora Social. Centro de Menores

Tu trabajo diario, durante el confinamiento, ¿ha sido distinto? ¿En qué ha cambiado?

Muy distinto. Tratándose de un centro de protección de menores, hemos tenido que confinar a 19 menores, los y las cuales no han podido relacionarse ni siquiera con sus familiares de manera directa, teniendo que cambiar una dinámica completa de funcionamiento, para adaptarla a la situación generada de dicho confinamiento. Con flexibilización de normativa interna, cambios en el Proyecto Educativo y demás instrumentos educativos de centros, reinvención en las formas de relación (video llamadas con familias, intervenciones telemáticas) etc.

Todo ello con el objetivo de reducir el impacto emocional que ha producido el aislamiento de la población atendida, y en un tiempo record para adaptar rápidamente la situación a las necesidades del grupo de menores atendidos/as.

Igualmente se ha tenido que imponer un protocolo estricto de medidas sanitarias, tanto para un equipo de profesionales que trabajamos en el centro, como para los propios y las propias menores, teniendo que integrarlo e interiorizarlo en la dinámica convivencial del recurso. Algo que ha sido realmente complicado.

¿Qué has echado en falta para haber podido desarrollar tu trabajo en unas mejores condiciones?

En una fase inicial, más apoyo de la Administración Pública de la que dependemos. En la primera fase del confinamiento, los centros de protección de menores no se les reconocían como servicio esencial, por lo que no se nos consideraba como grupo de riesgo. A pesar de que tuvimos a un menor durante 20 días en aislamiento, con síntomas compatibles al COVID-19. Y en otros centros, me consta que también ha habido menores aislados/as.

Empezamos a afrontar la situación sin los equipos de protección adecuados y suficientes. Los pocos que teníamos se consiguieron a través de nuestra propia organización Prodiversa. A medida que fueron pasando las semanas, la Junta de Andalucía, reconoció a los centros de protección de menores, como servicio esencial y de riesgo, y empezaron a surtir de los medios para llevar a cabo nuestras funciones. Hasta el momento, que han vuelto a retirar la distribución de los EPI, coincidiendo con la reanudación de las visitas familiares e intervenciones con las mismas, aludiendo que el material está disponible en distintos comercios.

¿Se puede implementar de manera permanente la tecnología en algún aspecto de tu trabajo? ¿De qué forma?

El teletrabajo combinado con lo presencial de las intervenciones, ha supuesto una novedad importante, que ha resultado ser bastante positiva y productiva.

Pero es imposible un Trabajo Social solo desde el teletrabajo, éste debe quedar para la parte más creativa y de desarrollo de nuestras funciones, como la elaboración de los planes de intervención, acciones administrativas telemáticas, proyectos, programaciones y memorias, redacción de informes sociales, etc.; y de coordinación con reuniones telemáticas. En cierto modo el COVID-19 ha servido para reinventarnos.

Y la parte presencial para intervenciones directas, que éstas evidentemente siempre deben ser presenciales, porque se ha demostrado en estos días de confinamiento, en las que se han tenido que hacer intervenciones sociales vía telemática, han perdido cercanía, calidad y calidez en las mismas. Algo que en Trabajo Social es fundamental, para conseguir unos resultados óptimos.

¿Han puesto en marcha desde tu puesto de trabajo algún nuevo servicio o prestación? ¿Algo relevante o innovador?

Seguimos manteniendo dos días de teletrabajo, para todas las funciones que anteriormente se ha mencionado, y las reuniones de coordinación telemáticas con distintos profesionales externos e internos de nuestra área.

¿Qué supondrá la situación post-COVID de cara a tu trabajo diario? 

Aprender a trabajar con un estricto control en protocolos y medidas sanitarias que muchas veces cuesta mantener, sobre todo en cuanto al distanciamiento social.

Trabajamos con personas, y cambiar un sistema de relación, en intervenciones sociales, teniendo en cuenta las situaciones que tratamos, es muy difícil. Pero hay que integrarlas, a pesar de lo que nos va a costar cambiar ese modelo.

¿Qué debe aportar el Trabajo Social después de lo vivido en estos tiempos de crisis sanitaria por el COVID? 

El Trabajo Social es un servicio esencial que debe estar presente más que nunca en estos momentos. Debemos aportar todos los medios técnicos necesarios para resolver aquellos problemas derivados de esta grave crisis, y acompañar a todas las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, dotándolos de todas las herramientas necesarias para que puedan salir de la situación en la que se encuentran. Esto solo lo puede hacer la profesión.

Si se me permite la comparación, yo siempre digo, que el Trabajo Social es como la Medicina en el ámbito de los problemas sociales. Más que nunca debemos estar al pie de cañón interviniendo de manera directa en los problemas derivados de esta grave situación. Porque somos los/las profesionales especializados/as y formados/as para ello.

¿Qué más se podría haber hecho desde tu puesto de trabajo?

En mi área de trabajo, se ha hecho todo lo que se podía hacer. No creo que se podría haber hecho más, dadas las circunstancias.

¿Podrías contarnos alguna anécdota o un caso relevante durante el Estado de Alarma?

En un centro de protección de menores, se podrían escribir mil anécdotas. Momentos de angustias y miedo, familias desesperadas y asustadas por sus hijos e hijas sin poder verlos, el aislamiento de un menor, etc.  

Pero de todo me quedo con la lección que me han dado 19 menores con sus diferentes problemáticas, que han superado de manera muy positiva una situación tan complicada a pesar del aislamiento que han tenido; y el trabajo de un equipo interdisciplinar que ha trabajado intensamente, demostrando que sin ese espíritu de equipo y gran profesionalidad hubiera sido imposible salvar estos días tan terriblemente duros que hemos pasado. 

ENTREVISTA A
Josefa Rodríguez Galán
Trabajadora Social. Centro de personas con diversidad funcional

Tu trabajo diario, durante el confinamiento, ¿ha sido distinto? ¿En qué ha cambiado?

No ha variado mucho, en el sentido de que he seguido con mi día a día, gestionando recursos para las familias que lo precisan e informando

¿Qué has echado en falta para haber podido desarrollar tu trabajo en unas mejores condiciones?

El contacto directo con las familias y las administraciones. 

¿Se puede implementar de manera permanente la tecnología en algún aspecto de tu trabajo? ¿De qué forma?

Si, a través de video llamadas con familias y otras Asociaciones.

¿Han puesto en marcha desde tu puesto de trabajo algún nuevo servicio o prestación? ¿Algo relevante o innovador?

No, he seguido trabajando como siempre, de forma presencial en mi trabajo a puerta cerrada, pero con los mismos recursos (telefónicos y ordenador).

¿Qué supondrá la situación post-COVID de cara a tu trabajo diario? 

Más labor social, ya que debido a esta situación han aparecido muchas familias en situación de riesgo y vulnerabilidad.

¿Qué debe aportar el Trabajo Social después de lo vivido en estos tiempos de crisis sanitaria por el COVID? 

El Trabajo Social debe aportar mucho ánimo a las familias y reforzar las medidas de protección para los usuarios y familiares  para poder volver a la normalidad lo antes posible, ya que nuestros/as usuarios/as son de gran riesgo.

¿Qué más se podría haber hecho desde tu puesto de trabajo?

Se ha trabajado e intervenido en todas las situaciones que se nos han planteado, dentro de nuestras limitaciones, ya que no se ha podido tener un contacto directo, que esto siempre facilita mucho el trabajo.

¿Podrías contarnos alguna anécdota o un caso relevante durante el Estado de Alarma?

Una familia que me comentó que su hija gravemente afectada, llevaba una semana en la cama sin poder levantarla para sentarla en la silla de ruedas, por ser ellos mayores y no poder hacer la transferencia.

Me puse en contacto con Servicios Sociales Comunitarios para solicitarle ayuda a domicilio, les expuse el tema y les comuniqué que esta usuaria, aunque asiste al Centro de día, y debería de tener las 22 horas mensuales de ayuda domicilio, la familia nunca la había solicitado. Les comenté la posibilidad de que pudiera ir una cuidadora por la mañana para asearla y levantarla y nuevamente por la tarde/noche para volverla a asear y acostarla, para evitar que se le produjeran escaras.

A la semana llamé a la familia y ya tenían a la cuidadora que les prestaba el servicio solicitado. Volví a retomar la conversación con el padre, para que una vez que finalice el confinamiento, debe solicitar la ayuda domiciliaria, de una hora diaria de lunes a viernes que le corresponde por asistir al centro de día, ya que su hija lo precisa y ya han visto el problema que les ha surgido por no haberla solicitado en su momento. Siempre que se les proponía, la rechazaban. 

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