Málaga, 26 de octubre de 2021

Francisco Javier García Santos
Profesional de la orientación laboral y Psicólogo con habilitación sanitaria.
Técnico de empleo de la Asociación Arrabal AID

Entre las seis prioridades de la Comisión Europea para el periodo 2019-2024, está promover una economía al servicio de las personas. De esta manera, se pretende reforzar la economía de la Unión Europea fomentando la creación de un empleo de calidad, protegiendo los puestos de trabajo existentes, reduciendo las desigualdades y afianzando la unión económica y monetaria. Esta priorización supone una continuidad de esa visión por la que todos los países de la Unión Europea entienden el desempleo como una problemática común que debe de abordarse de forma conjunta y desde una perspectiva transnacional. Esa sensibilidad social se cristaliza en la Estrategia Europea de Empleo, que comienza su despliegue en 1997. 

La aplicación de esta estrategia, supone el establecimiento de unas orientaciones de las políticas de empleo que los distintos países miembros deben de transponer a su ámbito de responsabilidad, en su respectiva legislación y en los programas nacionales de reforma. 

De evaluar la implementación de dichos programas nacionales se derivarán una serie de recomendaciones en función de los resultados obtenidos para cada uno de los países miembros.  Este ciclo de coordinación recibe el nombre de Semestre Europeo. 

A grandes rasgos, este es el contexto normativo e institucional en el que la Orientación Profesional (también llamada orientación laboral u orientación sociolaboral), como disciplina aplicada, ha tenido un importante desarrollo en nuestro país, constituyéndose como un instrumento principal de las Políticas Activas de Empleo.

Distintas Administraciones Públicas en nuestro País, competentes en materia de empleo, han puesto en marcha distintos programas y servicios que pretenden incrementar el nivel de empleabilidad de las personas desempleadas. Algunos de ellos han sido puestos en marcha con el apoyo de entidades, tanto públicas como privadas, habitualmente mediante convocatorias de subvenciones; otros, han sido puestos en marcha con recursos propios de estas mismas Administraciones. Paralelamente, entidades del Tercer Sector y Obras sociales de entidades financieras, también han impulsado programas de mejora de la empleabilidad, manifestando de este modo su compromiso con las personas con especiales dificultades de inserción. Algunos proyectos de Cruz Roja Española o el Programa Incorpora de La Obra Social de La Caixa, serían un ejemplo de este último grupo de programas.

Este contexto ha propiciado que un importante y heterogéneo número de profesionales hayan pasado a hacer de la orientación laboral su actividad profesional principal, compartiendo a nivel general un objetivo común, promover la incorporación laboral de personas desempleadas. Ahora bien, es importante destacar las significativas diferencias existentes entre los distintos programas, y cómo éstas van a configurar las exigencias profesionales del personal técnico de orientación. 

Pueden encontrarse proyectos cuyas actividades inciden especialmente en las personas desempleadas, promoviendo el desarrollo de habilidades y competencias, además de desarrollar un entrenamiento para afrontar el proceso de búsqueda de empleo. Un subgrupo de estos últimos, trabaja de forma intensiva, en lo referido a tiempo de intervención y recursos destinados, con un número muy reducido de personas. 

Otros programas centran la atención en aportar dinamismo al mercado de trabajo, atendiendo principalmente a oferentes de empleo. En ocasiones, la labor orientadora queda encuadrada dentro de un proceso de capacitación profesional, donde el personal técnico además de las responsabilidades propias tiene que asumir tareas relacionadas con la gestión de acciones formativas y/o prácticas profesionales. 

De este crisol de situaciones podemos extraer varias conclusiones respecto al perfil de las personas que desarrollan la orientación laboral que pueden invitarnos a reflexionar: 

  • Las exigencias técnicas y competenciales para el personal técnico de orientación pueden ser muy variadas dependiendo del contexto profesional. 
  • El perfil formativo y experiencial de las personas que trabajan en la orientación laboral es tremendamente variado, no existiendo un itinerario formativo reglado específico, que capacite para el desarrollo de todas las actuaciones que se impulsan desde el ámbito de la orientación profesional. 
  • Relacionado con la idea anterior, es habitual que se requiera un nivel formativo de carácter superior, de titulaciones universitarias que pertenezcan, preferentemente, al ámbito social. Además, con frecuencia se exigen méritos formativos que, o bien no se encuentran disponibles, o bien se definen de forma muy ambigua. 

En línea con lo expuesto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en su título “Orientación Profesional y Políticas Públicas. Cómo acortar distancias”, ya ponía de manifiesto que gran parte del personal de orientación no ha extraído de la titulación superior cursada las aptitudes, conocimiento y destrezas para el desempeño profesional.  También, ese mismo trabajo pone de manifiesto que muchas personas que  son nombradas para el ejercicio de labores orientadoras no han recibido formación específica en dicha disciplina. 

Por tanto, queda claro que las exigencias propias del desempeño de la labor de orientación profesional son tan diversas que no es suficiente el hecho de cursar una titulación de carácter superior, si no que la persona interesada por el ejercicio, deberá completar su perfil profesional diseñando su propio itinerario formativo y competencial de especialización, en contextos donde incluso no existen acciones formativas específicas para ello. Esta perspectiva engancha directamente con unos de los objetivos estratégicos formulados para el desarrollo de políticas activas de empleo, la profesionalización del personal de orientación. 

¿Es posible promover actuaciones eficientes que permitan la adaptación de las personas desempleadas a nuestro actual mercado de trabajo constantemente cambiante y digitalizado por parte de profesionales que no cuenten con la suficiente especialización?; se nos antoja como algo complicado. 

Profesiograma: propuesta desde la experiencia

Con el ánimo de apoyar el proceso de toma de decisiones, referido a la elección de acciones que supongan una especialización profesional en el caso de personas que quieran dedicarse profesionalmente al ámbito de la orientación laboral, pasamos a exponer una propuesta de profesiograma de las personas profesionales de empleo en general. Esta propuesta está basada en las conclusiones extraídas de una trayectoria de más de veinte años coordinando programas de mejora de la empleabilidad, seleccionando y formando personal técnico de orientación, y asesorando a personas desempleadas.  Nuestra propuesta es la siguiente: 

  • Desde el punto de vista actitudinal y de valores profesionales: contar con una visión positiva del ser humano, entendiendo que las personas tienen recursos, intereses y objetivos. 
  • Respecto a conocimientos técnicos: Conocimientos de legislación laboral, marco normativo de las Políticas Activas de Empleo, Sistema de Formación para el Empleo/Formación Profesional, el proceso de Acreditación de Competencias adquiridas por vías no formales de formación, el Sistema Nacional de Cualificaciones Profesionales, Estructura orgánica y funcional de las administraciones competentes en materia de empleo y asistencia social del contexto en el que se trabaja, marco legislativo aplicable cuando se trabaja con colectivos específicos (por ejemplo reglamento de extranjería), Recursos de empleo específicos de contexto geográfico de influencia.
  • Respecto al dominio de metodologías: gestión por competencias, técnicas de selección de personal, entrevistas semi-estructuradas, metodologías para el trabajo con los objetivos de las personas y desarrollo de tutorías, metodologías relacionadas con el desarrollo de intervenciones en modalidad grupal.
  • Respecto a competencias profesionales o soft skills: orientación a la clientela, orientación a la vulnerabilidad, trabajo en equipo, orientación al logro, orientación a resultados, desarrollo de interrelaciones, comunicación, autocontrol emocional, gestión de información y preocupación por la actualización constante, orientación hacia la tecnología, pensamiento analítico, proactividad, innovación.

Destacar, también, la importancia de que el personal técnico cuente con conocimientos relacionados con la formulación y gestión de proyectos y programas sociales. Puesto que procurar introducir cambios en la actual dinámica del mercado de trabajo requiere en muchas ocasiones experimentar nuevos “modos de hacer”, en numerosas ocasiones, es el personal técnico de orientación quien se responsabiliza de la presentación de proyectos innovadores de empleo a distintas convocatorias de subvenciones. 

Si relacionamos este profesiograma que hemos trazado con el perfil competencial técnico de las personas profesionales del Trabajo Social, es muy sencillo encontrar puntos de contacto entre ambos, lo que hace tremendamente razonable que trabajadores y trabajadoras sociales se especialicen en el ámbito de la orientación socio laboral. 

En líneas generales, las personas profesionales del Trabajo Social, se orientan a la vulnerabilidad, intentando prevenir situaciones de exclusión social. Van a favorecer la promoción social de las personas, y qué duda cabe, que la consecución de empleo es un importante instrumento para ello. 

La óptica comunitaria de intervención es algo que caracteriza el ejercicio del Trabajo Social y es un proceder muy coherente para promover cambios en un mercado de trabajo donde hay tantos agentes implicados. Desenvolverse en un contexto institucional público y establecer interrelaciones con otros profesionales suele ser un denominador común de un día habitual de trabajo en el caso de los/las trabajadores/as sociales, así como también lo es la atención directa a la ciudadanía. 

Por último, responsabilizarse de tareas relacionadas con el ciclo de gestión de programas sociales es algo que se va a presuponer siempre en el caso de este grupo de profesionales. 

Por todo lo expuesto, desde nuestra perspectiva, es pertinente conceptualizar el ejercicio de la orientación laboral como una salida profesional de las personas profesionales del Trabajo Social, donde van a relacionarse con otras personas tituladas del ámbito social. Ahora bien, para poder atender a las exigencias de los puestos relacionados con la orientación socio laboral, tendrán que invertir en un proceso de especialización de postgrado (no necesariamente en el contexto universitario) que les permita adquirir las habilidades, competencias y conocimientos expresados anteriormente. 

Bibliografía

Alcalá, Miguel Angel y Otros. (2001). La entrevista de selección: Manual para el entrevistador y el entrevistado. CIE Dossat 2000

Castillo, Joaquina y Otros. (2002). La Orientación Profesional en el programa Andalucía Orienta. Junta de Andalucía, Consejería de Empleo y Desarrollo Tecnológico, Dirección General de Empleo e Inserción.

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. (OCDE). (2004). Orientación Profesional y Políticas Públicas. Cómo acortar distancias. Ministerio de Educación y Ciencia. https://www.oecd.org

Bernal Cantó, Ángeles. (2006). Orientación Laboral. SERVEF. Generalitat Valenciana. https://labora.gva.es/va/ciutadania

Manzorro Pérez-Blanco, Oliva y Otros (2009). El Sistema de Evaluación del Desempeño en la Red Andalucía Orienta: Manual para el personal técnico. Servicio Andaluz de Empleo, Consejería de Empleo, Junta de Andalucía.

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