Lo que “27 noches” pone sobre la mesa sobre los apoyos a la capacidad y el peritaje de trabajo social

Málaga, 17 de diciembre de 2025

Resumen: esta reseña aborda la película argentina “27 noches” desde la mirada del peritaje de trabajo social en el ámbito de las medidas de apoyo a personas con discapacidad. A partir del conflicto entre Martha, una mujer mayor con un patrimonio cuantioso y sus hijas, se analizan los límites entre protección y control, así como el papel que pueden jugar los peritajes de trabajo social cuando existen intereses patrimoniales o de otro tipo en disputa. El texto pone en diálogo la trama de la película con el marco normativo actual sobre capacidad jurídica y apoyos, especialmente tras la Ley 8/2021 en España. Más que ofrecer respuestas cerradas, la reseña propone utilizar la película como herramienta para reflexionar sobre cómo acompañar la autonomía, prevenir situaciones de vulnerabilidad y diseñar apoyos que protejan sin anular el proyecto de vida de la persona.

Desarrollo: “27 noches” es una comedia dramática argentina de 2025 dirigida por Daniel Hendler, basada en la novela homónima de Natalia Zito e inspirada en el caso real de Natalia Kohen, una mujer mayor internada en un neuropsiquiátrico contra su voluntad por decisión de sus hijas. La película se estrenó en el Festival de San Sebastián y a día de hoy se puede ver en Netflix, lo que ha multiplicado la difusión de una historia que toca de lleno cuestiones que, desde el peritaje de trabajo social, conocemos bien: capacidad jurídica, medidas de apoyo, patrimonio y conflictos familiares alrededor de la vejez.

La protagonista, Martha Hoffman, es una mujer de más de 80 años, excéntrica, muy rica y profundamente vital. Sus hijas deciden internarla en una clínica psiquiátrica alegando una posible demencia y el riesgo de que “dilapide” la fortuna familiar. A partir de ahí entra en escena la figura del perito judicial, en este caso un psicólogo, que debe responder a una pregunta aparentemente sencilla pero en realidad demoledora: ¿Martha es una mujer con deterioro cognitivo que necesita ser protegida a través del encierro o una mujer lúcida cuyo modo de vivir, de amar y de gastar su dinero choca con los proyectos de sus hijas?

Un espejo (incómodo) de los conflictos que vemos en el peritaje de trabajo social

Desde la mirada del peritaje de trabajo social, la película funciona como un espejo incómodo. Salvando las distancias con la realidad española actual, muchas escenas recuerdan situaciones que encontramos cuando realizamos peritajes de trabajo social en el marco de medidas de apoyo a personas con discapacidad o en procesos complejos en torno a personas mayores:

• Conflicto de intereses entre la persona y la familia: las hijas se presentan como cuidadoras preocupadas, pero al mismo tiempo son las potenciales herederas de un patrimonio cuantioso. La línea entre “te cuido” y “controlo tu vida y tus bienes” es difusa, y la película la exhibe sin moralinas, pero con bastante claridad.
• Patologizar la diferencia: la excentricidad de Martha, su vida social activa, su forma libre de relacionarse con hombres más jóvenes y su manera de manejar el dinero se convierten en “síntomas” que justifican el encierro. Lo que podría leerse como proyecto de vida alternativo se reinterpreta como riesgo.
• Uso del sistema sanitario y judicial como herramienta de control: la internación psiquiátrica y la intervención pericial aparecen como dispositivos que la familia activa para legitimar su posición. Vemos cómo el poder médico y el poder judicial se combinan para ordenar la vida de alguien a quien se considera “vulnerable”.

Para las y los peritos de trabajo social, esto es terreno conocido: familias fracturadas, relatos incompatibles, sospechas cruzadas, miedos reales y también intereses muy materiales. La película retrata bien esa sensación de entrar en una historia donde nadie es completamente “la víctima” ni del todo “el villano o la villana”, pero en la que sí hay una persona cuyo proyecto vital corre el riesgo de quedar anulado.

El contraste con el modelo español de apoyos: de la incapacitación a la voluntad de la persona

Aunque “27 noches” se basa en un caso argentino de 2005, el debate que plantea dialoga directamente con la reforma española de la Ley 8/2021, que elimina la incapacitación judicial y la tutela para las personas con discapacidad y las sustituye por un sistema de medidas de apoyo centrado en la voluntad y las preferencias de la persona.

En España, al menos sobre el papel, ya no es posible “incapacitar” a alguien ni asumir que la discapacidad (o la edad) anula su capacidad jurídica. El objetivo de la reforma es pasar:

De un modelo de sustitución (“yo decido por ti porque eres incapaz”) a un modelo de apoyos (“te apoyo para que tú puedas decidir, con los ajustes necesarios”)

Se suprime la tutela en el ámbito de la discapacidad y se da especial relevancia a la guarda de hecho, contemplando, además, curatela tanto asistencia como representativa y el defensor judicial cuando existe conflicto de intereses.

Desde este espacio, “27 noches” sirve casi como recordatorio de lo que queremos dejar atrás: la idea de que el principal modo de proteger a una persona mayor o con discapacidad es sacarla de escena, encerrarla o sustituirla en todas sus decisiones. Nos advierte también de un riesgo muy actual: aunque cambie el marco jurídico, si no cambiamos las prácticas, podemos seguir anulando a las personas, pero ahora bajo la etiqueta de “apoyos”.

¿Qué aporta la película a la reflexión sobre el peritaje de trabajo social?

Si miramos la trama desde la posición de un peritaje de trabajo social, hay varias capas interesantes:

1. Centralidad del proyecto de vida de la persona. Martha tiene deseos claros: seguir viviendo de una determinada manera, relacionarse con quien quiere, utilizar su dinero como le parece. La película obliga a preguntarnos qué lugar ocupa ese proyecto vital en un peritaje de trabajo social: si es el punto de partida o un elemento secundario detrás de diagnósticos, test y versiones familiares.

2. Conflicto de intereses y violencia patrimonial. La motivación económica está en el centro del caso real que inspira la película, y la ficción lo subraya: el miedo de las hijas a que la madre “desaproveche” la herencia. Desde el peritaje de trabajo social, esto remite a formas de violencia económica y control patrimonial que a veces se disfrazan de protección. El peritaje de trabajo social tiene un papel clave en desvelar estas dinámicas.

3. Mirada contextual frente a mirada exclusivamente clínica y médico-rehabilitadora. En la película, el perito es un psicólogo y la historia juega con sus dudas, su torpeza y sus límites profesionales. En la práctica, un peritaje de trabajo social aportaría algo que la película apunta, pero no desarrolla; el análisis del contexto de vida de Martha, sus redes de apoyo, las alternativas reales al internamiento, su participación en la comunidad, el significado que tiene para ella su patrimonio y sus relaciones afectivas.
4. Imparcialidad, sí; equidistancia, no. La película muestra cómo el experto puede quedar atrapado entre los discursos de la familia, la presión de la institución y la propia biografía de la persona evaluada. Desde el peritaje de trabajo social, la neutralidad técnica no significa repartir razones al 50 %, sino centrar el análisis en los derechos de la persona peritada, identificando claramente si determinadas “preocupaciones” familiares derivan en vulneración de su autonomía.

Lo que la película nos recuerda como peritos y peritas de trabajo social

“27 noches” no es un documental ni un manual de buenas prácticas y conviene verlo con esa distancia. Hay simplificaciones, licencias dramáticas y una dosificación del humor que, a veces, aligera excesivamente la gravedad de lo que está en juego. Aun así, para quienes trabajamos en peritaje de trabajo social en el ámbito de las medidas de apoyo, la película resulta valiosa por varias razones:

• Nos obliga a revisar hasta qué punto, en nuestros peritajes de trabajo social, distinguimos de verdad entre cuidar y anular.
• Nos recuerda que la familia no es siempre un espacio neutro de protección; puede ser también escenario de control, intereses patrimoniales y violencia. 
• Pone en el centro a las personas mayores como sujetos de derechos, no solo como “objeto de cuidados”.
• Nos invita a pensar cómo explicamos a través de un peritaje de trabajo social, que la discapacidad, el envejecimiento o la excentricidad no borran la capacidad jurídica de nadie, sino que exigen apoyos ajustados a una realidad muy compleja.

En definitiva, “27 noches” es una buena excusa para abrir conversación entre profesionales del peritaje de trabajo social, del derecho y de los propios movimientos de personas mayores y con discapacidad. La película nos coloca delante de una tensión que en la práctica vemos a menudo: cómo acompañar la autonomía de la persona sin perder de vista que el patrimonio, mal gestionado o sin apoyos adecuados, puede convertirse también en un factor de vulnerabilidad para ella. Más que ofrecer respuestas cerradas, la historia invita a mirar cada caso con calma, a identificar los conflictos de interés y a preguntarnos qué combinaciones de apoyos permiten proteger sin anular, cuidar sin sustituir la voz de la persona y planificar su futuro sin borrar su presente.

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