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Huelva, 26 de mayo de 2021

Noelia Cruz González
Directora de EFES Formaciones,
Trabajadora Social, Formadora y Doctoranda en Estudios Interdisciplinares de Género.

¿Alguna vez te has preguntado porque los casos de suicidio no suelen aparecer en los medios de comunicación o porque no se habla tanto de esta problemática de salud pública? En este artículo te ofrezco las claves a estas cuestiones:

En la actualidad, el suicidio constituye un problema de salud pública. Alrededor de 800.000 personas fallecen por este motivo cada año. Estableciendo una muerte por suicidio cada 40 segundos en el mundo, siendo la segunda causa de defunción entre las personas jóvenes de 15 a 29 años de edad (Organización Mundial de la Salud, 2019).

Sin embargo, a pesar de estos datos, existe un gran estigma que recae sobre las diferentes patologías relacionadas con la Salud Mental y el tabú social sobre la muerte. El suicidio en España se escribe con “s” de silencio, como menciona la revista Gaceta Médica (2020).

Esta problemática de salud pública y social es entendida como la “punta del iceberg” de algo más profundo. Los casos ocultos son muchos más que los recogidos en datos oficiales. Según el Instituto Nacional de Estadística (2018), en España, se suicidan 10 personas cada día, lo que supone más del doble de muertes por accidente de tráfico; 13 veces más que las muertes por homicidio y, 67 veces superior a los casos de muerte por Violencia de Género. 

No obstante, estos datos tan abrumadores muestran contraposición con el silencio sobre la primera causa de muerte externa en nuestro país. Ni que decir tiene que, todo este ocultamiento de una realidad tan contundente posee denominación, es el conocido “Efecto Werther”, como menciona Álvarez Torres en su obra (2012). Restando visibilidad a una realidad (por miedo a la imitación o contagio) que, según muchas expertas y expertos exige transparencia e información responsable. 

La Organización de Naciones Unidas (ONU) viene alertando de esta otra pandemia silenciosa. El 10 de septiembre de 2020, Día Mundial Contra el Suicidio, esta misma organización instó a los países miembros a poner en marcha diferentes planes de prevención contra el suicidio. Sólo 38 países tienen establecido un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, en concreto para España, es una asignatura pendiente. Por este motivo, la Confederación de Salud Mental España reitera e insiste en su reivindicación, siendo este año más necesario que nunca. Debido al Covid – 19, las enfermedades y patologías relacionadas con la Salud Mental se han disparado. La incertidumbre, desilusión y desesperanza se ha instalado en nuestro imaginario colectivo, llegando a provocar mayores tentativas de suicidio y/o actos de suicidio consumado. 

En cambio, se ha observado que, durante los primeros meses de confinamiento, descendió el número de llamadas al teléfono de la esperanza. La familia y el hogar ejerció de factor de protección de las personas en riesgo, favoreciendo e incentivando la comunicación interpersonal. 

El Instituto Nacional de Estadística recoge en sus encuestas, periodo de enero a mayo 2020, una bajada de la tasa de suicidios y autolesiones infligidas, indicando un total de 1.343 muertes por suicidio. Descenso considerable respecto a otros años, como, por ejemplo, 2018: 3.539 personas fallecidas por suicidio. A pesar de este descenso, el teléfono de la esperanza jamás ha dejado de sonar. En Huelva, esta línea de atención y ayuda a las personas solicitantes ha duplicado el número de atenciones telefónicas diarias, con más de 3.500 llamadas en lo que transcurre de año y, más de 200 consultas a profesionales.

Siguiendo con la temática, no debemos olvidar que esta problemática social presenta una perspectiva de género, en su mayoría desconocida por la población general. Las mujeres muestran tres o cuatro veces más tentativas de suicidio que los hombres. Mientras que, los hombres consuman más el acto suicida. Pero, la curiosidad radica en la siguiente dicotomía de género: la mujer emplea métodos más silenciosos o pasivos (ingesta de fármacos o inhalación de monóxido de carbono), que exigen poca letalidad. Este hecho puede residir en su mayor rechazo hacia la violencia “culturalmente” o bien, en la siguiente idea estereotipada: “el hombre es más agresivo”. En consonancia, el perfil masculino ante la ideación y acto suicida no busca ni solicita apoyo ante el sufrimiento. Los suicidios masculinos tienen una estrecha relación con las dificultades emocionales y el modo de afrontamiento de estas. A consecuencia de la estructura social y la propia socialización diferencial, el hombre ha sido educado con la siguiente idea: “no es de hombres expresar las emociones, los hombres no lloran”. Implicando una falta de comunicación y retraimiento, siendo esto perjudicial para la salud mental del sujeto. En conclusión, el acto suicida se ha convertido en otra conducta estereotipada más de la sociedad heteropatriarcal en la cual estamos inmersas e inmersos.

Para finalizar, desde la disciplina del Trabajo Social se reclama la elaboración urgente de una propuesta estratégica nacional para la prevención del suicidio. Como dicta Nel González Zapico (Presidente de la Confederación de Salud Mental España) es necesario fomentar una sociedad más humana, empática, menos competitiva y materialista, basada en la educación e inteligencia emocional. La intervención social debe sustentarse en la evidencia científica, para el desmantelamiento de mitos sobre la conducta suicida y tabúes sobre el papel de la muerte en el proceso vital.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Álvarez Torres, Mayte. (2012). Efecto Werther: Una propuesta de intervención en la facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación (UPV/EHU). Norte de salud mental, 10 (42), págs. 48 – 55.

Del Saz, Nuria. (22 de julio 2020). Otra pandemia silenciosa. El Diario. Recuperado de https://www.eldiario.es/retrones/pandemia-silenciosa_132_6109079.html

Instituto Nacional de Estadística. (2020). Defunciones según causa. Recuperado de https://www.ine.es/jaxi/Datos.htm?path=/t15/p417/covid/l0/&file=03001.px

Instituto Nacional de Estadística. (2017). Defunciones por suicidio. Recuperado de https://www.ine.es/dynt3/inebase/es/index.htm?padre=5453&capsel=5454

NIUS DIARIO. (17 de julio de 2020). Las cifras del suicidio en España: ya provoca el doble de muertes que los accidentes de tráfico. Recuperado de https://www.niusdiario.es/salud-y-bienestar/datos-suicidio-primera-segundacausa-muerte-externa-espana-doble-accidentes-trafico_18_2980170137.html

Organización Mundial de la Salud. (2019). Suicidio. Recuperado de https://www.who.int/es/news-room/factsheets/detail/suicide

Ruíz, Mario. (17 de julio 2020). Prevención del suicidio: Sanidad apoya el papel de los medios de comunicación.Gaceta Médica. Recuperado de https://gacetamedica.com/politica/prevencion-del-suicidio-sanidad-apoya-el-papelde-los-medios-de-comunicacion/

Córdoba, 4 de mayo de 2021

Mª José Serrano García
Trabajadora Social ETPOEP Córdoba.
Delegación Territorial de Córdoba

En enero de 2020 se declaró el estado de pandemia mundial, debido a la virus conocido por COVID 19, en aquel momento pocos podíamos imaginar las consecuencias que iba a tener esa declaración. En España se declaró el estado de alarma el día 14 de marzo, debiendo permanecer toda la población confinada en sus domicilios, comercios, hostelería, universidades, colegios e institutos cerrados. Esto supuso un reto para el sistema educativo, atender a todo su alumnado de una forma virtual, cosa que hasta la fecha nunca se había hecho, para las familias de ese alumnado también supuso un gran esfuerzo, seguir el ritmo que desde los centros imponían sin que en muchos casos pudieran disponer de las herramientas necesarias para ello.

La pandemia descubrió una realidad de la ciudadanía en general y del sistema educativo, en particular. La falta de medios, preparación y conocimiento de las nuevas herramientas tecnológicas que existen, esta situación se superó gracias al gran esfuerzo que por todas partes se realizó, tanto por los equipos directivos, docentes y demás miembros del sistema educativo, como trabajadoras sociales, educadoras sociales, maestros de compensatoria, maestras de ATAL (Aula Temporal de Adaptación Lingüística) como por parte de las familias. Pero la realidad es que siempre existen personas que se quedan en los márgenes y que no pueden acceder a esta nueva forma de dar clase, por carecer de las herramientas necesarias para ello o  por no tener los conocimientos. Se vio claramente que hay familias que no tienen los medios necesarios para poder acceder a la educación en condiciones de igualdad, la falta de ordenadores, tablets… la falta de conexión a internet, la falta de una conciencia clara de la importancia de la educación que en determinados contexto existe, provocó desgraciadamente, que parte del alumnado se quedará fuera del sistema, y  que su curso escolar  terminará en marzo.

Ante esta situación tan inesperada, el sistema educativo tuvo que adaptarse muy rápidamente, realizando actuaciones,  que en algunas ocasiones, no estaban dentro de las competencias del mismo. Pero con el objeto de dar cobertura a las necesidades más básicas del alumnado, tanto es así que las trabajadoras sociales del sistema educativo, se coordinaron con los Servicios Sociales municipales para abordar las nuevas situaciones y demandas que estaban surgiendo, como gestiones de reparto de alimentos a familias, donde el alumnado que antes de la pandemia era atendido a través del Plan SYGA, se encontró de un día para otro sin recibir la comida y merienda que recibía, ahí se tuvo que hacer un gran esfuerzo de coordinación entre los centros educativos y los servicios sociales municipales para  organizar el reparto de comida lo más rápidamente posible, abriéndose los centros escolares para que las familias pudieran recoger la comida, este reparto también se realizó por parte de protección civil, la coordinación y derivación para el pago de suministros básicos, entrega de material escolar, incluso el más básico, a las familias con más vulnerabilidad social y por ende, con más riesgo de padecer desconexión digital y social.

En el empeño de evitar esa desconexión digital nos encontramos con un perfil de alumnado, que a pesar de disponer de los medios tecnológicos necesarios para continuar con el ritmo escolar, no estaban accediendo a las diferentes plataformas habilitadas, no entregaban las tareas que pedían desde tutoría, las familias no respondían a las llamadas que desde el centro se realizaban para conocer cuál era la situación de este alumnado, y en muchos casos, cuando conseguían contactar las familias no colaboraban para lograr que sus hijos e hijas se engancharan al ritmo de sus compañeros/as, a esta situación la denominamos  TELEABSENTISMO. Y se definió como la circunstancia que se da cuando en la etapa de escolarización obligatoria se tenga que dar a distancia o telemáticamente las clases por situaciones excepcionales, El “Alumno/a que lleve una semana (5 días lectivos) sin responder a la formación sin causa justificada, entendiendo esto último como avería, falta de medios telemáticos o infraestructura etc…)

Durante el primer periodo de confinamiento desde los centros escolares tuvieron que solventar un gran número de incidentes, desde alumnado que no sabían dónde se encontraban, ya que sus familias habían decidido cambiar su domicilio habitual por el de segundas residencias, en parcelas o zonas de la sierra, donde tienen más dificultades para poder acceder a internet, por falta de ordenadores o tablets en esas residencias, poca cobertura para los móviles; en otros casos las necesidades eran de primer orden, encontrándonos con alumnado que no tenía libretas, lápices…, el material más esencial para poder estudiar, y tampoco tenían medios económicos para poder comprarlos, ya que no podían ni cubrir las necesidades más básicas, como la alimentación, higiene o pago de suministros; Otra dificultad fue la que tuvieron muchos progenitores para compaginar su “teletrabajo” con el “tele-estudio” de sus hijos e hijas relegando en alguna ocasión la educación de sus hijos e hijas a un segundo plano para poder cumplir con sus obligaciones laborales; Otra realidad que detectamos fue la de los progenitores que pertenecían a “colectivos considerados esenciales” y debían seguir trabajando fuera de sus domicilios, dejando en algunos casos a sus hijos e hijas solos, en los casos de los más mayores, o al cuidado de los/as abuelos/as, cosa que dificultaba mucho que los pudiera ayudar con el uso de los ordenadores, tablets, plataformas…

Esta situación nos mostró que la realidad es compleja, ya que no existe una normativa adecuada a esta nueva realidad y hay que adaptar una normativa ya obsoleta a un escenario que nos supera.

Para empezar hemos tenido que diferenciar muy bien, entre el “absentismo tradicional, aquel con el que estamos más familiarizadas, y existe una normativa al respecto, aunque  esté desfasada. Este alumnado comparte unas características muy similares, zonas geográficas muy delimitadas (Barriada de Palmera, Sector Sur, Moreras en la ciudad de Córdoba, en Puente Genil con las barriadas de Juan Rejano y Quevedo, la Barriada de los Mochos en Almodóvar del Río, y otras) , con situaciones de riesgo de exclusión social o exclusión social, familias con grandes necesidades económicas, donde lo importante es llevar un jornal a casa,  poca conciencia de la importancia de la educación para conseguir  salir de estas situaciones de pobreza y exclusión social, familias donde el absentismo escolar es la norma y el asistir al centro  es la excepción.

Por contra, ha surgido otro perfil, y que hemos denominado  “Alumnado no Vulnerable”,  donde sin justificación alguna se están dando situaciones de absentismo escolar, por miedo al Covid, este ámbito es de los más complejos de abordar, ya que nos encontramos con diferentes casuísticas, desde la que los progenitores justifican sin más las faltas de asistencia, produciéndose, en algunos casos un abuso de estas justificaciones,  y donde a pesar de todas las actuaciones que se han hechos desde el centro escolar (se  han puesto en contacto con la familia para solventar el absentismo, ofreciendo espacios de diálogo y colaboración e incluso acompañamiento desde los equipos de orientación, donde se ha hecho una labor encomiable de acercar lo máximo posible  el centro escolar a las familias, para que se sientan segura). Pero desgraciadamente en algunos casos no se ha obtenido respuesta alguna. Hasta casos donde los progenitores se han encargado de solicitar las actuaciones de notarios y abogados para cuestionar la seguridad en los centros educativos, con el único fin de no llevar a sus hijos e hijas al centro escolar. Ante estos casos desde el sistema educativo, se ha optado por abrir los expedientes de absentismo escolar,  iniciándose un gran número de expedientes al principio de curso, pero estos casos han ido evolucionando en el transcurso del primer trimestre, en su mayoría la situación se ha reconducido y el alumnado se ha ido incorporando poco a poco de nuevo a sus clases, pero desgraciadamente tenemos que reconocer, que siempre existe un número de casos, en que esto no se ha producido y son en estos, donde el protocolo debe seguir adelante, y  ya se están interviniendo desde los ETAES, los Servicios Sociales, la Policía Local para evitar que estos alumnos y alumnas sigan sin asistir al centro escolar, por que al final los grandes perjudicados son nuestros alumnos y alumnas.

Este momento que estamos viviendo nos ha aportado un amplio abanico de situaciones, y cada una  necesita una respuesta adecuada a las necesidades, así pues nos estamos encontrando con “Alumnado Vulnerable”, que entendemos por aquel que no puede asistir presencialmente al centro por prescripción médica, debido a su enfermedad o por la de un familiar cercano. En este caso, desde el sistema educativo ha habido que habilitar las herramientas tecnológicas necesarias para ofrecerle un acceso a la educación en iguales condiciones que sus compañeros y compañeras, debiendo al mismo tiempo realizar seguimientos y coordinaciones entre el equipo directivo, tutores y tutoras y demás miembros del sistema educativo  y las familias, para comprobar que se está aprovechando al máximo las clases.

Esta pandemia nos ha demostrado una vez más que la norma va siempre por detrás de la sociedad, y que si la normativa en el tema de absentismo escolar ya no estaba cubriendo algunas necesidades respecto a este tema, ha puesto en el tablero una realidad que era inimaginable, la enseñanza a través de las nuevas tecnologías y las necesidades que este método puede tener. Quizá esta sacudida tan grande debiera hacer reflexionar a nuestras clase política y apostar por una educación inclusiva en todos los niveles e incluir en la nueva normativa sobre absentismo escolar, todo lo que en estos meses de pandemia el sistema educativo ha tenido que reciclarse para llegar a aquellas personas que menos tienen.

Málaga, 3 de marzo de 2021

Arantxa Hernández Echegaray
Servicios Sociales Básicos, Ayuntamiento de Palencia.
Profesora colaboradora Universidad Oberta Cataluña (UOC).
Profesora asociada Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)

Javier Pacheco Mangas
Servicios Sociales Comunitarios. Ayuntamiento de Vélez-Málaga.
Profesor Tutor Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)

Artículo breve basado en: Hernández-Echegaray, A., & Pacheco-Mangas, J. (2018). The debate on minimum income in Spain: charity, development or citizen right. Journal of Sociology & Social Welfare, 45(1), 77-94.

Puede consultarse el original en: https://scholarworks.wmich.edu/jssw/vol45/iss1/6/ 

Artículo premiado en la III Edición del Concurso de Publicaciones 2019, en la modalidad de “Mejor artículo científico publicado en 2018 o 2019 vinculado al Trabajo Social” que otorga el Colegio Oficial de Trabajo Social de Valencia.


Los Servicios Sociales Comunitarios en el marco de las Rentas Mínimas

La principal potencialidad con la que cuentan los Servicios Sociales Comunitarios es su construcción en una historia y en un contexto local. Si bien, y en términos generales, su crónica está marcada por dos hitos principalmente, los cuales aún determinan las concepciones del presente y del futuro en las políticas sociales municipales y autonómicas. A saber, la fuerte herencia de la Beneficencia en la configuración de los servicios sociales (Aguilar, 2013) y la reconceptualización del Trabajo Social en las primeras fases democráticas que tratan de adaptarse a las nuevas exigencias sociales (Las Heras y Cortajarena, 2014). En este tiempo y de forma convergente y homogénea en todo el territorio del Estado, Antoni Vilà diferencia cuatro fases o etapas en los servicios sociales: “gestación (1975-1981), configuración (1981-1992), consolidación (1992-2005) y reforma (a partir del 2005)” (2010, p.22).

La crisis económica, en lo referido a los recortes presupuestarios, reformas legislativas y empobrecimiento de la población marca un reto sustancial para los Servicios Sociales de futuro y de proximidad. “La crisis ha puesto en evidencia la debilidad de un sistema de protección inacabado y fragmentado” (Laparra, 2010, p. 469). “El actual modelo asistencial y de servicios sociales no se encuentra adaptado a las necesidades y los mecanismos de funcionamiento de los nuevos pobres” (Tezanos et. al, 2013, p. 162). Ambas afirmaciones, ponen de relieve la necesidad de replanteamiento de los servicios sociales públicos, en cuanto a sistema de organización y en cuanto a red de protección pública y ciudadana.

Abordaje de la problemática. Metodología.

Para abordar esta investigación era necesaria la introducción de una metodología cualitativa, basada en un análisis del discurso según la propuesta de Wetherell y Potter (1996), que se articula a través de los conceptos de función, variabilidad, construcción y unidad analítica del repertorio interpretativo. Muestran los patrones de regularidad discursiva que se dan entre las personas y que “se pueden considerar como los elementos esenciales que los hablantes utilizan para construir versiones de las acciones, los procesos cognitivos y otros fenómenos” (ibídem: 66). 

La recogida de datos se realizó en dos modalidades: una indirecta, a partir del análisis de fuentes documentales (normativa básica, documentos informativos e instrumentos profesionales y artículos de investigación con un objeto de estudio análogo, en concreto Ayala (2009) y Cortinas (2012a y 2012b)); y otra directa, consultando a los profesionales del Trabajo Social implicados en las políticas sociales y en la gestión en los servicios sociales comunitarios, mediante cuestionarios abiertos (con una muestra de 28 sujetos, entre las comunidades de Andalucía y Castilla y León). 

Para el análisis documental y del material recogido en las entrevistas, nos apoyamos en la herramienta-software Atlas.ti 6.  Ello nos ha permitido extraer la información relevante para observar los relatos y los planteamientos discursivos que se ponen en práctica, mediante la aplicación de preguntas implícitas, en el análisis documental y explícitas a los/las profesionales. Presentamos las categorías de análisis y los repertorios discusivos más relevantes. Por la naturaleza de este trabajo, únicamente presentamos los resultados obtenidos, referidos a la política de rentas mínimas de inserción, al entender que engloba los discursos mayoritarios del resto de políticas sociales llevadas a cabo a consecuencia del impacto social de la crisis.

Principales discursos profesionales

De las entrevistas realizadas a los/las profesionales del trabajo social que gestionan las rentas mínimas, se obtuvieron los repertorios interpretativos que se muestran a continuación, de forma sintética. Conviene destacar, la coincidencia de las percepciones entre profesionales, a pesar de sus diferencias geográficas, así como de concepción y gestión de dicha prestación.

  • La lógica del recurso, sobre la lógica de la necesidad. Los/las profesionales enfatizan la “rigidez en la aplicación normativa”, la existencia de “requisitos trampa” y la desconexión de los plazos con los momentos de urgencia social, entre otros. Ello implica que los sistemas de rentas mínimas, a pesar de su renovación legislativa, no responden adecuadamente a las situaciones de necesidad social planteadas por los ciudadanos en los servicios sociales.
  • El/la profesional como agente de control de la estabilidad, sobre el/la profesional como agente de cambio social. Este es un discurso mayoritario en la percepción de la profesión. La escasez de recursos y la desconexión con políticas activas y de promoción familiar, reducen las oportunidades de reinserción social. Son varios los/las profesionales que apuntan discursos latentes, y por otra parte, ya tradicionales sobre estas prestaciones como instrumento de “paz social”, de “pensionismo” o la combinación con rentas no laborales, así como el cambio de paradigma de esta política, como “renta básica”.
  • La obligación, sobre la negociación. El cuestionamiento mayor es de índole ética, pues su aplicación entra en conflicto con principios esenciales del trabajo social, como la autodeterminación. Sobre esto, se avanza sobre la cuestión de la arbitrariedad profesional, “¿tantas contraprestaciones y seguimientos, cómo profesionales?”. En la profesión hay una ausencia clave, en la sistematización de los procesos de inclusión de familias y personas participantes en los sistemas de rentas.
  • Constante: políticas insuficientes e ineficaces. La escasez es un denominador común en los servicios sociales. Un/a profesional resume el discurso en la siguiente expresión “la ineficacia de esta política revierte en un aumento de la caridad y de las prácticas benéficas”.

Discusión

De los repertorios obtenidos se deduce una importante desconexión de la realidad social con la implementación de los sistemas de rentas mínimas (SRM). Los/las profesionales ponen en práctica una serie de estrategias discursivas que muestran como la intervención en el marco de los SRM ha derivado hacia actuaciones que tienden a la fiscalización, frente a la potenciación de los procesos de cambio y transformación. Este proceso, que tiende a burocratizar la intervención profesional, provoca una despersonalización del proceso que deja de relacionarse con la propia persona usuaria, a intervenir con una composición que se realiza del mismo (Idareta-Goldaracena y Ballestero-Izquierdo, 2013), a la vez que da como resultado la aparición de problemas éticos (Ballestero, Úriz y Viscarret, 2012) Estas prácticas inhibidoras de la creatividad y la innovación en la intervención social son espacios propicios para la involución en el ámbito de los Servicios Sociales, propiciando prácticas asistencialistas y clientelistas que provocan en los/las profesionales sentimientos de frustración, así como una “percibida incapacidad para ayudar a la sociedad a lograr sus objetivos y solucionar sus problemas” (Schön, 1998, p. 47). 

Titmuss (1974) denominará a los/las trabajadores/as sociales como “los trabajadores del Estado” e Illich (1977), usará el término de “profesión inhabilitante” para definir las prácticas llevadas a cabo por los trabajadores sociales. El/la profesional no se siente cómodo/a en el rol de vigilancia sobre normas imperativas, aunque muestran un rol conformista, alejado del ideal reivindicativo que lleva aparejado el desempeño de las profesionales del ámbito de la intervención social. En estos nuevos escenarios, en los que se plantean necesidades y realidades cada vez más complejas, los/las profesionales, en especial los/las trabajadores/as sociales, tienen que asumir un papel proactivo en el diseño, definición e implementación de las políticas sociales, reforzando de esta forma el sistema y contribuyendo a su consolidación (De la Red y Barranco Expósito, 2014).

La intervención social en los sistemas de rentas mínimas debe dar un paso adelante en su configuración transformativa. Por un lado, los/las profesionales tienen que asumir su rol de agente de cambio que han perdido en detrimento de otros con carácter de control y fiscalización, y por otro, se debe tomar una actitud proactiva al cambio, venciendo las resistencias que establece la propia estructura de los sistemas de protección social, evitando prácticas que merman la autonomía y la responsabilidad de la ciudadanía. Así mismo, se ha de avanzar en la participación del diseño de las políticas sociales, donde los/as profesionales tienen que estar representados/as e involucrados/as en todo el proceso de disminuir la vulnerabilidad y la exclusión social.

Referencias

Aguilar, M. (2013). Los servicios sociales en la tormenta. Documentación social, 166, pp. 145-168. 

Ayala, A. (2009). Secretos a voces: exclusión social y estrategias profesionales de construcción de la obligatoriedad en la intervención social vinculada a la Renta Mínima de Inserción (RMI) con el colectivo de etnia gitana. Cuadernos de Trabajo Social, 22, 19-40. 

Ballestero Izquierdo, A., Úriz Pemán, M. J., & Viscarret Garro, J. J. (2012). Dilemas éticos de las trabajadoras y los trabajadores sociales en España. Papers, 97(4), 875-898.

Cortinas, J. (2012a). La identidad profesional de los trabajadores sociales como elemento clave en el acceso a los programas de rentas mínimas: el caso de Catalunya. Zerbitzuan, 51, 95-105.

Cortinas, J. (2012b).  Las normas de clase como base del acceso a las nuevas políticas sociales para hacer frente a la precariedad vital. Papeles del CEIC, 2, 1-25. 

De la Red, N., & Barranco Expósito, C. (2014). Trabajo Social y participación en las políticas sociales. Azarbe. Revista Internacional de Trabajo Social y Bienestar, 3, 39-45.

Idareta-Goldaracena, F., y Ballestero-Izquierdo, A. (2013). Ética, paternalismo y burocracia en Trabajo Social. Portularia. Revista de Trabajo Social, 13(1), 27-35. doi: 10.5218/prts.2013.0004

Illich, I. et al. (197a). Disabling Professions. London: Marion Boyars.

Laparra, M. y Pérez, B. (2010). El primer impacto de la crisis en la cohesión social en España. Madrid: FOESSA.

Las Heras, Mª. P. y Cortajarena, E. (2014). Introducción al Bienestar Social. El libro de las casitas. Madrid: Paraninfo y Consejo General de Trabajo Social.

Schön, D. (1998). El profesional reflexivo. Cómo piensan los profesionales cuando actuan. Barcelona: Paidós.

Tezanos, J.F., et. al. (2013). En los bordes de la pobreza. Las familias vulnerables en contextos de crisis. Madrid: Biblioteca Nueva.

Titmuss, R. M. (1974). Social Policy: An Introduction. London: Allen & Unwin.

Vilà, A. (2010). Los cambios legislativos en materia de Servicios Sociales (2000-2009). En Casado, D. (Coord.). Leyes de Servicios Sociales del siglo XXI. pp- 17-48. Madrid: FOESSA.

Wetherell, M. y Potter, J. (1996). El análisis del discurso y la identificación de los repertorios interpretativos. En Gordo, A. y Linaza, J. (Eds.), Psicologías, discursos y poder. Madrid: Visor, pp. 63-78.

Málaga, 3 de febrero de 2021

Mirian del Olmo Moreno
Trabajadora social, técnica de empleo de colectivos vulnerables, intérprete de lengua de signos, especialista en mediación y profesora de Kundalini Yoga

Uno de los talones de Aquiles de las ciencias sociales es lo que nos cuesta a las profesionales sentarnos a escribir, hay mucho trabajo de campo sin documentar, que tan sólo se ve resumido en memorias anuales que terminan siendo esquemas, tablas, números de objetivos inhumanizados y gráficas de barras. Dentro de las ciencias sociales, entendiendo la intervención social como las raíces, el trabajo social sería el tronco de este árbol, con demasiada poca producción escrita para tan grosso como abarca. Nuestro árbol da sombra y cobijo a muchas otras plantas y como una de las ramas de su tronco está la orientación laboral.

El trabajo social es la columna vertebral y transversal de la atención directa y del trabajo multidisciplinar. Entiendo la orientación laboral como una rama del trabajo social, aunque no todas las profesionales que ejercen como técnicas de empleo son trabajadoras sociales. El trabajo social bajo el prisma de su amplio significado constituye la fundamentación de la orientación laboral ya que todo proceso formal para mejorar la calidad de vida de una persona, unidad familiar o grupo de personas es el fin último del trabajo social.

Así, la orientación laboral en el contexto socio-histórico en el que vivimos aparece antes o después en el itinerario de intervención, en cualquier caso, grupo o comunidad. Debido a las circunstancias económicas, muchas veces el factor de la inclusión laboral es determinante para sobrepasar o no, la línea de la exclusión social, el riesgo de la situación de calle o de la accesibilidad a la normalización y completa integración, como en el caso de las personas inmigrantes solicitantes de protección internacional o refugiadas. 

Vivimos en la sociedad líquida, el entorno VUCA, acrónimo del inglés, en español VICA. El concepto VUCA fue acuñado por la Escuela de Guerra del Ejército de los Estados Unidos para describir el contexto socio-histórico en el que se encontraban las relaciones internacionales al terminar la Guerra Fría, VUCA viene de: V de volatilidad, U de incertidumbre(uncertaninty), C de complejidad y A de ambigüedad. El concepto fue rescatado en el área empresarial y de marketing y poco a poco (vete tú a saber por qué) se ha ido extendiendo y aplicando a todo ámbito socio-político, laboral y económico. 

Con este marco interventivo, el factor socio-laboral y económico son determinantes, eso es innegable por lo que en el conjunto de la intervención con cualquier caso la orientación hacia el empleo ha ido adquiriendo cada vez más relevancia, llegando a brotar esta rama dentro de nuestro árbol. Poco a poco, la figura de la técnica de empleo va consolidándose como imprescindible dentro de proyectos de intervención tan ambiciosos como el ERACIS en Andalucía, por citar un único ejemplo, donde la intervención multidisciplinar no se entiende sin la orientación y seguimiento de una búsqueda activa de empleo acompasada con las otras áreas de intervención o pautas a mejorar, como pueden ser la salud, educación, crianza, autoestima y/u otros aspectos psicosociales. En las entidades privadas, empresas del tercer sector, ONGs, fundaciones, etcétera, el área de empleo cuenta ya con un largo recorrido y siguen brotando nuevos programas y proyectos sumándose a los más consolidados como el Incorpora de La Caixa*, de los más veteranos, o las lanzaderas de empleo. De ahí que la especialización de los perfiles profesionales que trabajamos bajo la amplia etiqueta de ser técnicas de empleo tengamos que ser multitarea, flexibles, en continua adaptación al cambio y muy resilentes. Además de tener muy arraigadas y en continuo crecimiento nuestras softs skills o competencias blandas. Las técnicas de empleo tenemos muchas veces que autoformarnos, ya que nuestra profesión aún no cuenta con formación formal reglada, e irnos especializando según, también, la demanda del sector, nuestras propias preferencias o competencias.

Cuando en tu propio jardín profesional, en tu árbol de trabajo social te sale la rama de la orientación, casi que la esperabas porque eres trabajadora social: lo tuyo es la escucha activa, empatizar y saber acompañar, pero si los brotes tiernos son del ámbito de empleo, no sabes muy bien a qué atenerte al principio. 

Sean cuales sean los motivos por los que una termina en este vaivén de contratos temporales enlazando una interinidad con una subvención o un contrato temporal por obra y servicio con una partida presupuestaria, la orientación laboral es apasionante cuando te permites madurar sus frutos.

En estos momentos tan crudos a nivel socio-económico y pandémico donde la precariedad laboral asalta desde cualquier esquina deberían de tenernos a las técnicas de empleo en todo centro de servicios sociales para poder atender con urgencia cualquier emergencia socio-laboral o para pasar consulta como técnicas de empleo de cabecera o familia porque no conozco a nadie que no haya necesitado alguna vez resolver una incertidumbre laboral, reorientar su objetivo laboral o simplemente saber dónde y cómo llevar ese CV a buen puerto. Para eso y mucho más somos y estamos las técnicas de empleo, profesión, aunque invisibilizada con gran anclaje por su innegable utilidad y funcionalidad.

Espero que estas palabras sirvan de reconocimiento para todas las grandes compañeras de la orientación laboral y anime a acercarse a este dinámico jardín interventivo a más trabajadoras sociales. Y por qué no, que anime a mejorar las condiciones laborales de todas las que nos dedicamos a mejorar el futuro laboral de las personas más vulnerables o con más necesidades de apoyo.

Cádiz, 26 de enero de 2021

Inmaculada Aparicio Gutiérrez
Gerente del Gabinete Social y de coaching Motiva-te

Situación actual del Trabajo Social ante la situación de emergencia social: Sobrecarga profesional, falta de recursos, nuevos perfiles de usuarios/as y demandas más exigentes

La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 ha desembocado en una crisis económica que, a su vez, ha causado una crisis social. A raíz de la declaración del estado de alarma comencé a investigar en profundidad sobre la incidencia del “síndrome de burnout” o “síndrome de quemarse en el trabajo” en los y las Trabajadoras Sociales.

Comencé a indagar, a través de grupos de discusión y entrevistas, en el proceso por el que estaban pasando muchos trabajadores y trabajadoras sociales en emergencias sociales, con personas sin hogar, gestionando el duelo en hospitales o cubriendo las necesidades básicas de miles de personas. Encontré muchos casos de profesionales trabajando contra reloj totalmente desbordados/as y con necesidad urgente de más recursos asistenciales. Esta sobrecarga profesional en la que se veían inmersos/as, estaba constituyendo un riesgo no sólo para su propia salud, sino también para la adecuada atención de usuarios/as y su proceso de acompañamiento social. En muchos casos, no podían centrarse en la inclusión social por tener que dar prioridad a tareas de gestión telemáticas y trámites online, ejerciendo en algunos casos como meros tramitadores/as de prestaciones.

Pude además comprobar que habían surgido nuevos perfiles de usuarios/as. Eran personas que nunca habían acudido a servicios sociales, y que aún parecían en estado de shock. Personas que no sabían cómo encajar su situación a nivel mental y emocional.

Los y las trabajadoras sociales, se quejaban de que no disponían de apenas tiempo para cada intervención, que se enfrentaban a demandas más exigentes y que en muchas ocasiones no existía un protocolo de actuación, dando lugar a que los propios profesionales no sabían cómo actuar ante estas demandas.

Estas percepciones que surgían según iba avanzando esta investigación, lo confirmaron en entrevista muchos/as profesionales: Insistían en que debido a los escasos recursos se producía una sobrecarga profesional tremenda. Indicaban que la situación se estaba volviendo muy negativa y afectaba ya a los usuarios y usuarias. Muchos/as transmitían un sentimiento compartido de agobio, estrés y “quemado”.

Dada mi anterior experiencia y que una de las grandes áreas de mi proyecto profesional está relacionada con el autocuidado de los y las Trabajadoras Sociales, vi claramente la necesidad de implementar nuevas herramientas para hacer frente a esta sobrecarga que cada vez era mayor, tanto a nivel personal del propio trabajador/a como a nivel de intervención con los y las usuarias.

Investigación realizada

Dado que una de las técnicas con mayor evidencia científica no sólo para la prevención del estrés sino también para la prevención del burnout es Mindfulness, me propuse relacionar esta técnica con el síndrome de burnout, en el contexto del Trabajo Social.

Encontré que la bibliografía que combina Minfulness, Burnout y Trabajo social es muy escasa en Europa, especialmente en España.

Todo esto derivó en el trabajo de investigación: “Aproximando Mindfulness al Trabajo Social” que estoy llevando a cabo a través del Máster de Mindfulness de la Universidad de Zaragoza, con un convenio de colaboración en prácticas con el Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz.

El objetivo principal de la investigación es estudiar el síndrome de burnout en el Trabajo Social y analizar los beneficios del Mindfulness en el bienestar de los y las trabajadoras sociales de la muestra, teniendo presente la crisis social actual.

Partiendo de este objetivo principal, se plantean otros objetivos específicos:

  • Analizar el nivel de burnout entre los y las Trabajadoras Sociales, en la muestra de este estudio. 
  • Analizar la aplicabilidad de Mindfulness en el burnout y en el aumento del bienestar entre los y las Trabajadoras Sociales, muestra de este estudio.

Como justificación metodológica, en esta investigación se ha adoptado la metodología cualitativa, y como estrategias de obtención de la información han sido clave los grupos de discusión, complementados con la observación, la conversación, análisis de artículos, entrevistas y participación activa en las actividades que han formado parte del convenio de prácticas a través del Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz.

La investigación ha comprendido las siguientes actividades, llevadas a cabo hasta el momento: 

  1. Cuestionario para medir el impacto de la crisis Social en los y las Trabajadoras sociales, organizado por el Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz. Esta actividad ha servido para evaluar el IMPACTO DEL SÍNDROME DE BURNOUT EN EL TRABAJO SOCIAL.
  2. Realización de un Curso online, organizado por el Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz, titulado “Aprendizaje y práctica de la atención plena en el contexto del Trabajo Social”. En este curso de Mindfulness, se incluyeron dos tests, anterior y posterior al curso, que permitían la evaluación de la APLICABILIDAD DEL MINDFULNESS EN SÍNDROME DE BURNOUT.
  3. Un total de 15 grupos de discusión, grupos focales, utilizando metodología comunicativa y donde los propios profesionales transmiten qué necesitan.

Asimismo, ha jugado un papel significativo el diario de campo.

La investigación se encuentra aún en la parte de análisis, pues se siguen recogiendo más datos a través de entrevistas y análisis de artículos de interés, donde compañeros y compañeras nos acercan con sus relatos y vivencias a realidades desconocidas.

Sin embargo, ya en este momento se pueden extraer conclusiones importantes:

Síndrome de burnout en el Trabajo Social en tiempos de crisis

El término “síndrome de burnout”, que en español se traduce como “síndrome del quemado” o “síndrome de estar quemado por el trabajo” se usó por primera vez en 1969. A lo largo de estos años ha habido muchas definiciones de distintos autores, aunque coinciden en que se produce un desgaste, agotamiento y quemado del profesional. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido oficialmente el síndrome de burnout como enfermedad. Este reconocimiento entrará en vigor el próximo 01/01/2022. Lo describe como “un síndrome conceptualizado como resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”, caracterizado por tres dimensiones:

  1. Sentimientos de falta de energía o agotamiento.
  2. Aumento de la distancia mental con respecto al trabajo, o sentimientos negativos o cínicos con respecto al trabajo.
  3. Eficacia profesional reducida.

En la investigación realizada se propuso, bajo el marco de un convenio con el Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz, la realización y difusión de un cuestionario para profundizar en el conocimiento del impacto de la crisis social en los y las Trabajadoras Sociales. Dicho cuestionario, estuvo disponible desde agosto hasta noviembre de 2020 y constó de un total de 47 preguntas, entre las que se incluyeron preguntas validadas usadas en cuestionarios tipo para investigaciones sobre el “Síndrome de burnout” (“Escala validada de MASLACH BURNOUT INVENTORY”), junto con otras preguntas adaptadas a las particularidades de la profesión, para poder relacionarlas y extraer conclusiones.

Los resultados más relevantes obtenidos de la muestra han sido:

  • IMPACTO DE LA CRISIS SOCIAL: Casi unánimemente, los y las Trabajadoras Sociales se han visto impactados/as laboralmente por las circunstancias actuales. Más de la mitad de la muestra indica que su desempeño se ha visto afectado.
  • RELACIÓN CON LAS INSTITUCIONES: Una mayoría siente que las funciones de los y las Trabajadoras sociales no están bien definidas y que existe un exceso de burocracia. 

Además, abrumadoramente consideran que se ha olvidado priorizar sus necesidades durante la crisis.

  • ESTADO PERSONAL.CANSANCIO FISICO Y PSIQUICO: Se aprecia que, un alto porcentaje dice sentir semanalmente molestias físicas (dolor de espalda, de cuello, o dolor de estómago) 

Casi la mitad de la muestra afirma sentirse “consumido/a” al final del día. La mayor parte de éstos (aproximadamente una de cada tres personas) se declara también “quemado/a” al menos una vez por semana.

  • ESTADO PERSONAL. CANSANCIO EMOCIONAL: Se extrae del análisis de los gráficos que aproximadamente el mismo porcentaje que dice sentirse “quemado/a” se declaran emocionalmente agotados /as por su trabajo. 

De éstos/as, la mayoría manifiestan haber necesitado algún tipo de ayuda emocional durante la crisis, al menos una vez por semana. Se trata de aproximadamente una de cada cuatro personas de la muestra.

  • RELACIÓN CON LA PROFESIÓN: Las conclusiones más relevantes de las preguntas en relación al ambiente laboral y relación con la profesión son que; aunque la mayor parte de la muestra está satisfecha con su trabajo actual, hay aproximadamente un 20% (una de cada cinco) que no sólo se plantea el cambio de trabajo, sino el dejar de ejercer la profesión.
  • AUTOCUIDADO: Se aprecia una distribución de las respuestas en relación al autocuidado que practican los y las Trabajadores Sociales, encontrando porcentajes significativos tanto entre los que lo practican como en lo que no. 

Sin embargo, estos profesionales creen mayoritariamente que no se están tomando medidas en este sentido en su ámbito profesional.

Herramientas de autocuidado para su prevención: Mindfulness

Para hacer frente a la sobrecarga laboral, es necesario en muchos casos usar herramientas de desarrollo personal y profesional en estas nuevas situaciones. 

Para el autocuidado en los y las profesionales del ámbito social existe un gran abanico de herramientas; como son el Coaching, la Programación Neurolingüística, herramientas y competencias derivadas de la Inteligencia Emocional, entre otras. Sin duda, una de las herramientas más efectivas con evidencia científica para la prevención y tratamiento del estrés y prevención del síndrome de burnout es Mindfulness. 

Mindfulness (que podría traducirse como “estar atento”) se refiere por un lado a un estado de la mente; y por otro lado, a las técnicas que permiten desarrollar este estado de la mente. Aunque existen muchas definiciones, una de las más utilizadas fuera de los ambientes científicos es la del monje budista Ticht Nat Hanh, quien la define como “mantener viva la propia conciencia focalizada en la realidad presente”.

Algunas de las técnicas que permiten desarrollar ese estado de la mente serían la meditación atencional, generación de aceptación, prácticas informales etc.

Es una técnica multiefectos, con beneficios a nivel atencional, sensorial, somático, experiencial y emocional. 

En la investigación realizada, para evaluar la aplicabilidad del Mindfulness en el tratamiento y prevención del síndrome de burnout se propuso la realización de un Curso online, organizado por el Colegio Profesional de Trabajo Social de Cádiz, con una duración de 8 horas (4 sesiones de 2 horas) titulado “Aprendizaje y práctica de la atención plena en el contexto del Trabajo Social”. En este curso de Mindfulness, se incluyeron dos tests, anterior y posterior al curso, que permitían evaluar cómo afectó la práctica al alumnado.

Como conclusión principal tras el análisis de los tests, se comprueba cómo las personas participantes con nivel de quemado alto, que no faltaron a ninguna sesión y que realizaron las prácticas recomendadas e hicieron seguimiento, al finalizar el curso no solo había aumentado su nivel de mindfulness, sino que también se había reducido su nivel de quemado.

Conclusiones generales hasta el momento

En la investigación realizada, por el momento se pueden extraer las siguientes conclusiones:

  1. En la muestra analizada, se comprueba cómo los y las Trabajadoras Sociales se consideran impactados/as laboralmente por esta crisis social, presentándose consecuencias en su salud física, mental y emocional.
  2. Aquellas personas de la muestra que se sentían “quemadas”, han reducido su nivel de quemado tras la práctica de Mindfulness. Asimismo, dentro del contexto del Trabajo Social, esta práctica les ha proporcionado otro tipo de beneficios, como por ejemplo la reducción de la rumiación, regulación emocional, exposición de miedos, etc.

Como investigación en curso, las conclusiones anteriores se consideran aún provisionales. 

En tiempos de incertidumbre, me motiva seguir moviendo al Trabajo Social, promoviendo el autocuidado desde la investigación para seguir avanzando en nuestra profesión. ¡JUNTOS Y JUNTAS HACEMOS MÁS! 

Bibliografía

  • El Sahili, L. (2015). Burnout. Consecuencias y soluciones. México: Manual Moderno.
  • Gil-Monte, P. R. (2005). El síndrome de Quemarse por el Trabajo (burnout). Una enfermedad laboral en la sociedad del bienestar. Madrid: Pirámide.

Huelva, 13 de enero de 2021

Alba López Pozo
Alba López Pozo- Supervisora de Vivienda Tutelada de Personas Con Enfermedad Mental derivada de Adicciones

Los últimos años se ha hecho mucho hincapié sobre el Trabajo Social Sanitario, pero realmente ‘¿Qué sabemos del Trabajo Social Sanitario?’. En este artículo se destacan varios puntos entre ellos quién promueve esta especialización. 

¿QUÉ ES EL TRABAJO SOCIAL SANITARIO?

Para comenzar, se realizará una aclaración sobre el Trabajo Social en el ámbito de la salud, éste es: ‘la actividad que se ocupa de los aspectos psico-sociales del individuo, a través del estudio, diagnóstico y tratamiento de los factores sociales que concurren en el mantenimiento de la salud y en la aparición de la enfermedad de las personas, los grupos y las comunidades, colaborando en potenciar el carácter social de la medicina […] Su trabajo se centra también en la prevención y el fomento de la salud a través de programas preventivos, aplicando la estrategia de detección de riesgo, identificando a las personas en riesgo social para cada programa’ (Guía de Intervención de Trabajo Social Sanitario, 2012).

Es muy importante la denominación adecuada, con nombre y apellidos, así como la propia ubicación de la misma. La terminología correcta tiene como consecuencia el factor que diferencia el Trabajo Social Sanitario de otros ámbitos de intervención del Trabajo Social, como el jurídico. 

El Trabajo Social Sanitario interviene desde la enfermedad, motivo de la consulta sanitaria, ingreso hospitalario o su propia vivencia como punto de partida. En las intervenciones que se realiza, el o la profesional del Trabajo Social debe descubrir los recursos emocionales, educativos y socioeconómicos de las personas usuarias, ya que en varias ocasiones las personas que acuden no son conscientes de sus propias herramientas y recursos para hacer frente a la situación que ellas mismas padecen o sufren de forma indirecta como su futuro. Cabe destacar que la enfermedad, directa o indirecta, afecta a todas las esferas de la vida diaria generando un estrés consciente o inconsciente por los cambios, por ejemplo, en los horarios de la rutina. ‘La vulnerabilidad de la persona está expuesta a sí misma y a los demás, como lo están sus fortalezas, en las cuales se apoya el trabajo social sanitario’ (El trabajo social sanitario en el marco de la optimización y sostenibilidad del sistema sanitario, 2010). No hay que olvidar que el Trabajo Social Sanitario interviene con toda la unidad de convivencia, trabajando por un presente y un futuro según evoluciona o no la enfermedad. La calidad de la intervención psicosocial en tiempo real, junto a otros y otras profesionales del equipo multidisciplinar, supone una optimización de los recursos sociosanitarios. 

HISTORIA

De forma muy resumida, los antecedentes del Trabajo Social Sanitario se ubican en los Estados de la Costa Este de Estados Unidos. Las personas más destacadas de la promoción de esta disciplina son las siguientes: Dr. William Osler, el Dr. Charles P. Emerson, el Dr. Richard C. Cabot, Mary E. Richmond, Garnet Isabel Pelton, Ida M. Cannon, James Minnick, Jane Addams, el Dr. Michael M. Davis o Gordon Hamilton. En este apartado se destacarán el papel fundamental que llevó a cabo Garnet Isabel Pelton. Esta mujer, Trabajadora Social y Médica, se formó como visitadora-cuidadora. Pelton fue pionera gracias al Dr. Cabot, éste acudió en 1903 para crear un puesto de trabajo específico, y así la introdujo en la atención directa hospitalaria en su clínica de medicina en el Massachusstets General Hospital (Boston).

FUNCIONES

Seguidamente, se describe las funciones desarrolladas por los trabajadores y las trabajadoras sociales según ‘El documento de consenso sobre las funciones del profesional de Trabajo Social Sanitario’ (2013):

1. Incorporar y favorecer la inclusión de la perspectiva social en todas las actividades, ámbitos asistenciales y profesionales de los centros sanitarios.

2. Identificar los factores y situaciones de riesgo social relacionados con la salud en individuos, familias y comunidad.

3. Realizar el estudio y elaborar el plan de intervención social que complete la atención integral del proceso de salud-enfermedad como parte del trabajo en equipo.

4. Participar en la elaboración, desarrollo, implantación y evaluación de los procesos asistenciales, así como en los programas de salud y la cartera de servicios, aportando la dimensión social.

5. Proporcionar orientación, apoyo psicosocial y asesoramiento a la persona enferma, a la familia y a la comunidad.

6. Promover la utilización adecuada de los recursos del Sistema de Salud tanto en su gestión como en la cooperación con otros sistemas asistenciales, con el fin de garantizar la continuidad de cuidados y la sostenibilidad de los recursos públicos.

7. Fomentar la participación de profesionales de salud en actividades comunitarias que corresponsabilizan a la ciudadanía en la creación de entornos más saludables.

8. Facilitar la comunicación y coordinación con el Sistema de Servicios Sociales y con otros sistemas que garanticen una atención integral, evitando la prestación de servicios inconexos.

9. Participar y fomentar actividades de promoción y prevención de la salud, dirigidas a individuos, familias y comunidad, así como a colectivos específicos por causa de enfermedad o exclusión social.

10. Participar en los planes de formación continuada, de la formación pregrado y posgrado, así como diseñar y colaborar en proyectos de investigación relativos a la salud y factores psicosociales.

11. Registrar la actividad realizada y emitir cuando sea preciso el correspondiente informe social.

¿PUEDO INTERVENIR EN EL ÁMBITO DE LA SALUD SOLO CON EL GRADO UNIVERSITARIO DE TRABAJO SOCIAL?

Sin embargo… Si soy Trabajador/a Social ¿puedo ejercer solamente con el Grado Universitario? Julio Piedras – Trabajador Social Sanitario de una Unidad de Salud Mental Comunitaria del Servicio Andaluz de Salud, y actual Presidente del Colegio Profesional de Trabajo Social de Huelva- en su Blog (2020) realiza un escrito sobre qué formación complementaria se debe realizar. Actualmente, formación especializada de posgrado solo existe el Máster Universitario de Trabajo Social Sanitario ofertado por la Universitat Oberta de Catalunya. También cabe destacar los siguientes Másteres:

  • Máster Universitario en Dirección y Gestión Sociosanitaria de la UNIR.
  • Máster en Atención Integral al Paciente organizado por la Universitat de Barcelona (UB) y el Colegio  Oficial de Médicos de Barcelona (CoMB).
  • Máster Propio de Trabajo Social en Salud Mental por la Universidad de Zaragoza.

Se ha de añadir que los distintos Colegios de Trabajo Social ofertan formación complementaria presencial y on-line en materia de Trabajo Social y Salud.

BIEN… ¿Y AHORA, DÓNDE PUEDO TRABAJAR?

Los y las profesionales del Trabajo Social ejercen en distintos recursos públicos y privados – Complejos Hospitalarios, Centros de Atención Primaria, Centros de Días, Residencias Socio-sanitarias (personas mayores, personas con enfermedad mental, personas con diversidad funcional, etc)-. Desde hace unos años, se está incorporando poco a poco la figura del Trabajo Social en las MUTUAS.

Dependiendo de si la institución es privada o pública, con la candidatura o autocandidatura suele ser suficiente para acceder a un puesto de trabajo en una entidad privada (siempre y cuando el/la profesional de Trabajo Social tenga formación complementaria en el ámbito de la salud). Algunas instituciones privadas pueden realizar pruebas selectivas (exámenes y/o entrevistas). Sin embargo, para acceder a puestos de entidades públicas, por ejemplo al Servicio Andaluz de Salud se debe pertenecer a la Bolsa Única de esta plataforma y cumplir los requisitos.

¿QUIÉN PROMUEVE LA ESPECIALIZACIÓN DEL TRABAJO SOCIAL SANITARIO?

Para finalizar este escrito, desde el 2017 el Colegio Andaluz de Trabajo Social promueve el Trabajo Social Sanitario realizando campañas bajo el lema ‘Un/a Trabajador/a Social x cada Centro de Salud’. Esta difusión para promover la contratación de profesionales del Trabajo Social para realizar intervenciones integrales y de calidad está respaldada por la Ley 9/2016, de 27 de diciembre, de Servicios Sociales de Andalucía. Es por ello, que todos y todas los/las profesionales del Trabajo Social deben estar colegiadas, así los Colegios Profesionales Provinciales de Trabajo Social tienen más fuerzas para presionar para exigir intervenciones integrales y de calidad desde, en este caso, el ámbito sanitario. 

DOCUMENTOS CONSULTADOS

Castrillo, J.L; Diez, T.; Escaja, M.A., García, J.M.; González, E.; González, R.; Guzmán, Mª.A.; Mercado, T. Rodríguez, M.; Torres, T.; Velasco, Mª. (2013). El documento de consenso sobre las funciones del profesional de Trabajo Social Sanitario. Castilla y León.

Colom, D. (2010). El trabajo social sanitario en el marco de la optimización y sostenibilidad del sistema sanitario. En Agathos. Atención Sociosanitaria y Bienestar (pp. 109- 119). Institut de Serveis Sanitaris i Socials (ISSIS): Ekaina.

Conselleria de Sanitat. (2012). Guia de Intervención de Trabajo Social Sanitario. Comunitat Valenciana: Generalitat. Conselleria de Sanitat.

Piedras, J. (2020). Cómo especializarse en el Trabajo Social. 2020, de Julio Piedras. Trabajo Social Sanitario Sitio web: https://juliopiedra.com/como-especializarse-en-trabajo-social-comunitario/Piedras, J. (2020). Cómo Pueden Acceder Profesionales Del Trabajo Social A Un Empleo En El Sistema Público De Salud. 2020, de Julio Piedras. Trabajo Social Sanitario Sitio web: https://juliopiedra.com/como-pueden-acceder-profesionales-del-trabajo-social-a-un-empleo-en-el-sistema-publico-de-salud/

TSDifusión, 22 de diciembre de 2020

A pocos días de concluir el año parece que la frase que todos/as deseamos decir, como si fuese en un mantra liberador es: “¡Adiós 2020!”, como si con ello consiguiéramos dejar atrás un año de pesadilla: pandemia, miedo, enfermedad, muerte, pérdida, distancia social, paro, paralización social y económica, aumento de la pobreza,…; y de vorágine de protocolos, legislación e información social y profesional. Sin duda 2020 será recordado en la historia como el año de la COVID-19, el año de la mayor crisis socio-sanitaria mundial de nuestra historia reciente.

Desde TSDifusión queremos invitaros a la reflexión, a dedicar unos minutos no a todo lo negativo que hemos sufrido este año, si no a pensar en lo positivo, en las oportunidades que nos ha traído esta crisis, como hace unos años hiciera el escritor Alex Rovira en su libro “La buena crisis”, 2009. 

Como nosotros/as, os preguntaréis, pero ¿qué ha tenido de bueno este duro año? Para dar respuesta a esta pregunta recurrimos a una improvisada “lluvia de ideas” con la mirada en la oportunidad en el plano profesional, hablamos de teletrabajo, del avance en el uso de las nuevas tecnologías, el reconocimiento del trabajo social como profesión esencial y la revalorización de los servicios públicos.

Teletrabajo

El pasado 14 de marzo, tras ser decretado el estado de alarma, se inició un período de confinamiento nacional, que paralizó gran parte de la actividad laboral nacional durante más de 3 meses. Este confinamiento, hizo que la mayoría de la población se quedara en casa y con ello la mayor parte de profesionales de trabajo social del país.

Young Asian Business Woman Meeting with Multiethnic Business People and VDO Conference Live Streaming in Work from Home Concept – Social Distancing in Coronavirus(Covid-19) Outbreak

Durante este periodo hemos demostrado que no solo es posible trabajar desde un espacio diferente a la convencional oficina o sin el contacto directo y personal, si no que a pesar de la difícil situación, hemos podido dar una respuesta profesional a las personas, familias y/o poblaciones a las que atendemos.

El inicial caos organizativo, el no saber qué hacer y cómo hacerlo, conllevó una respuesta adaptiva en nuestra forma de organizarnos, trabajar y comunicarnos, demostrando que es posible trabajar de forma presencial y no presencial, lo que ha incidido directamente en hacer ver que el teletrabajo es una vía para la conciliación de la vida laboral y familiar, que puede facilitar la atención y cuidados de menores y mayores a nuestro cargo. 

Durante el tiempo de confinamiento hemos demostrado que la presencia es importante, pero no esencial. Que lo realmente importante es nuestra capacidad de adaptación a las circunstancias y de aprendizaje; que nuestros años de escucha activa nos permite empatizar, informar y hacer buenas entrevistas a través de un teléfono; que en el tiempo no presencial se puede desarrollar un trabajo más reflexivo, organizativo, de planificación, de elaboración de informes, es decir, el trabajo que no permite la hiperactividad práctica de muchos/as profesionales.

Han pasado meses y continuamos instalados en la provisionalidad de nuestra nueva forma de trabajar, demostrando lo que ya sabíamos propio del trabajo social, la capacidad de adaptación y evolución ante nuevas situaciones, implementando un trabajo de responsabilidad hacia las personas, sustentado sobre pilares muy finos. Hemos abordado los retos cargándonos de coraje emocional, haciendo útil la improvisación para buscar otros caminos.

Nuevas tecnologías

Las nuevas tecnologías acompañan nuestras vidas desde hace años, en lo profesional y en lo laboral, pero éramos muchos los/as profesionales que no pasábamos de un conocimiento práctico muy básico.

El confinamiento y la necesidad de comunicarnos con otras personas, profesionales, usuarios/as, han dado otro sentido al teléfono móvil y al ordenador, que han pasado de meras herramientas de trabajo a medios de atención, comunicación e interconexión.

Las redes sociales han sido nuestro alta voz para difundir información importante en un corto espacio de tiempo y/o al mayor número de personas posible.

Tenemos una nueva forma de reunirnos y formarnos vía “on line”, lo que nos ha abierto un abanico de oportunidades participativas y reciclaje profesional que hace un año muchos/as de nosotros/as no contemplábamos.

Servicio esencial

La crisis del coronavirus ha conllevado que el Gobierno español considere el trabajo social como servicio esencial, igualándonos al personal sanitario y de seguridad ciudadana.

Esta consideración conlleva un doble reconocimiento:

  • Que estamos ante una crisis no solo sanitaria, si no social, a la que urge dar respuestas.
  • La importancia del trabajo social para abordar la crisis, lo que ha permitido que lleguen “refuerzos” a los servicios de atención social, especialmente a Servicios Sociales Comunitarios. 

Pero solo el reconocimiento no es suficiente, como vemos en el próximo punto.

Revalorización de los servicios públicos

Los servicios públicos llevan más de una década sufriendo “recortes”, privatizaciones, desatención y desmantelamiento. Nuestros políticos han dejado de promover y desarrollar política social para la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía, para evitar o compensar las desigualdades y la vulnerabilidad social. La gestión politizada de recursos y servicios públicos merman sin cesar un Estado de Bienestar que nunca llegamos a culminar.

En estos momentos de crisis, han sido los/las profesionales públicos, de todos los ámbitos de la administración, quienes con su buen hacer, dedicación e implicación, han tenido la oportunidad de atender a la población y dar respuestas a la ciudadanía con los escasos recursos con los que contamos, pese a la precariedad y la falta de respuesta política a las necesidades. Hemos puesto en valor lo público, trabajando de forma coordinada y complementaria con entidades del Tercer Sector y privadas.

Para muchos/as de estos/as trabajadores/as del sector público, este año ha traído una oportunidad de reconocimiento de derechos laborales. La Sentencia de 19 de marzo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, ha reconocido que nadie, ni siquiera las administraciones públicas, pueden abusar de contratos temporales, reconociendo así el abuso que en sus contrataciones vienen sufriendo personas interinas y laborales indefinidos no fijos desde hace años, situación en la que se encuentran entre 800.000 y 1.000.000 de trabajadores/as de este país. De estos, miles son trabajadores/as sociales con décadas de experiencia profesional sin estabilidad en sus empleos, a los que la administración de momento solo ofrece procesos selectivos contrarios a la sentencia europea o irse al paro sin ningún tipo de compensación.

Con la mirada puesta en las oportunidades y mejoras que puede tener nuestra profesión y nosotras/os como profesionales, decimos adiós al duro 2020, deseando lo mejor para 2021 a las personas que nos leen y nos comparten. Gracias.

Huelva, 15 de diciembre de 2020

Dolores Ruiz Beltrán
Trabajadora Social. Alcaldesa de Villanueva de los Castillejos.
Presidenta de la Mancomunidad de Municipios Beturia. Presidenta de EDIA SLU

Ya desde muy niña escuchaba a mi madre decirme: “Ahí está mi Loli, la abogada de las causas injustas”. Con el tiempo y conforme fui creciendo me di cuenta que no solo quería defender las injusticias sociales sino transformarlas o, al menos, aportar mi granito de arena para provocar un cambio, por pequeño que fuese. Y ese sentimiento y pensamiento ha guiado todas las actuaciones y decisiones de mi vida.

Cursé los estudios de Diplomada Universitaria de Trabajo Social (1985-1988) por la Universidad de Sevilla, en la Escuela de Trabajo Social de Huelva ya que en aquel entonces nuestra provincia no contaba aún con una universidad propia. Me decidí por esa opción porque era lo que sentía, lo que me atraía y lo que me hacía feliz y era el único cauce que en ese momento encontraba para dar respuesta a esa personalidad comprometida con los demás que bullía con fuerza en mi interior. 

Durante los estudios aprendí y al mismo tiempo descubrí un fascinante e interminable campo de conocimientos y futuros campos de trabajo y desarrollo profesional que se abrían ante mí. Conocimientos y aprendizajes que nunca son del todo suficientes ya que al finalizarlos tuve que estar continuamente reciclándome y aprendiendo, porque el camino de los Servicios Sociales era aún incipiente siempre. Basta recordar que no teníamos ni una Ley que los regulase en Andalucía (se aprobó poco después).

Con todo ello, y con una fuerte convicción de “Servidora Pública” he desarrollado todo mi trabajo en los diferentes campos en los que he tenido la oportunidad de trabajar, centrada sobre todo en el ámbito comunitario y sanitario.

He tenido la suerte de trabajar en lo que me gusta, intentando en todo momento satisfacer la necesidad social del otro, desde un planteamiento metodológico y profesional. Por ello, he sido feliz y he vivido con una gran pasión todo lo relacionado con mi profesión.

En ese intento de trabajar por el avance de los derechos sociales entendiéndolos como “aquellos derechos que faciliten a las personas desarrollarse en autonomía, igualdad y libertad así como aquellos derechos que les permitan unas condiciones económicas y de acceso a los mínimos necesarios para una vida digna”, y en el constante compromiso por mejorar la situación de las personas más vulnerables y lograr como fin último el bienestar social de una comunidad, afrontando los problemas sociales, satisfaciendo necesidades y aprovechando las oportunidades sociales que se nos presente (metas, objetivos, ideas compartidas por los profesionales del Trabajo Social) y, ante todo, como defensora acérrima de nuestro Sistema Público de Servicios Sociales y de todos los que promueven y aseguran la protección y la igualdad (sanidad, educación, vivienda…) decidí dar un pequeño salto, como servidora pública, porque entendí que en mi faceta de trabajar por contribuir a lograr tantos objetivos necesitaba recursos, necesitaba cambiar desde arriba algunas planificaciones, necesitaba tener más “poder” para buscar, decidir y plantear soluciones. 

Por ello, me centré en mi entorno, en mi pueblo, en mi comarca y en mi provincia. Con el corazón en la mano, con todas mis fuerzas y mis conocimientos, experiencias y vivencias. Partiendo de un fuerte compromiso en la defensa de los derechos sociales y con una gran responsabilidad, aposté por presentarme a las elecciones municipales de mi pueblo, encabezando una lista política, con el anhelo de continuar trabajando por el cambio en la comunidad, para lograr unas políticas locales y/o comarcales inclusivas y conciliadoras teniendo por bandera la Igualdad y la lucha por la supervivencia de nuestros pueblos.

Como alcaldesa, el tiempo que llevo me lo he bebido de un sorbo; han sido cinco años vividos intensamente, sin un respiro, sin pausas, a veces sin prisa y otras a “todo gas”. Todo un trabajo fascinante e ilusionante dedicado a contribuir a mejorar el bienestar de mis vecinos y vecinas. 

He podido articular los presupuestos a las necesidades sociales, hemos trabajado para lograr una mayor calidad de las actividades con una gran participación, mejorando las infraestructuras, creando centros y espacios en diferentes áreas y sectores: Deportes, salud, mayores, mujer, juventud, infancia, discapacitados, etc. Hemos dado un impulso a las políticas activas de empleo en general y para las personas más vulnerable, y podría seguir reseñando numerosas actuaciones pero acabaré resumiendo: ha sido y es una experiencia intensa que volvería a repetir, un despertar con un proyecto a diario que cumplir, con muchas ilusiones, alegrías, sin sabores, con éxitos y algún que otro fracaso, pero siempre con la fuerza de querer transformar mi entorno y con ese compromiso de seguir mejorando y avanzando, con toda la humildad del mundo.

Además, desde un plano comarcal, a lo largo de estos últimos años he tenido ocasión de presidir la Mancomunidad de Municipios Beturia y a su vez la Empresa de Diversificación Integral del Andévalo (EDIA SLU) perteneciente a la misma y orientadas ambas al desarrollo rural y local en general y a la realización de proyectos y actividades en el ámbito social en particular. Concretamente, a través de esta última hemos desarrollando en el territorio una amplia tipología de actividades relacionadas con los Servicios Sociales, entre las que tengo que destacar la ejecución del Servicio de Ayuda a Domicilio de la Diputación de Huelva en 24 municipios de la provincia, llegando a contar para ello con más de mil auxiliares contratadas para el desarrollo de dicho servicio. Además de ese hito, desde EDIA se gestionan dos Centros de Días de Personas Mayores, o trabajamos en toda la provincia en el desarrollo de Talleres de Educación en Valores para menores. En definitiva, a través de estas entidades que presido, he tenido ocasión de poner en práctica mis conocimientos en la gestión pública de los servicios sociales desde una perspectiva más amplia que la meramente local.

Quiero resaltar también, además de todo lo dicho anteriormente que, como mujer, estoy segura de que impregnamos a nuestra labor una mirada diferente, que nos sirve para gestionar los Servicios Sociales con otros valores, estilos y estrategias de afrontar los problemas y plantear soluciones, con una manera de gestionar inclusiva, trabajando día a día para que la política social de mi entorno sea algo más que una mera partida en los presupuestos municipales, dejándome la piel, junto a todo el equipo de profesionales y políticos que trabajan conmigo,  basando nuestra acción de gobierno en este campo en la participación, el consenso y la siempre necesaria cooperación comunitaria.

Por último, me gustaría subrayar la mayor importancia que adquiere nuestra profesión en los momentos difíciles que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia COVID-19, y de las nefastas consecuencias no ya sanitarias, sino desde el plano económico y social. Es por ello que se hace necesaria una mayor visibilidad de nuestra profesión, y una apuesta más decidida desde todos los ámbitos por su universalización como uno de los verdaderos y básicos pilares del estado de bienestar.

Huelva, 10 de diciembre de 2020

José Pedro En-namouss
Trabajador social del Programa Fraguas y técnico de Stop Rumores

Desde la antigüedad el ser humano ha estado en constante tránsito. Algunas personas se desplazan en busca de trabajo digno o de nuevas oportunidades económicas, para reunirse con sus familiares o para formarse en alguna especialidad profesional; otras huyen de conflictos bélicos, persecuciones, del terrorismo, en definitiva, por la violación de los derechos humanos; algunas también lo hacen debido a los efectos adversos del cambio climático, desastres naturales u otros factores ambientales.

En la actualidad, el número de personas que vive en un país distinto del que nacieron es mayor que nunca: 272 millones en 2019 – 51 millones más que en 2010. Los migrantes internacionales comprenden hoy un 3,5% de la población mundial, cifra que continúa ascendiendo con respecto al 2,8% de 2000 y al 2,3% de 1980. (Naciones Unidas 2019).

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DATOS INEBASE: Estadística de Migraciones, Sexo, Total, 2019

En la siguiente tabla vemos el nº total de personas migrantes que residen en España y sexo el en año 2019.

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DATOS INEBASE: Estadísticas de Migraciones, Provincias, Ambos sexos 2019

En la siguiente imagen observamos datos en función de las provincias y la afluencia de población migrante.

Existe cierta connotación negativa sobre estas personas, rumores, estereotipos, prejuicios, normalizados y extendidos socialmente, pero también existen recursos y estrategias que luchan por desactivar este tipo de discursos negativos a cerca de la población de origen extranjero, destacando las características positivas de este grupo de personas, y no solo destacando los aspectos positivos que aportan como ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho, sino destacando también el impacto intercultural tan diverso que tiene para la propia sociedad de acogida.

El trabajo desde la Asociación Huelva Acoge, se fundamenta en el principio de que nuestro mundo es de todos/as y que debemos romper las fronteras que nos impiden vivir con justicia, paz, dignidad y solidaridad internacional, así como en los principios de igualdad y libertad, presentes en la Constitución Española, con el objetivo de prestar todo el apoyo posible a las personas migrantes, atendiendolas en sus necesidades de emergencia, asesoramiento, sanitarias, educativas, culturales, y de inclusión para promover en definitiva el cumplimiento de los derechos humanos de los/as migrantes.

El trabajo Interdisciplinar es un elemento importante y con un valor en alza, te permite, desde las diferentes áreas y entre los diferentes profesionales, poder llegar a alguna solución. Entre las áreas en las que me encuentro trabajando está el Área acción social, en la que se desarrolla diferentes proyectos. Una de las funciones de esta área es la de apoyar, formar, orientar e informar a las personas que acuden. Aunque a nivel general todos/as observamos las necesidades de las personas migrantes y sus dificultades, desde la atención individualizada se hace más difícil y complejo, aunque hay casos que tienen similitudes, la realidad de cada uno es diferente. Además, hay que tener en cuenta en todo momento, que estamos trabajando con personas, que tienen sentimientos, ideales y que el hecho de que vengan implica que están pasando una situación compleja y difícil.

En este último año de 2020 la realidad de todos/as se ha visto empeorada, ya que sus economías dependía mucho de la campaña agrícola, que aunque no ha parado, muchos/as no podían ir por falta de vehículos. El estado de alarma no ha hecho más que empeorar la brecha económica y las situaciones de exclusión social que ya existían previamente, entre las personas que pueden y no pueden económicamente, situaciones que en su mayoría se repetía, la imposibilidad de hacer frente al pago de suministros o alquileres, personas que han tardado mucho en cobrar su ERTE o no lo han cobrado por no cumplir requisitos y que debían decidir que pagar o lo atrasado o lo actual.

Otra realidad que también hay que tener en cuenta es la de aquellas personas “Sin hogarismos” que viven asentamientos, que muchos de ellos están en una situación administrativa regular y trabajan con el objetivo de pagar un alquiler, pero se encuentran con una gran negativa cuando intentan acceder a este por su origen, los asentamientos es una realidad que ha estado siempre allí, pero tapada y olvidada, pero debemos tener en cuenta que muchas de esas personas que estamos dejando vivir (si se puede llamar así) son aquellas que trabajan en las campañas y que lo único que piden es tener un trato digno y se les permita acceder a una vivienda.

La realidad es muy diferente cuando estás inmerso a cuando se observa desde fuera, existen muchas dificultades a las que la población migrante hace frente, desde estar administrativamente irregular, lo cual es de la peor de ellas, ya que no puedes acceder a ningún recurso, aunque existan por allí rumores que dicen que sí, rumores más que desmentidos desde diferentes campañas a otras realidades que lo que hacen es agravar su situación.

Otra de las áreas en las que me encuentro trabajando es el área de sensibilización, muy ligada con el trabajo a pie de calle con las personas, formando e informando sobre las migraciones, una lucha por la convivencia, que es una de las finalidad, defender lo diferente, aprender y que entre todos lleguemos a entendernos sin que existan por medio, elementos negativos tipo rumores, estereotipo o prejuicios en esta área se enmarca el proyecto Stop Rumores; la posibilidad de acompañar a las personas en su proceso de deconstrucción de esas ideas preconcebidas sobre personas migrantes, prefijadas y rumores.

La posibilidad de generar otra narrativa frente al ellos y nosotros, frente ideas que se basan enteramente en lo que se oye y no en datos, frente a aquellos que utilizan esos datos en su beneficio mostrando parcialmente la realidad mostrándola como real; Las personas migrante pasan por mucho, ya lo hacen desde el primer momento que abandonan y dejan a su familia, amigos, en busca de algo mejor, en busca de esa libertad anhelada en sus países, en busca de un futuro mejor, y cuando llegan encuentran una realidad totalmente diferente y a un grupo de personas que los etiqueta y los desvalora ya no solo como trabajador o profesionales sino como personas.

Como profesional del trabajo social creo que tenemos una labor muy importante y es importante en mi espacio de trabajo ya que es como una conjunción de lo que debemos hacer como profesionales y lo que se hace teniendo presente estar en la lucha por la defensa de los derechos de las personas, a ser tratadas de igual manera sin importar, origen, color, etnia, orientación, tener que actuar en consecuencia aunque en algunos casos nos veamos superados, ser esa voz que al igual que el rumor puede llegar a destruir a ser esa voz que busque el acuerdo, aprendizaje y el trabajo entre todos y todas.

Como bien dice en nuestra definición como trabajadores sociales, “La profesión del trabajo social promueve el cambio social, la solución de problemas en las relaciones humanas y el fortalecimiento y la liberación de las personas para incrementar el bienestar. Mediante la utilización de teorías sobre el comportamiento humano y los sistemas sociales, el trabajo social interviene en los puntos en los que las personas interactúan con su entorno. Los principios de los derechos humanos y la justicia social son fundamentales para el trabajo social.” ( IASSW 2014).

Como he mencionado anteriormente la conjunción entre el trabajo social y lo que se desempeña, se ve reflejado en nuestras funciones como profesionales las cuales señalaré a continuación:

  1. Información, orientación y asesoramiento en materia de acción social a personas, grupos e instituciones.
  2. Detección, Estudio, valoración y/o diagnóstico de las necesidades y problemas sociales.
  3. Prevención (prevención) de la aparición de situaciones de riesgo social.
  4. Planificación (planificación) de programas y proyectos de promoción, prevención y asistencia de desarrollo social en el área de bienestar social con individuos, grupos y comunidades.
  5. Intervención, Atención directa, rehabilitación e inserción social de personas, grupos, instituciones y comunidades.
  6. Supervisión (supervisión). A nivel administrativo con la tarea de estímulo, orientación y guía. A nivel docente como formación.
  7. Promoción de la creación, desarrollo y mejora de recursos comunitarios, iniciativas e inserción social.
  8. Fomentar la integración, participación organizada y el desarrollo de las potencialidades de personas, grupos y comunidades para mejorar su calidad de vida.
  9. Evaluación (evaluación) Investigación social aplicada, encaminada a identificar, obtener y proporcionar, de manera válida y fiable, datos e información suficiente en que apoyar un juicio acerca del mérito o valor de los diferentes componentes de un programa o recurso social. Este juicio puede aplicarse en   de las fases del proceso.
  10. Función gerencial. Organización y gestión de servicios sociales y recursos humanos, implementando los procesos de calidad en los servicios tanto a nivel de administraciones públicas como en servicios y organizaciones privadas.
  11. Función de Coordinación, desarrollo de mecanismos eficaces o redes de coordinación Inter-institucional y/o entre profesionales dentro de una misma organización.
  12. Participación en la elaboración y ejecución de políticas sociales.
  13. Mediación (mediación) facilitar la comunicación entre las partes, ayudar en la formulación de propuestas positivas y acuerdos, promover la reflexión de las personas sometidas a tensiones y conflictos, generar confianza en las propias soluciones de las partes implicadas, derivar los casos hacia otros profesionales cuando la función mediadora resulte insuficiente o inadecuada.
  14. Investigación (investigación) de problemas sociales, de la realidad social, investigación de aspectos epistemológicos de la disciplina y divulgación científica con la publicación teórico-práctica de las experiencias e investigaciones. (CPTSH 2020)

El valor de los trabajadores sociales y sus funciones van en la misma dirección con las de esta asociación ya que buscan en común la lucha por los derechos humanos y preservarlos, que se le dé el mismo valor todos por igual, aunque a veces parezca que nuestra profesión no está valorada, siempre hemos estado cuando la ciudadanía nos ha necesitado, cuando hay que dar un paso adelante, adaptándonos a los cambios, a la realidad, intentando buscar soluciones e investigar al respecto, estamos en una formación continua, ya que el trabajo con personas es algo que va variando y la sociedad con ello.

Bibliografía:

Málaga, 1 de diciembre de 2020

Nadia Vivas Radulich
Licenciada en Trabajo Social, Universidad de Buenos Aires

Cuando se emprende un viaje por los motivos que fuere siempre una cuota inmensa de esa decisión es de ilusión. Al llegar a España, comienzan una serie de trámites burocráticos entre los que se encuentra la validación de nuestros estudios. Aquí comenzamos muchas veces a desprender pétalos de esa ilusión tan grande que traemos. Todo es más complejo de lo que una se imagina. 

Así llegaba yo en 2016 con mi título de Licenciada en Trabajo Social de la Universidad de Buenos Aires Argentina, imaginando que validarlo aquí sería un trámite simple. Pues no lo fue del todo. 

En principio existe en España tres maneras de validar los títulos extranjeros: Homologación, convalidación y equivalencia. 

La Homologación es el reconocimiento oficial de títulos de educación superior otorgados por instituciones extranjeras a títulos oficiales universitarios españoles de Grado o Máster, a efectos académicos y laborales. Pero, solo se lleva a cabo para las llamadas profesiones reguladas, es decir, aquellas que tienen una ley que desarrolla su ejercicio. El Real Decreto 967/2014, de 21 de noviembre señala en total 36 profesiones reguladas. Conllevará la posibilidad de ejercicio de la profesión regulada de que se trate en las mismas condiciones de los poseedores de los títulos españoles que habiliten para tal ejercicio.

La Convalidación de estudios extranjeros por estudios universitarios españoles parciales, es el reconocimiento oficial, a efectos académicos, de la validez de estudios superiores realizados en instituciones de educación superior extranjeras, hayan finalizado o no con la obtención de un título, respecto de estudios universitarios españoles parciales que permitan proseguir dichos estudios en una universidad española.

La equivalencia a titulación o a nivel académico se podrá solicitar para cualquier tipo de título universitario extranjero de Grado o Máster. Permite declarar la equivalencia a titulación o a nivel académico de titulaciones de ramas de conocimiento y campos específicos. La equivalencia a titulación otorga los mismos efectos de los títulos comprendidos en el área y campo de formación al cual se haya declarado la equivalencia, con exclusión de los efectos profesionales respecto de aquellos títulos susceptibles de obtenerse por homologación.  

La carrera de Trabajo Social no se homologa en España, lo que se debe solicitar es la equivalencia de título extranjero de educación superior a titulación y a nivel académico de Grado en la rama de las Ciencias Sociales.

Este trámite lo realiza el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades de España, y se realiza en Málaga en la Sub Delegación de Gobierno. En la Sede Electrónica se encuentra detallada toda la documentación a presentar, como el formulario y el pago de una tasa estipulada. 

Todos los documentos que se aporten deberán ser oficiales y estar expedidos por las autoridades competentes para ello, de acuerdo con el ordenamiento jurídico del país de que se trate. Asimismo, los documentos originales han de estar debidamente legalizados. En el caso de la mayoría de los países latinoamericanos los documentos deben estar legalizados por la universidad de origen y por la apostilla de La Haya.

Así explicado resulta un procedimiento sencillo, pero no siempre lo es. Cuando una persona viene de otro país espera que, en alguna institución, alguien, explique mínimamente la diferencia entre estas formas de validar los estudios, los pasos a seguir, qué se hace luego de la obtención de la equivalencia, y demás dudas que traemos; pero esto no siempre sucede. 

Nos encontramos con instituciones y funcionarios que no tiene en cuenta la dificultad que implica enfrentarse a mecanismos propios de la burocracia española, tan ajena a la propia. Al fin de cuentas venimos de otros países, de otros continentes, de otras costumbres, modos y formas, y el proceso de habituación no siempre resulta fácil. Por otro lado, hay que decirlo, en muchos casos no se atiende de la mejor manera a las personas migrantes de países latinoamericanos.

Nos encontramos con instituciones públicas que muchas veces no nos acercan la información que necesitamos, nos destratan y confunden.

Pero todo lo anterior no es lo más complicado de este procedimiento, una vez iniciado el expediente el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades tarda entre dos y tres años en resolver.  ¡¿Entre dos y tres años?! Si, absurdo, pero así es. Es un plazo absolutamente excesivo para los intereses de los profesionales que necesitan de la equivalencia para comenzar una nueva etapa profesional o académica. Pero lamentablemente es así. 

Si volviera mis pasos atrás recomendaría no perder ni un solo día, e iniciar el trámite ni bien se cuente con toda la documentación.

Paralelamente hay opciones para no “perder” completamente este periodo de espera. Una de ellas es realizar estudios en la Universidad de Málaga. Algunas universidades latinoamericanas tienen convenios y no requieren de equivalencia u homologación para comenzar un máster oficial.

Otra buena opción mientras se espera es también homologar el título de bachillerato que tarda cerca de 6 meses y nos habilita para hacer diversos cursos oficiales y para determinados trabajos. Es importante tener en cuenta que, hasta que no se obtenga la validación de nuestro título no se nos reconocerá ningún estudio, ni siquiera de educación primaria. Por lo cual se pasa a ser una persona sin estudios por cerca de tres años para instituciones públicas de educación o empleo, lo que claramente nos limitará para desarrollarnos plenamente en este país. La obtención del título bachiller nos permitirá tener al menos algún tipo de certificación de estudios en menos tiempo.  

Recomendaría también, acercarse a espacios de profesionales o personas migrantes   que puedan informarte, acompañarte y apoyarte. La migración no es fácil, es mucho más dura de lo que la gente imagina, y esto muchas veces solo lo entiende otra migrante. En mi caso soy parte de la Red Feminista Latinoamericana, un espacio de mujeres migrantes que ha sido un gran acompañamiento y de suma importancia para fortalecerme y empoderarme.  

Lejos de desanimar a nadie, considero que ante las adversidades hay que fortalecerse y una forma de hacerlo es estar informadas. 

Al fin de cuentas, estoy convencida de que la profesión de Trabajo Social se elige por vocación, convicción y compromiso social. No es una profesión fácil, nos suele enfrentar a realidades dolorosas e injustas, trabajamos a diario con quienes sufren las consecuencias de la pobreza, de la marginación y la exclusión social.  Considero que se elige el trabajo social con la ilusión de que otros mundos más justos sean posibles; y que la profesión nos aportará herramientas para sumar nuestro granito de arena para estos cambios. 

En definitiva, el Trabajo Social también es como un viaje que se inicia con mucha ilusión, con altos y bajos; un día creemos que podemos cambiar el mundo y al otro la realidad nos devuelve una bofetada. Sin embargo, personalmente, creo que vale la pena.

Por lo tanto, si este trámite engorroso y largo es la llave de acceso para poder trabajar de lo que amamos habrá que armarse de paciencia y realizarlo. Quizá en algún momento podamos abogar por que revisen nuestros expedientes y los tramiten en un tiempo más razonable, quizá podamos incidir para que no se pongan tantas trabas a las personas migrantes para desarrollarse plenamente en España; entre otras muchas luchas que nos toca librar a la hora de migrar y ejercer nuestra profesión. Eso sí, intentando nunca perder la ilusión con la que un día decidimos ser trabajadoras sociales. 

El trabajo social se trata de eso, de creer que todo se puede cambiar… 

                                                  “Al fin de cuentas no es locura ni utopía sino justicia” 

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