Huelva, 27 de octubre de 2025
Teresa Gómez-Rasco
Trabajadora social y contratada predoctoral en el Departamento de Sociología, Trabajo Social y Salud Pública de la Universidad de Huelva

Manuela Á. Fernández-Borrero
Profesora Titular del Departamento de Sociología, Trabajo Social y Salud Pública de la Universidad de Huelva. Vicedecana de Estudiantes y Proyección Social de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Huelva y Directora del Máster oficial en Investigación e Intervención en Trabajo Social.
Miembro del grupo de investigación Estudios Sociales e Investigación Social (ESEIS) y del centro de investigación COIDESO. Equipo científico técnico del Plan

Vivimos en una sociedad cada vez más digital. Las formas de comunicarnos, trabajar, acceder a derechos o relacionarnos con las administraciones han cambiado rápidamente. Sin embargo, esta transición no ha sido homogénea ni universal. En los servicios sociales, esto plantea retos importantes para el trabajo social y su práctica profesional, especialmente en el desarrollo de competencias digitales que permitan responder con eficacia, ética y cercanía a las necesidades ciudadanas y del sistema.
En los últimos años, el equipo profesional del trabajo social ha visto transformadas muchas funciones por la incorporación de herramientas digitales en gestión, intervención, coordinación, derivaciones y comunicación con la ciudadanía. No obstante, esta transformación no siempre ha contado con formación adecuada ni con un análisis de las competencias digitales del equipo profesional.
Desde hace un tiempo, se aborda la realidad de las competencias digitales en la profesión del trabajo social y el marco de los servicios sociales. Por ejemplo, la sociedad americana de profesionales del trabajo social recoge expresamente la capacidad para hacer un uso adecuado de la tecnología digital en la práctica profesional del trabajo social, incorporando el consentimiento de la persona usuaria, las capacidades de uso y acceso de las personas usuarias, así como la importancia de conocer, evaluar y comprender los desafíos especiales de comunicación asociados a cuestiones de privacidad, diversidad cultural, ambiental, económica, de discapacidad, lingüística y otras cuestiones de diversidad social que puedan afectar a la prestación de servicios digitalizados o con medios tecnológicos. También en la Declaración de Principios Éticos del Trabajo Social, la FITS (2018) dedica una sección específica al uso ético de la tecnología y las redes sociales, y subraya la necesidad de que profesionales del trabajo social adquieran las competencias necesarias para proteger la privacidad, la confidencialidad y evitar prácticas poco éticas al utilizar tecnologías digitales.
En este espacio hay que señalar la transición socio-digital en los servicios sociales. Es posible partir de la realidad del e-social work y sus avances en los tiempos presentes, a la par que cambiantes, y en futuros no tan lejanos. López-Peláez et al., (2018) habla sobre este trabajo e-social, que hace uso de la tecnología y lo digital para sus intervenciones con personas, comunidades y grupos que pueden desarrollarse a través de la tecnología. Además, permite no solo desarrollar programas de intervención, sino que se conecta con investigaciones y el diseño de políticas públicas para abordarlas. Pero ir un paso más es también considerar lo que este mismo autor, y su equipo, denomina v-social work donde no se hace uso de la tecnología como medio para la intervención social, sino que la intervención se desarrolla íntegramente en el entorno tecnológico y virtual y que está siendo usado como complemento y no reemplazo de procesos de intervención. De cualquier modo, existe una tendencia hacia un modelo híbrido que fomenta y vincula el trabajo social con medios y procesos digitales, e interpela a la profesión a este respecto en múltiples frentes.
En el marco de la realidad nacional española, el equipo de trabajo social de la Universidad de Huelva hemos desarrollado un estudio sobre las competencias digitales en la profesión. Con la participación de 415 profesionales del sector, los resultados principales evidencian un nivel medio-alto de competencias digitales, pero con diferencias importantes entre las dimensiones estudiadas: mayores competencias en elementos de comunicación y colaboración con medios digitales, así como la seguridad en su uso. Sin embargo, en la generación creativa de contenidos digitales y la resolución de problemas la percepción de competencias es menor.
Además, las puntuaciones varían en función de cuestiones como la antigüedad en el trabajo y el ámbito público o privado de la entidad. Profesionales con menos de cinco años de experiencia tienen mejores habilidades, sobre todo en comunicación, colaboración y creación de contenidos digitales, en comparación con aquellos con más de 20 años de trayectoria. Además, quienes trabajan en el sector público presentan menores competencias digitales que en el ámbito privado, especialmente en la creación de contenidos.
Estamos entonces ante un escenario complejo donde la digitalización ha llegado para quedarse en los servicios sociales, pero no siempre lo hace de forma planificada, equitativa ni acompañada. El equipo profesional del trabajo social se enfrenta al reto de integrar lo digital en su práctica profesional, incorporando los principios éticos, relacionales y comunitarios que definen su intervención. Las competencias digitales “básicas” están relativamente asentadas, pero cuando se trata de herramientas específicas del entorno institucional, protección de datos, desarrollo de contenido, gestión de la información o habilidades más críticas y reflexivas, las dificultades aumentan. Este desequilibrio genera tensiones entre lo que se espera profesionalmente y lo que realmente se puede hacer con los recursos, la formación y el tiempo disponible.
En nuestras sociedades de “post-desarrollismo”, la tecnología, la sobreinformación, la velocidad de los avances, los procesos que se digitalizan, etc., son una realidad desafiante. Estamos también en momentos de auge de la individualidad hiperconectada, pero no podemos (ni debemos) obviar la realidad sistémica de los servicios y contextos donde profesionales del trabajo social ejercen su rol profesional. Y es aquí donde la reflexión debe abrir el foco, incorporando los elementos de carácter institucional y propios del sistema. Existe una importante diferencia entre la adquisición individual de competencias y el desarrollo e integración organizativa de una cultura digital compartida y de innovación socio-tecnológica.
1.- ¿Y ahora qué? Pasar del clic al cambio: propuestas para el Trabajo Social digital.
La transformación digital en los servicios sociales no puede obviarse. Pero para que sea justa, eficaz y sostenible, debe abordarse desde un enfoque integral y desde la Cuádruple Hélice donde la administración pública, la universidad, el sector productivo y la ciudadanía/profesionales sean actores conectados. No se trata solo de introducir tecnología, sino de generar entornos que favorezcan el aprendizaje, la adaptación y el trabajo en equipo. En este sentido, los estudios previos realizados por nuestro equipo nos llevan a reflexionar sobre las necesidades detectadas y atrevernos a avanzar propuestas y claves a considerar.

1.1.- Estrategias de formación para una digitalización inclusiva.
La rápida evolución tecnológica y de la Inteligencia Artificial hace urgente el diseño de programas de formación que respondan a las necesidades reales. No basta con adquirir habilidades técnicas, sino que es fundamental comprender cómo aplicar las herramientas en la intervención social de forma crítica, ética y ajustada a las personas usuarias. Esta formación debe garantizar que tanto profesionales como ciudadanía puedan desenvolverse en los nuevos entornos digitales (Fernández-Riquelme, 2019; García-Castilla et al., 2019).
La implicación de los equipos directivos y de los mandos intermedios en las organizaciones sociales es clave para impulsar con éxito los procesos de digitalización (Christodoulou et al., 2022; López-Muñoz y Escribá-Esteve, 2022). Resulta igualmente fundamental la creación de espacios de intercambio profesional dentro de las organizaciones, que puedan convertirse en entornos de aprendizajes colaborativos, y poder abordar tanto cuestiones técnicas como dilemas éticos o emocionales vinculados al uso de tecnologías (Morilla-Luchena et al., 2025).
En este camino es también necesario formar y preparar al equipo profesional del mañana. Esta transformación debe comenzar desde las universidades, mediante metodologías activas, reciclaje e incorporación de contenidos y conexión con la realidad social. Estas experiencias pueden combinarse con procesos de mentorización y acompañamiento con aprendizajes bidireccionales entre universidad y el ejercicio profesional. Desde nuestro equipo de investigación se han impulsado iniciativas orientadas a este objetivo con el desarrollo de proyectos de innovación docente centrados en la incorporación de herramientas tecnológicas en la práctica del Trabajo Social y de investigación educativa sobre competencias digitales en el alumnado de Trabajo Social. Además, el proyecto Optimización de los Servicios Sociales a través de modelos de machine learning ha propiciado el análisis crítico y el intercambio de ideas, y un acercamiento a la realidad de la IA en el trabajo social.
Existen otras experiencias que muestran el potencial de estas herramientas. Por ejemplo, un estudio reciente sobre el uso de realidad virtual 360° con alumnado de Trabajo Social apunta que esta tecnología permite reducir la distancia entre la teoría y la práctica, fortaleciendo la calidad de la intervención profesional y contribuyendo a la construcción de sinergias entre el aula y el terreno y al aprendizaje significativo (Minguela-Recover et al., 2022).
1.2.- Resistencias al cambio: reconfiguración más allá de lo técnico.
Otro de los principales desafíos en el proceso de digitalización de los servicios sociales tiene que ver con las resistencias al cambio. No se trata únicamente de barreras tecnológicas, sino de una transformación profunda en las formas de trabajar, de relacionarse y de entender la intervención social en marcos digitales e innovadores. Estas resistencias aumentan con la edad y con el tiempo de permanencia en el mismo puesto de trabajo (Ferri-Fuentevilla et al., 2023; Gómez-Rasco, et al., in press), lo que evidencia que el factor generacional y la rutina profesional juegan un papel importante.
Estas resistencias pueden surgir tanto en los equipos profesionales como en las propias personas usuarias de los servicios, así como por elementos macro y estructurales que condicionan las tomas de decisiones y procesos instaurados. Además, por un lado, hay quienes ven las tecnologías como una amenaza a sus metodologías tradicionales, sienten inseguridad ante herramientas que no dominan o desconfían del valor añadido que puedan aportar. Por otro lado, las brechas digitales dificultan el acceso equitativo a los recursos, especialmente en colectivos vulnerables, lo que puede generar frustración o exclusión en procesos que se pretendían más accesibles y eficaces (Morilla-Luchena et al., 2025).
Las causas de esta resistencia son múltiples: desde la falta de habilidades digitales o el miedo a la automatización, hasta la ausencia de participación en el diseño de las estrategias de cambio. Muchas personas no perciben el valor de lo digital porque no han sido parte activa de su construcción. Por ello, la clave no está solo en formar, sino también en implicar, escuchar y acompañar a quienes protagonizan esta transformación durante el proceso. Es importante poder contar con escenarios de prueba, sin juicios y permitiendo procesos de errores en el aprendizaje personal y organizacional.
Tal y como señala el Informe sobre Digitalización e Innovación en el Tercer Sector de Acción Social (Plataforma de ONG de Acción Social, 2023), la transformación digital implica un cambio cultural en las organizaciones, porque supone nuevas rutinas, nuevos lenguajes y nuevas formas de colaboración. En este contexto, es necesario vencer la aversión al riesgo y generar confianza en procesos que, al principio, suelen provocar incertidumbre o rechazo.
1.3.- Acompañando en los procesos de transformación digital.
Avanzar en y hacia la digitalización no solo implica diseñar buenas políticas y programas formativos, conocer y actuar en las resistencias al cambio, sino también acompañar los procesos de cambio en el terreno, allí donde se concreta el trabajo cotidiano con personas y comunidades. En este sentido, la mentorización se revela como una estrategia clave para facilitar la apropiación crítica de las tecnologías, reducir resistencias y fortalecer las capacidades digitales de los equipos profesionales. El desarrollo de proyectos piloto con acompañamiento activo permite generar entornos seguros donde experimentar con nuevas herramientas y con apoyo. Generar comunidades permitirá también establecer espacios de encuentro e intercambio.
En definitiva, avanzar hacia una verdadera transformación digital en los Servicios Sociales requiere mucho más que tecnología: exige escuchar al equipo profesional, reconocer su saber experto y promover una digitalización justa, ética y situada que no desdibuje el vínculo social, sino que lo potencie. A la par, requiere un trabajo organizacional y de apuesta política que acompañe y atraviese estos procesos. Para lograrlo, es imprescindible incorporar la formación como eje estratégico desde el ámbito universitario hasta el desarrollo profesional continuo, generar espacios de participación en el diseño de los procesos y abordar las resistencias legítimas que surgen ante el cambio. Solo así será posible construir una transformación digital que no sea impuesta, sino compartida, reflexiva y orientada al bienestar colectivo. Proyectos piloto innovadores con acompañamiento pueden ser la vía para ensayar, aprender y avanzar.
Referencias
British Association of Social Workers (2022). Digital Capabilities Statement for Social Work Practice: Summary. https://www.basw.co.uk/digital-capabilities-statement-social-work-practice-summary
Christodoulou, I. P., Wasim, J., Reinhardt, R. J., y Ivanov, K. (2022). The strategic role of middle managers in the formulation and implementation of digital transformation projects. Strategic Change, 31(6), 613-622. https://doi.org/10.1002/jsc.2528
García-Castilla, F., Oliva, Á., Vírseda-Sanz, E., y Gallego, J. (2019). Potencial educativo del e-trabajo social: la formación en trabajo social en España. Revista Europea de Trabajo Social, 22, 897 – 907. https://doi.org /10.1080/13691457.2018.1476327
Federación Internacional de Trabajadores Sociales (FITS) (2018). Global social work statement of ethical principles. https://www.ifsw.org/global-social-work-statement-of-ethical-principles/
Fernández-Riquelme, S. (2019). Conocer, integrar y divulgar. Las tecnologías digitales para la investigación y la intervención en Trabajo Social. Trabajo social hoy, 88, 43-68. http://dx.doi.org/10.12960/TSH.2019.0015
Ferri-Fuentevilla, E., Fernández-Borrero, M.A, Morilla-Luchena, A. y Gómez-Rasco, T. (25-27 de octubre de 2023). ¿Preparados/as para la transformación digital? Competencias digitales en los/las profesionales de los Servicios Sociales. En Carbonero, REPS, Crisis globales e impactos locales: Tendencias y respuestas públicas y comunitarias para la transición ecosocial. Comunicación llevada a cabo en el IX Congreso de la Red Española de Política Social (REPS), Universidad de las Islas Baleares, Palma de Mallorca, España.
Frederic G.R (2017) Eye on Ethics New NASW Code of Ethics Standards for the Digital Age. Social Work Today. https://www.socialworktoday.com/archive/081617.shtml
Gómez-Rasco, T., Muñoz-Moreno, R., Ferri-Fuentevilla, E., Vallejo-Andrada, A. y Morilla-Luchena, A. (in press) Competencias digitales y herramientas tecnológicas en profesionales de Servicios Sociales en Andalucía. Global Social Work.
López-Muñoz, J. F., y Escribá-Esteve, A. (2022). Executives’ role in digital transformation. International Journal of Information Systems and Project Management, 10(3), 84-103. https://doi.org/10.12821/ijispm100304
López-Peláez A., Pérez García R., Aguilar-Tablada Massó M. V. (2018). e-Social work: Building a new field of specialization in social work?, European Journal of Social Work, 21(6), pp. 804–23.
Minguela-Recover, M. a Á., Munuera, P., Baena-Pérez, R., & Mota-Macías, J. M. (2022). The role of 360o virtual reality in social intervention: a further contribution to the theory-practice relationship of social work studies. Social Work Education, 43(1), 203–223. https://doi.org/10.1080/02615479.2022.2115998
Morilla-Luchena, A.; Gómez-Rasco, T.; Muñoz Moreno, R.; Vázquez-Aguado, O. (2025). Diseño de estrategias para el proceso de digitalización y modernización tecnológica en organizaciones de Servicios Sociales. Cuadernos de Trabajo Social 38(1), 37-48. https://dx.doi.org/10.5209/cuts.96376
Plataforma de ONG de Acción Social (2023). Informe sobre Digitalización e Innovación en el Tercer Sector de Acción Social. https://www.plataformaong.org/recursos/340/informe-de-digitalizacion-e–innovacion-en-el-tercer-sector-de-accion-social

