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Granada, 3 de noviembre de 2020

Mariano Sánchez Robles
Trabajador Social Sanitario. Motril

Las profesiones de Trabajo Social y Enfermería son diferentes pero, en el ámbito de la atención a la Salud, son complementarias. Comparten espacio en la intervención, desde la óptica de una atención integral y de calidad y comparten el objetivo de prestar su atención a los usuarios de los centros sanitarios.

Pero también es cierto que Enfermería y Trabajo Social intervienen en esta realidad del ámbito de atención a la SALUD, de forma distinta. La propia definición de la Salud ya lo contempla y diferencia: Bienestar físico, psíquico y social. Mientras Enfermería interviene en el ámbito de los cuidados de enfermería, el Trabajo Social lo hace centrando su intervención en el entorno en el que interactúan las personas, promoviendo cambios y mejoras en las situaciones de malestar y/o riesgo social, tanto a nivel individual como grupal/familiar y comunitario.

En la práctica, ambos profesionales pueden ejercer su labor de forma conjunta y coordinada, en equipos interdisciplinares y será su formación específica y su idoneidad profesional, las que determine las funciones y competencias a desarrollar por cada uno de ellos, y lo que proporcione al equipo una intervención y mediación sociosanitaria de calidad, dirigida al cumplimiento de los objetivos marcados por el propio equipo.

Dicho esto, lo que no parece lógico es el solapamiento, duplicidad, injerencia profesional o directamente el intrusismo profesional, ni entre éstas, ni entre otras categorías profesionales, que se relacionan de forma interdisciplinar en un mismo equipo de trabajo o centro sanitario. Es aquello de “zapatero a tus zapatos”, y a que no tiene ninguna lógica que “el barbero opere y el cirujano rape”.

LA JURISPRUDENCIA

La jurisprudencia se orienta en el sentido de atender fundamentalmente el nivel de conocimientos que se derivan de los títulos profesionales, pero huyendo de la determinación de una competencia exclusiva general, sin que sea indispensable que actúe siempre el profesional estrictamente especialista. Las orientaciones actuales huyen de consagrar monopolios profesionales en razón exclusiva del título ostentado y mantienen la necesidad de dejar la puerta abierta a todo título oficial que ampare un nivel de conocimientos técnicos suficientes. 

La existencia de una base de enseñanzas comunes, podrían dotar a sus titulados de un fondo igual de conocimientos técnicos que permiten el desempeño de puestos de trabajo en los que no sean necesarios unos determinados conocimientos, sino una capacidad técnica común y genérica, que no resulta de la situación específica obtenida, sino del conjunto de los estudios que se hubieran seguido”.

LA ENFERMERA DE ENLACE Y/O GESTORA DE CUIDADOS

Lo primero que hay que dejar muy claro, antes de aventurarnos en la elaboración de este documento, es que la Enfermera de Enlace, ahora denominada Gestora de Casos, No es una categoría profesional. No tiene definidas legalmente otras atribuciones que las de su propia categoría profesional, ni otra formación académica reglada exigible que la de Enfermera.

Esta figura profesional, y así lo atestigua toda la bibliografía consultada, tanto de autores particulares como de la propia administración sanitaria andaluza, se origina y se implanta en Andalucía raíz de la publicación de la Ley 137/2002 de Apoyo a las Familias Andaluzas, que en su artículo 24, relativo a los cuidados a domicilio, establece una serie de medidas a favor de los mayores y las personas con discapacidad, entre las que se encuentra potenciar y mejorar los cuidados a domicilio.

La Gestión de Casos es definida por el propio colectivo como un modelo de atención integrada de casos complejos; una estrategia para afrontar el reto de la cronicidad, estableciendo su población diana en personas de edad avanzada, pacientes que requieren cuidados paliativos, pacientes con Alzheimer y personas que precisas cuidados en su hogar, incidiendo así mismo en el bienestar de sus cuidadoras, mayoritariamente mujeres. Esta figura ya existía en el Servicio Canario de Salud desde el año 2000. Por lo tanto esta figura no se crea en 2002 en Andalucía, se copia y se traspone al SAS del Servicio Canario de Salud. Veamos íntegramente la normativa mencionada.

CONSEJERÍA DE LA PRESIDENCIA BOJA 52 (04/05/2002). DECRETO 137/2002, de 30 de abril, de apoyo a las familias andaluzas.  

MEDIDAS A FAVOR DE LOS/AS MAYORES Y PERSONAS CON DISCAPACIDAD

CAPÍTULO VII, Sección 1ª  Medidas de carácter sanitario

 Artículo 24. Cuidados a domicilio. 

1. Por el Sistema Sanitario Público de Andalucía se prestarán cuidados enfermeros, de forma reglada y continuada, en su domicilio a todas aquellas personas mayores o con discapacidad que lo necesiten y por indicación médica o enfermera. Este servicio se prestará en todo caso de forma coordinada con los Servicios Sociales correspondientes.

2. Con carácter complementario se establecerán las medidas para facilitar a las personas responsables del cuidado de los mayores o de personas con discapacidad el apoyo y formación suficientes para el desempeño adecuado de esta labor.

3. A estos efectos, se reforzarán los equipos de enfermería en los grandes núcleos de población, en los que existe un elevado número de personas mayores o con discapacidad.

4. La aplicación de esta medida se reflejará en los correspondientes contratos programa, con la cuantificación necesaria, para garantizar su desarrollo efectivo conforme a la finalidad prevista en el presente Decreto.

ANTECEDENTES

Durante muchos años, tanto el SAS como la EASP, como las asociaciones profesionales de enfermería y las enfermeras que ocupan o han ocupado cargos de responsabilidad en las mismas, en el SAS, Consejería o EASP, han venido repitiendo “machaconamente” que la Enfermería de Enlace (hoy gestora), nació, se creó, se inventó, con la llegada del Plan de Apoyo a la Familia de 2002. Nada más lejos de la realidad.

Como ya he relatado en otros escritos, en 1999 en Chiclana en una reunión del SAS de profesionales de diversas categorías, sanitarias y no sanitarias, ya se habló de la Gestión de Casos, con opinión mayoritaria de que la gestión de casos debía ser compartida por un equipo formado por profesionales de la medicina/enfermería/trabajo social. Un año después se implanta en el Servicio Canario de Salud, de la mano de un enfermero: Gonzalo Duarte Climents, en un contexto muy diferente al andaluz, ya que en aquella época, mientras que en Canarias el trabajo social sanitario estaba restringido a los programas, protocolos y nivel de apoyo, no asistencial, en Andalucía cada Centro de Salud disponía de su propio profesional de Trabajo Social Sanitario, básicamente asistencial.

La enfermería, o mejor dicho, su “lobby” de empoderamiento, no del colectivo de enfermería, sino del propio, decidió, con el beneplácito y un apoyo brutal y desmedido del SAS, implantar en Andalucía la figura de la primeramente denominada Enfermera de Enlace Comunitaria. Y lo hace, supuestamente, en base al Decreto 137/2002 que he traspuesto literalmente en este documento.

ANÁLISIS DEL CONTENIDO

El Decreto se denomina de APOYO a las familias, un poco más adelante volveré sobre este término para comentar lo que yo he denominado Decreto de AGOBIO a las familias.

  1. MEDIDAS A FAVOR DE LOS MAYORES Y PERSONAS CON DISCAPACIDAD.

Lo primero que hace este Decreto es fijar claramente en su artículo 24, a quién van dirigidas, en el ámbito sanitario, sus actuaciones: los mayores y personas con discapacidad. Ni menores, ni personas en riesgo social, ni violencia de género, ni adicciones, ni otros ámbitos de actuación que no sean los fijados en el Decreto.

  1. ARTÍCULO 24: CUIDADOS A DOMICILIO.

Lo segundo es delimitar perfectamente el ámbito de actuación que, en materia sanitaria, dispone este Decreto sobre las medidas en favor de mayores y personas con discapacidad. EL DOMICILIO. Ni el Ayuntamiento, ni los Servicios Sociales, ni los Centros Educativos, ni el Centro de Salud, ni el Hospital. El domicilio de mayores y personas con discapacidad. 

Y no limita sólo el ámbito de actuación, sino la actuación en sí, que no es otra que CUIDADOS ENFERMEROS. No otro tipo de cuidados, ni actuaciones, ni gestiones, ni ámbitos de actuación. CUIDADOS ENFERMEROS A DOMICILIO.

  1. DE FORMA COORDINADA CON LOS SERVICIOS SOCIALES.

En este apartado me voy a remitir a la Dirección General de Asistencia Sanitaria del SAS, que en su “Argumentario”, deja bien claro que:

La Enfermera Comunitaria de Enlace no es el referente para la coordinación socio-comunitaria. La Coordinación con los servicios socio-comunitarios desde Atención Primaria es una de las funciones  los Trabajadores Sociales de Salud (TS). El TS de Salud se coordinará con los Servicios Sociales comunitarios con el propósito de una mejor utilización de los recursos socio-comunitarios. Las Enfermeras Comunitarias de enlace – al igual que el resto de los profesionales de referencia del paciente- detectará casos de riesgo social, transfiriendo la responsabilidad de la gestión de éstos a la trabajadora social de referencia para el paciente”.

  1. APOYO Y FORMACIÓN DE LAS FAMILIAS.

Al principio de estas línea hacía referencia a lo que yo vengo en denominar “la Ley de AGOBIO a las familias”, en el sentido de que ya se observa con demasiada frecuencia, que las familias empiezan a asumir, cuidados y acciones sobre la salud de la familia, propias de un profesional de enfermería, y no propios de la familia. Si algunas de esas funciones se atreviera a sumirlas una Auxiliar de Enfermería o un Técnico Especialista de un Hospital, serían denunciados inmediatamente por el Colegio de Enfermería por intrusismo, pero se permite, alienta, enseña y explica a los familiares cómo tienen que hacerlo. El apoyo a la familia se convierte de esta forma en AGOBIO, por “obligarles” a asumir, con el pretexto de enseñarles y facilitarles la tarea,  funciones que deberían desarrollar enfermeros.

  1. REFUERZO DE LOS EQUIPOS DE ENFERMERÍA.

Entiendo que cuando se hace referencia a que bajo el “paraguas” de este Decreto se crea la figura de la Enfermera Comunitaria de Enlace, pese a que el Decreto en si no la nombre específicamente, debe hacerse en base a este texto de “refuerzo de los equipos de enfermería”. Pero la norma, una vez más, delimita claramente el ámbito de actuación de este refuerzo a “los grandes núcleos de población en los que existe un elevado número de personas mayores o con discapacidad”.  Y cuando se habla de refuerzo enfermero para cuidados enfermeros a mayores y discapacitados a domicilio, no se “amplía” en modo alguno ninguno de estos aspectos, para que la hoy “Enfermera Gestora de CUIDADOS”, asuma sin rubor alguno, ámbitos, actuaciones, trámites, informaciones, competencias y funciones de otros colectivos profesionales, de enfermería de familia, psicológicos, de fisioterapia y, especialmente, de TRABAJO SOCIAL SANITARIO.

En caso de ser cierto, que no lo es, que la Enfermera Comunitaria de Enlace surgiera como respuesta a las necesidades planteadas en el Decreto 137/2002, es más que evidente y palmario, que el objeto y el ámbito de su actuación, el motivo y la causa por la que esta figura se implantó  en el SAS, ha sobrepasado con creces los cometidos por los que originariamente fue implantada,  ya que ha rebasado el ámbito domiciliario, el de los cuidados enfermeros, el de las personas mayores y el de los incapacitados. Todos a la vez, con el consiguiente malestar, queja y denuncia de otros profesionales y del propio Equipo Básico de Salud, en algunos casos, obviados, relegados, ninguneados y despreciadas sus aportaciones profesionales, cuando no claramente llevando a cabo labores de injerencia e intrusismo profesional.

LAS ATRIBUCIONES DE COMPETENCIAS

El Juzgado Contencioso Administrativo nº 1 de Sevilla, a raíz del procedimiento 204.1/2008, dispone la “suspensión cautelar de los Protocolos para la Gestión Compartida de la Demanda Aguda no demorable”, por entender que se atribuyen a los enfermeros, funciones que en principio serían propias de los licenciados en medicina. (Julio de 2019).

Entiende el Consejo Andaluz de Enfermería que los enfermeros poder realizar un diagnóstico “COLABORATIVO”, y defiende que dichos Protocolos supondrían una mejora para el usuario y el sistema sanitario.

En modo alguno se discute que la Consejería de Salud o el SAS tengan competencia en materia de gestión sanitaria, lo que se discute es si se ha seguido el procedimiento legalmente establecido para ello, al atribuirle a unos profesionales, funciones y competencias propias de otros.

Trasponiendo los razonamientos de esta sentencia al ámbito del TRABAJO SOCIAL SANITARIO, entendemos que algunos de los protocolos actuales del SAS, facultan a las gestoras de cuidados de enfermería a prestar asistencia, desarrollar funciones y competencias, no sólo colaborativa, sino finalista, los que implica que sean ellas, y no las trabajadoras sociales sanitarias, las que inicien y finalicen los procedimientos sin la intervención de la trabajadora o trabajador social sanitario.

En consecuencia, se infiere o se deduce, que los mencionados protocolos no se limitan a establecer los procedimientos para la prestación de un servicio de “colaboración” con el Trabajo Social Sanitario, sino que se aprovecha para atribuir a las enfermeras gestoras de cuidados, funciones que a priori vendrían atribuidas a las trabajadoras sociales sanitarias, prescindiendo de todo procedimiento para ello, por lo que ciertamente nos encontraríamos ante una vía de hecho y carente de base normativa.

A mayor abundancia, nos consta incluso la existencia de procesos formativos para poder conocer y adquirir los conocimientos y habilidades para salvar cualquier dificultad a la hora del desarrollo de esas funciones, por pate de las enfermeras gestoras de cuidados, algo que no es nuevo, ni en lo que se refiere a la formación, ni en lo referido a la asunción de funciones y/o competencias, propias de las Trabajadoras Sociales Sanitarias.

Así, y en lo referido al ámbito de la coordinación socio sanitaria, recordar el documento publicado por la Dirección General de Asistencia Sanitaria del SAS, que es claro y meridiano en este terreno y que traspongo literalmente, incluido subrayado y negrita: Página 8

“La enfermera comunitaria de enlace no es el referente para realizar la coordinación socio-comunitaria”. Mensaje a reforzar: La Coordinación con los servicios socio-comunitarios desde Atención Primaria es una de las funciones de los Trabajadores Sociales de Salud (TS). El TS de Salud se Coordinará con los Servicios Sociales Comunitarios con el propósito de una mejor utilización de los recursos socio comunitarios. Las Enfermeras Comunitarias de Enlace, al igual que el resto de los profesionales de referencia del paciente, detectará casos de riesgo social, transfiriendo la responsabilidad de la gestión de éstos a la trabajadora social de referencia del paciente”.

De igual modo, el Documento “Marco Estratégico para la mejora de la Atención Primaria en España 2007-2012” Proyecto AP-21, consensuado por todos los Servicios de Salud, en acuerdo del Consejo Interterritorial de Salud, del 11 de diciembre de 2006, en su página 55 recoge la Estrategia 27: Mejorar la coordinación entre servicios sanitarios y sociales, para mejorar la cooperación de los servicios sanitarios y los servicios sociales en la atención a los usuarios. Una de las medidas es la siguiente:

“Impulsar la figura del trabajador social en Atención Primaria para mejorar la coordinación entre los servicios sanitarios y sociales”.

No pretendo insistir en lo evidente. La coordinación socio-sanitaria es una función de las trabajadoras y trabajadores sociales sanitarios, NO de las enfermeras y enfermeros gestores (de cuidados), y por lo tanto, su papel “colaboracionista” en estas tareas, es INADMISIBLE, e incluso contrario a la normativa vigente, ya que acaban siempre siendo finalistas, como por ejemplo en el Protocolo de Recuperación y Reasignación de Material Ortoprotésico, o el de Tarjetas de Apoyo al Cuidador, del que las Trabajadoras Sociales Sanitarias hemos sido, en no pocos casos, obviados e incluso “expulsados” sin contemplaciones, pese a ser iniciativas ambas, creadas, pilotadas y desarrolladas por Trabajadoras Sociales Sanitarias y “asignadas” ahora a las gestoras de cuidados enfermeros.

Cádiz, 27 de octubre de 2020

ENTREVISTA A
Rocío Laura Flores Mulero
Trabajadora Social en Residencial Lago de Arcos

En el momento actual, en el que se ha vuelto a decretar el estado de alarma, continuamos compartiendo experiencias de profesionales durante el estado de alarma anterior y la situación de confinamiento. En esta ocasión contamos la experiencia en un centro geriátrico.

Tu trabajo diario, durante el confinamiento, ¿fue distinto? ¿En qué cambió? 

Sí, durante el confinamiento nos enfrentamos a diversos cambios. 

Ahora la atención directa a residentes en el despacho está más controlada, se han tomado y se siguen poniendo en práctica todas las medidas de prevención recomendadas por la OMS. (Organización Mundial de la Salud, 2020. Recuperado de https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public)

La atención a familiares que habitual y generalmente se hacía de manera presencial en el despacho de trabajo social, se estuvieron realizando vía telefónica o a través de emails debido al cierre de visitas en residencia provocado por el estado de alarma.

Al mismo tiempo, también quedó suspendido el servicio de centro de día impuesto por la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de Andalucía como medida de prevención ante las agresivas consecuencias que estaba teniendo el virus en los mayores. El departamento de trabajo social continuó durante el confinamiento manteniendo el contacto con estas usuarias, porque en este sentido son todas de género femenino, o familiares de las mismas, llevando un seguimiento de su estado en domicilio compensando así el cierre del servicio. 

¿Qué echaste en falta para haber podido desarrollar tu trabajo en unas mejores condiciones?

Sobre todo sentimos la ausencia de conocimiento de la situación de gravedad en la que nos estábamos sumergiendo y EPIs desechables para una mayor precaución ante la atención directa con las mayores. Al principio del Estado de Alarma, aún sin conocimientos detallados de la importancia de todo lo que estaba ocurriendo a nuestro alrededor, a nivel mundial, es de obviar que todos los profesionales socio sanitarios nos hemos encontrado en la misma situación, una situación de incertidumbre donde nos ahogaba una gran batería de preguntas y sensación de incertidumbre sobre lo que acontecía. 

Desde la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, así como desde la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de Andalucía, nos iba llegando instrucciones, las cuales hemos acatado a “raja tabla”. 

¿Se puede implementar de manera permanente la tecnología en algún aspecto de tu trabajo? ¿De qué forma?  

Podríamos implementar las vídeo-llamadas permanentes como manera de contacto auditivo-visual entre residentes y familiares. Es una innovación que llevamos a la práctica desde el principio del confinamiento obteniendo un resultado enriquecedor, donde la emoción de los mayores ha superado con creces los objetivos propuestos. El orgullo que ellos sienten al utilizar este tipo de tecnología y poder ver a su familiar al otro lado de la pantalla nos provoca un gran sentimiento de satisfacción en nuestro campo de trabajo. 

¿Han puesto en marcha desde tu puesto de trabajo algún nuevo servicio o prestación? ¿Algo relevante o innovador?  

A causa de que el servicio de centro de día se vio suspendido, se puso en marcha una tarea de seguimiento activo de aquellas usuarias que ahora se encontraban en domicilio. Semanalmente se rellenaron unos cuestionarios on-line creados por la Agencia de Servicios Sociales y Depedencia – Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, donde se analizaba la necesidad de atención domiciliaria por profesionales. En nuestro caso, debido a que las usuarias del servicio se encontraban atendidas por sus familiares, no han tenido la necesidad de atención por auxiliares del servicio de Ayuda a Domicilio ni tampoco personación de fisioterapeuta para llevar a cabo las actividades funcionales varias que se llevan a cabo desde dicho departamento del centro. 

Por otro lado, con respecto a la reanudación de visitas en el centro, se creó un protocolo para las mismas donde se contempló las distintas fases de transición hacia la nueva normalidad. (BOJA extraordinario núm. 31 – Jueves, 28 de mayo de 2020), visitas planificadas y previamente concertadas según el tamaño del centro, de una hora de duración cómo máximo y realizándose por una única y misma persona a ser posible con previa declaración responsable certificando no manifestar síntomas compatibles con el COVID-19 para evitar así que el virus entrará en el centro. 

¿Qué debe aportar el Trabajo Social después de lo vivido en estos tiempos de crisis sanitaria por el COVID?  

La crisis sanitaria que estamos viviendo está teniendo un fuerte impacto social sobre la sociedad provocando así una importante crisis económica que está afectando a las diversas clases sociales.

De ahí que el trabajo social garantice a la población, a través de los Servicios Sociales Comunitarios, la cobertura de sus necesidades y cree una red de recursos de apoyo para aquellos que lo precisen. 

Específicamente en el ámbito geriátrico, el trabajo social tiene que seguir trabajando en coordinación con el sistema sanitario intentando frenar la propagación del COVID-19.

¿Qué más se podría haber hecho desde tu puesto de trabajo?

Desde mi propia experiencia me quedo con el ‘buen sabor de boca’ de que hemos trabajado sobre todas nuestras posibilidades. Hemos llevado a cabo cada una de las indicaciones y precauciones recibidas por la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, con la suerte de que todo ha marchado hasta el momento correctamente, sin tener que lamentar ningún caso y/o víctima en el centro. 

¿Podrías contarnos alguna anécdota o un caso relevante durante el Estado de Alarma? Podría contar como anécdota las lágrimas que nos han sacado nuestros mayores tras el reencuentro con sus familiares una vez abierta la verja de las visitas. Visitas llenas de emoción, ansias, tensión y ganas de un largo abrazo por todo el tiempo perdido desde ese lejano 14 de marzo del 2020, pero respetando a su vez en contra de sus necesidades, las medidas de precaución impuestas por los órganos competentes frente al freno de transmisión del COVID-19. Hay que reconocer que ante una situación tan esperada y considerando las edades de nuestros mayores y las ganas e impaciencia por ese reencuentro, tanto ellos/as como sus familiares, han cumplido con creces nuestras expectativas respecto a sus actitudes y comportamiento durante las visitas, comportamiento que nos hace sentir a toda la plantilla que forma el centro, sentimiento de orgullo y de admiración por ello.

Cádiz, 20 de octubre de 2020

Irina Sainz Olozabal. Trabajadora social. Colegiada nº 11-843
Amalia Matitos Rodríguez. Trabajadora social. Colegiada nº 11- 1742

A causa de la alerta sanitaria, profesionales del Trabajo Social y tantas otras profesiones, tuvimos que marcharnos a casa de un día para otro, teniendo que aprender a trabajar en remoto, a no poder usar herramientas muy nuestras, como la visita o la entrevista directas a las familias, y cambiar estas técnicas por el portátil sobre la mesa del comedor, suprimiendo el contacto físico y la observación directa. 

Las Administraciones, que ni siquiera habían terminado de implantar la administración electrónica, tuvieron que pensar y formular estrategias para poner en marcha “el teletrabajo” en un país que estaba cerrado y casi paralizado, donde no había suministros, ni plataformas, ni casi asistencia técnica. A esto hay que sumarle que la mayoría del colectivo usuario del sistema público de servicios sociales parte de una brecha digital por lo que el acceso a ellos se hace más dificultoso si cabe.

Casi siete meses después y con los brotes multiplicándose, la recomendación de priorizar el teletrabajo permanece en nuestro ejercicio profesional.  Lo que nos cogió con el pie cambiado y casi por sorpresa, ahora no debe resultar igual, pues hemos tenido siete meses para prepararnos, para planificar. A las autoras de este artículo al menos, nos ha removido lo suficiente como para escribir esta reflexión en voz alta. 

Y es que no solo a las administraciones le ha cogido el toro. También se ha evidenciado que no todo nuestro colectivo profesional tiene el mismo conocimiento, las mismas habilidades y aptitudes frente a las tecnologías. En ese sentido, desde la crítica constructiva, es precisa la actualización y adaptación tecnológica. Sorprende que el Código Deontológico no tiene ningún apartado expreso sobre el deber de formación continua, si bien aparece recogido en nuestra Ley de Servicios Sociales de Andalucía.

En esta coyuntura es de destacar la consideración de nuestra actividad como “trabajo esencial”, lo que unido a la tensión de mantener y aumentar la respuesta ante las demandas ya existentes y el incremento de necesidades por una nueva parte de la población que por primera vez acudían al SPSS motivadas por la crisis económica derivada de la pandemia, nos convertían en las denominadas “ucis sociales”, que al igual que las sanitarias también se han visto desbordadas. 

De modo que al estrés, miedo e incertidumbres derivados de la crisis sanitaria que hemos vivido junto con el resto de la sociedad se suma, en nuestro caso, el desconcierto por una crisis técnica, organizacional y ética. Sobre la marcha se han ido estableciendo canales de comunicación para todos y todas, y articulando grupos de mensajería inmediata, no siempre de la manera más práctica y útil. 

Al abordar este tema nos surgían algunas preguntas que lanzamos con idea de sugerir un debate y no tanto con la pretensión de responderlas. 

  • ¿Cómo mejoraría el teletrabajo la conciliación familiar-laboral en profesiones como la nuestra que está tan feminizada?, ¿qué podemos aprender del teletrabajo en otros países y regiones?   
  • ¿Mejoraría nuestro quehacer profesional y la atención a la ciudadanía? ¿Contribuiría a reducir la burocratización y el colapso por la emergencia social?  ¿Tenemos los elementos para valorar esto (indicadores de evaluación)? 
  • ¿Cómo favorecer esa transición tecnológica hacia la administración electrónica con la ciudadanía, sobre todo con aquellos colectivos donde existe la brecha digital? 

Nos aproximamos al Teletrabajo a través de tres apartados: (1) Concepto Del Teletrabajo (2) Condiciones Laborales Del Teletrabajo, Ventajas E Inconvenientes (3) Teletrabajo En El Ejercicio Profesional.

En España, el término teletrabajo legalmente corresponde a la situación en que la prestación de la actividad laboral se realiza de manera preponderante en el domicilio de la persona trabajadora o en el lugar libremente elegido por ésta, alternando con su desarrollo presencial en el centro de trabajo de la empresa. 

La definición de trabajo flexible o trabajo en remoto, es más precisa, pues el concepto incluye la posibilidad de trabajar desde donde y cuando el/la profesional considere que resulta más eficiente realizar su trabajo. Hablamos por tanto de grupos de convivencia, horarios flexibles, trabajo fuera de la oficina, movilidad, etc. Estos nuevos modelos, más flexibles y libres, residen en culturas organizacionales más maduras, en las que prima la confianza y la autogestión de las y los profesionales y donde la presencia no es un factor fundamental, como sí lo es la orientación a resultados. Es un cambio de paradigma en la forma de trabajar que desvincula definitivamente el trabajo a un espacio concreto. 

En España disponemos del recién publicado Real Decreto Ley 28/20, de 22 de septiembre, de Trabajo a Distancia.

Desde la perspectiva laboral, tradicionalmente el teletrabajo se ha advertido como una fuente de ventajas y oportunidades para la persona trabajadora, la sociedad y la empresa: 

  • Facilita la conciliación en tanto permite combinar su trabajo con la atención a la familia, siempre que las condiciones de prestación sean flexibles. 
  • Supone un ahorro de tiempo para la persona trabajadora en tanto obvia el dedicado a los desplazamientos. 
  • Su uso disminuye la contaminación pues reduce los desplazamientos y el uso del vehículo privado. 
  • Facilita la vida en zonas y núcleos no urbanos en tanto permite el desarrollo del trabajo sin la cercanía a un centro de trabajo que habitualmente se hallaría cerca de una gran urbe. 
  • Ahorro de costes de todo tipo para las empresas vinculados a la desaparición o reducción de la necesidad de instalaciones físicas en la cual se presta el trabajo.

Sin embargo, la realidad ha mostrado también los aspectos desfavorables: 

  • Puede suponer la intromisión del ámbito profesional en la vida privada, haciendo más difícil el deslinde entre ambas.  
  • Propicia jornadas sin final. La persona trabajadora se encuentra al servicio continuo de la empresa. Cuando el teletrabajo está mal concebido no existen límites horarios en la prestación. 

Respecto a estos dos últimos aspectos hemos trabajado más y lo hemos hecho en condiciones precarias, desde el sofá o la cocina, compartiendo espacios improvisados con parejas e hijos. Trabajando a costa del sueño. A este respecto elogiamos la profesionalidad y el compromiso de nuestro colectivo.  

El teletrabajo ha desnivelado la balanza en el binomio trabajo/ocio. Los distintos agentes sociales denunciamos que la conectividad no debe ser en ningún caso sinónimo de “disponibilidad permanente” hacia las necesidades de la empresa. La conectividad constante (atender el teléfono o la mensajería, revisar el correo electrónico o acceder a redes sociales de la empresa, etc.) dificulta la desconexión mental y la propia recuperación física y psíquica de las personas trabajadoras. Los sindicatos manifiestan que esta disponibilidad permanente conlleva riesgos psicosociales e incrementa los niveles de estrés. Ya se habla de nuevas patologías como el tecnoestrés laboral o la “nomofobia” u otras adicciones derivadas del uso continuado y no racionalizado de las nuevas tecnologías.

  • Favorece el individualismo y hace más difícil la articulación colectiva, disminuyendo la protección que puede tener la persona trabajadora gracias a la representación sindical y situándola de nuevo en solitario frente a la empresa, acentuándose el desequilibrio natural de la relación entre ambos. 
  • Uno de los defectos planteados hasta ahora era que la empresa podía trasladar a la persona trabajadora costes claros propios de la actividad productiva (iluminación, equipos de trabajo) sin compensación alguna. Sin embargo, la nueva legislación avanza hacia que las empresas deberían proveer de equipos de trabajo a distancia a esos profesionales, además de negociar con ellos todo el capítulo de novedades que incluye la ley, desde la compensación de gastos a horarios.
  • Se dificulta el control de las condiciones de seguridad y salud en las cuales se presta la actividad, haciendo el empresario dejación de sus obligaciones en esta materia. 

La implantación del teletrabajo requiere de una nueva mentalidad en el modelo organizacional, supone introducir elementos de innovación en las empresas y en la administración con líderes y equipos dispuestos a dichos cambios. El factor humano y cultural es clave. 

El teletrabajo es una forma de organización de la actividad laboral que posee ventajas tanto para las personas trabajadoras como para las empresas. Estamos ante una forma de organización del trabajo voluntaria y reversible y que resulta una magnífica herramienta para conciliar nuestras vidas. 

En la aplicación del Teletrabajo al ejercicio profesional del Trabajo Social se ha abierto un debate entre profesionales, y son numerosas las incertidumbres o cuestiones éticas que han surgido en nuestro desempeño profesional respecto del teletrabajo instaurado repentinamente durante el confinamiento. Queremos destacar y valorar positivamente el importante papel que ha jugado el Consejo General a través de formaciones virtuales de total actualidad para asesorarnos y acompañarnos en estos convulsos momentos. Algunas de las cuestiones planteadas como dificultad o reticencia en el uso del teletrabajo estaban relacionadas con los siguientes aspectos:

Confidencialidad y protección de datos: hemos de tener precaución en los dispositivos para velar por ello. Usaremos protección antivirus, claves, programas de encriptación, modelos de autorización y/o consentimiento de la persona, entre otros. La Agencia Española de Protección de Datos ofrece recomendaciones para proteger la seguridad de los datos personales y en el uso del teletrabajo, las empresas cuentan con un/a delegado/a de protección de datos y la institución tiene la obligación de formar a sus trabajadores en esta materia.

Disponibilidad de medios: debemos dar a conocer a la organización las condiciones y medios indispensables para llevar a cabo la intervención social, así como aquello que obstaculice su labor (art. 39 del código deontológico) así como proponer cambios y actuaciones mediante los canales apropiados (art 46). Siendo autocríticas, en ocasiones ha faltado reclamar los medios suficientes, actualizados tecnológicamente, para poder ejercer la actividad con eficiencia. O bien hemos puesto los propios medios, movidas y movidos (aunque quedaría mejor “motivadas y motivados”) por la vocación y sentido del servicio público y del deber, asumiendo un coste personal. 

Sensación de “ir a ciegas”: la percepción del profesional de estar mermados en la comprobación de datos u observación, de insuficientes elementos para el análisis y diagnóstico, puede contrarrestarse con el uso de métodos complementarios o alternativos (videoconferencias-TICs). Además, recordemos la importancia del trabajo en red, completando el estudio del caso con información de otros agentes y sistemas con los que podemos y debemos coordinarnos y ser interoperables.

Respecto a nuestra metodología, entendemos que la Visita Domiciliaria -salvo situaciones excepcionales similares a esta emergencia sanitaria- es una técnica propia, originaria, que debemos preservar.  La sustitución por entrevistas telefónicas en la situación de crisis vivida ha satisfecho muchas necesidades de la ciudadanía, y evidenciado la importancia del apoyo como técnica y de las habilidades de comunicación (el uso del refuerzo, los silencios, la reformulación etc); pero la visita domiciliaria ofrece un conocimiento más completo e integral de la realidad en que vive la persona o unidad convivencial, tanto en la observación y recogida de datos, como en establecer una relación cercana y empática, y en la comprensión del entorno no solo físico sino también relacional. La visita es una seña de identidad de nuestra profesión y debemos seguir usándola, realizándose a criterio del profesional y con las medidas de seguridad pertinentes.

Realmente en determinados ámbitos el uso de las tecnologías de la comunicación no es una novedad. Por ejemplo, ya existen el voluntariado virtual o la mediación civil on line.

Opinamos que el teletrabajo es factible en las actividades indirectas de tipo documental, en la elaboración de informes, para las que requerimos mayor concentración y abstracción, así como para gestiones telefónicas, bien con profesionales como con las personas destinatarias. A este respecto, desde el punto de vista de la ciudadanía y la comunicación, vemos que la accesibilidad y la comodidad de un teléfono móvil son facilitadores de la misma, siendo un medio con el que las personas están familiarizadas, se muestran más abiertas y libres en la expresión, menos coartadas que en una entrevista en una oficina. 

Sin embargo, algunos sectores de la población son analfabetos digitales y la presencialidad es ineludible, entonces es necesario realizar un trabajo de empoderamiento digital que les posibilite la autonomía y acceso a los servicios, y para ello convendría incorporar profesionales de la mediación tecnológica y comunicativa a nuestros sistemas.

–    funcionamiento de equipo: frente a quienes consideran que el teletrabajo menoscaba el trabajo en equipo, detallamos herramientas que podemos utilizar para sostener las dinámicas de trabajo colectivo.

  • Dinámicas de equipo. Establecer protocolos para trabajar con el resto de compañeras y compañeros en remoto, de manera que se puedan replicar las dinámicas de trabajo cotidianas que tendríamos en la oficina. Por ejemplo, una reunión matinal de 15 minutos cada día, una llamada antes de acabar la jornada, etc.
  • Motivación y vínculo. Mantener una comunicación constante con iguales y responsables es fundamental para la motivación. Hoy existen múltiples herramientas en línea, que permiten la comunicación fluida. Además, ayudan a conocer el estado de nuestros compañeros en cada momento (disponible, reunido, ausente…).
  • El correo electrónico: Sigue siendo el pilar de las comunicaciones en internet, aunque cada vez más está siendo desplazado por la mensajería instantánea.
  • Videoconferencias: Actualmente es la forma de telepresencia que existe, y aunque no forma parte del día a día de quien teletrabaja, es muy útil para reuniones y decisiones importantes. Skype o Google Hangouts ofrecen videoconferencias de forma sencilla y gratuita. En las residencias de personas mayores se ha incorporado esta herramienta y en nuestra comunidad autónoma recientemente las han autorizado para valoraciones de dependencia, para interactuar con la persona dependiente.
  • Herramientas de trabajo colaborativo: Es habitual que varias personas deban trabajar conjuntamente en la redacción de un documento, y es por eso que resultan muy prácticas las herramientas de trabajo colaborativo como Google Drive, por citar la más común, aunque existen versiones mucho más potentes enfocadas a la empresa.
  • Recursos compartidos: es habitual el uso de servicios como Dropbox, Box, Google Drive o OneDrive de Microsoft, que permiten compartir y sincronizar archivos fácilmente.
  • El teléfono como herramienta de eficiencia. Esta vía de comunicación es muchas veces más efectiva que el correo o la mensajería instantánea y evita muchos malos entendidos de la comunicación por escrito.
  • Software específico: si la empresa utiliza en su oficina un software específico de gestión, el personal deberá contar con ese mismo software en su puesto de trabajo, adaptado si fuera necesario para trabajar remotamente.
  • Herramientas de monitorización: para evitar el temor de las y/o los responsables de equipo al “escaqueo”, existen programas que sirven para controlar el tiempo de quien teletrabaja, mediante su conexión a las aplicaciones de trabajo y el lugar desde el que accede.

Para ello es imprescindible la cultura de confianza, apertura a la innovación y a la creatividad tanto de las instituciones como de las personas concretas que las forman. Desde la perspectiva organizacional es importante que las personas responsables de equipos y programas sean líderes, que sepan animar a su equipo, transmitir correctamente los objetivos, aclarar las dudas, moverse en el medio tecnológico para desempeñar sus funciones también a través de las TIC´s (convocar a reuniones a través de videoconferencias y gestionarlas en ese entorno).

A pesar de los inconvenientes que ya han aparecido o se presenten en un futuro queremos concluir trasladando nuestra actitud positiva frente al reto y crisis que se ha producido con la pandemia y el teletrabajo sobrevenido. El teletrabajo creemos que es fundamentalmente una oportunidad de crecimiento y enriquecimiento profesional y laboral.

BIBLIOGRAFÍA

Hermoso, M. Pérez, L. Varela, J. y Viñas, A. (2020). El teletrabajo en la encrucijada. Análisis y Propuestas. Estudios nº5. Servicios de estudios de la Confederación UGT.

https://ajuntament.barcelona.cat/tempsicures/sites/default/files/190204_teletrabajo.pdf

Consejo General de Trabajo Social. Código Deontológico de Trabajo social. Edición II (2015). Madrid: CGTS.

BOJA Nº 170 de 2 de septiembre de 2020. Acuerdo de 28 de agosto de 2020, del Consejo de Gobierno, por el que se adoptan medidas para la mejora de la atención a las personas en situación de dependencia. 

BOJA núm. 248, de 29 de diciembre de 2016. Ley 9/2016, de 27 de diciembre, de Servicios Sociales de Andalucía. 

Real Decreto Ley 28/2020 de 22 de septiembre de Trabajo a Distancia.

Cádiz, 13 de octubre de 2020

ENTREVISTA A
Eva Tubío Martínez

Trabajadora Social de Servicios Sociales Comunitarios (Ayuntamiento de Cádiz).
Actualmente, Concejala del Ayuntamiento de Cádiz (Delegaciones de Vivienda, Salud y Servicios Comunes)

Desde hace aproximadamente 7 u 8 años estamos viendo que profesionales del Trabajo Social, implicados en los movimientos sociales o en organizaciones profesionales, dan un paso adelante en la vida política que se desarrolla especialmente a nivel local. Queremos conocer qué razones movilizaron a estos profesionales a tomar la iniciativa.

1. ¿Cuáles fueron tus motivaciones para ser Trabajador/a Social? ¿Cuánto tiempo hace que ejerces la profesión?

Siempre me habían preocupado las cuestiones sociales, las necesidades y la injusticia. Trabajo Social, entonces Asistencia Social, era una profesión con proyección de futuro por cuanto el contexto socio-político evolucionaba hacia los principios del Bienestar Social, la consecución de algunos derechos sociales y la conformación de un sistema. Por tanto, me gustaba la profesión, creía en ella y tenía salidas laborales. Ejerzo desde el año 1987.   

2. ¿En qué momento decides dar el paso a la participación política? ¿Por qué?

Aunque comencé a participar activamente en el 2014, siempre tuve esa inquietud, máxime a raíz del 15M que fue un revulsivo para la acción y la protesta ante la corrupción, la desigualdad y la política de recortes de derechos y servicios públicos que se aplicó durante la crisis. Esto se unió a mi propia experiencia personal y profesional. Entre 2012 y 2013 echaron a 24 compañeros/as de los servicios sociales de mi ayuntamiento y se aprobó la ley de racionalización y sostenibilidad de la administración local que ponía en jaque a los servicios sociales comunitarios e iniciaba así una etapa de desmantelamiento y reducción nunca vista anteriormente. Me dije que o salíamos a defender lo nuestro o no lo haría nadie por nosotros/as. A diferencia de la Sanidad o la Educación, Servicios Sociales, al menos en este país, es todavía un sector desconocido y con escasa influencia. Necesitamos voces para su defensa entre los/las profesionales y la ciudadanía.      

3. Desde tu experiencia como Trabajador/a Social y como política/o ¿qué crees que aporta nuestra profesión?

Aporta en cuanto que conocemos el origen de la desigualdad y los mecanismos de justicia que se necesitan para corregirlo. Hoy pocos se atreven a cuestionar la necesidad de los servicios sociales, pero no siempre es una prioridad y no siempre se desliga de lo asistencial y lo privado. Es importante que estemos para advertir y defender nuestro sistema público de servicios sociales y todo aquel que promueva la protección y la igualdad social ya sea desde la sanidad, la vivienda, la educación, el empleo o cualquier otro.    

Aportamos también en tanto que la mayoría somos mujeres y esto es una cualidad a destacar puesto que imprimimos otros valores, estilos y estrategias que son novedosas y valiosas en política, además de justas y necesarias. Me gusta pensar que reforzamos en cuestiones importantes como la participación y el trabajo comunitario        

4. Desde hace unos años estamos viendo que los profesionales del Trabajo Social se están implicando de forma más explícita en la dinámica de las organizaciones políticas. ¿Qué crees que ha motivado esta movilización del colectivo?

Nuestra profesión es eminentemente política: buscamos un cambio de modelo que asegure la protección y el bienestar de la gente, especialmente la más vulnerable, y que restablezca equilibrios de igualdad. Los Colegios o cualquier otra forma de asociación de profesionales son claves en esta apuesta y evidentemente hacen política. No es ningún defecto ni ningún insulto, es la realidad y unos la harán hacia un lado y otros hacia el contrario, pero todos la hacen. Igual ocurre con nosotros y nosotras, las profesionales. Por mucha herramienta que haya y por mucha objetividad que intentemos asegurar, hay un componente personal que te dicta si crees que la responsabilidad está más en el individuo o más en la sociedad y en función de eso actúas de una forma u otra. Por mucho que en la carrera nos formaran sobre esta cuestión, ni todas las personas lo interpretaran igual ni el profesorado universitario lo transmitió igual. No obstante, cada vez hay más compañeros/as que creen que nuestro bonito desempeño profesional se complementa a la perfección con salir fuera a cambiar, o a soñar cambiar, las bases de la desigualdad y la injusticia.               

5. Durante el estado de alarma hemos visto a personas expertas del ámbito sanitario, especialmente epidemiólogos/as, médicos/as, enfermeros/as, ¿por qué crees que no han aparecido en los paneles de expertos/as los profesionales del Trabajo Social?

Puede que tenga que ver con el sector de los servicios sociales que es un sistema relativamente más joven y con menos peso institucional que otros. También con nuestra profesión que sigue siendo desconocida, de ahí la importancia del trabajo que tenemos que hacer como colectividad profesional. Se cree que es cuestión de género y que al ser una profesión feminizada nos hemos organizado menos en este aspecto por temas de conciliación o de poca tradición participativa pero ahí están las enfermeras que también han tenido que luchar por encontrar su sitio. Hay que persistir, pero lo conseguiremos, seguro, así que vaya mi agradecimiento a todas y todos los colegas que dedican su tiempo y su formación para poner esta profesión en el lugar que se merece.

Pamplona, 6 de octubre de 2020

ENTREVISTA A
Francisco Idareta Goldaracena
Doctor en Trabajo Social por la Universidad Pública de Navarra.
Actualmente, presidente de la Comisión Deontológica del Consejo General del Trabajo Social
Docente e investigador en el Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Pública de Navarra como miembro del grupo de investigación Efimec (Ética, Filosofía y Metodología de la Ciencia)

1. Se han cumplido 200 años del nacimiento de Concepción Arenal, ¿qué interés tiene esta figura para el Trabajo Social?

La vida y la obra de Concepción Arenal remueven conciencias. Son ciertamente inspiradoras, ya que, en este sentido, no solo escribió mucho y muy bien, sino que sus intervenciones salvaron muchas vidas y, algunas de ellas, rozaron la heroicidad. Solamente por ello, es ya una figura de interés. Pero además, desde nuestro punto de vista, no solo fue la primera trabajadora social de la historia del Trabajo Social en España, sino que basó su propuesta en la ética de la compasión, considerando que los problemas sociales son problemas morales puesto que en los primeros se pone en juego la dignidad de las personas. Creo que la nuestra es una contribución interesante para el Trabajo Social en España porque identifica a la primera trabajadora social de su historia, constata que la ética es fundamental en su aportación, evidencia que los valores que profesa (dignidad, libertad, igualdad, fraternidad y justicia social) sintonizan con la disciplina profesional y que sentó las bases de los derechos humanos en nuestro país. 

Por otra parte, Arenal quiso limar asperezas entre los católicos antiliberales y los liberales anticlericales de su época. Pero tras la Restauración de 1875, este catolicismo antiliberal imperante triunfó sobre el liberalismo, inoculándose años más tarde en el ideario de José Antonio Primo de Rivera. Recientemente, Óscar Cebolla (2020) publicaba una obra en la que se constataba que el origen del Trabajo Social en España se encuentra directamente vinculado con el régimen de Primo de Rivera. El mismo catolicismo antiliberal al que se enfrentó Arenal, es decir, el catolicismo no reformado y contrario al liberalismo (clerical y anticlerical), fue el que heredase Primo de Rivera en 1923 (Lacalzada, 1996). El mismo que abocaría a las dos Españas a una guerra civil años más tarde. En este sentido, cabe destacar que su hermana, Pilar Primo de Rivera, se hizo cargo de la Sección Femenina de la Falange durante la Guerra Civil de 1936, siendo la persona a la que el mismísimo Francisco Franco encomendase la labor de impulsar la creación de una Escuela de Asistentes Sociales en Madrid al considerar que el trabajo social (entonces, asistencia social) encajaba perfectamente dentro de la labor que realizaba la Sección Femenina.

Del mismo modo que en la época arenaliana, los católicos de la primera mitad del siglo XX también adoctrinaban en la alianza Trono-Altar. Por lo que, como ya indicamos en diferentes aportaciones (Idareta, Úriz y Viscarret, 2017; Idareta, 2016), durante un período histórico determinado, la intervención social estuvo, a grandes rasgos, condicionada por la fe ciega, el dogma, la oración, el culto externo y la atención a los más desfavorecidos con escaso arsenal metodológico y un exceso de voluntarismo y de paternalismo. Habría que esperar a la finales de la década de los 70 del siglo XX, con el impulso atemperado de la reconceptualización, para poder hallar en el Trabajo Social español los ecos de la propuesta de intervención social y de reformas sociales que identificamos en Concepción Arenal y, con ello, los primeros pasos hacia la recuperación y la rehabilitación de la perspectiva ética en Trabajo Social. 

2. Usted destaca el papel de María José Lacalzada de Mateo en el reconocimiento y difusión de la vida y obra de Arenal, ¿cuál es su importancia?

María José es una pieza clave en el esclarecimiento de la contribución de Concepción Arenal al pensamiento universal, ya que gran parte de las investigaciones posteriores parten de sus aportaciones y la inmensa mayoría apenas ha aportado nada nuevo. De hecho, podríamos decir que gran parte de lo que se conoce sobre Concepción Arenal lo sabemos gracias a María José. Ella ha sido capaz de identificar las sutiles armonías de los complejos y, a veces, imperceptibles matices claroscuros de la vida y obra arenaliana como nadie antes lo había hecho. Creo que su objetivo siempre ha sido traducir el mensaje arenaliano con la mayor fidelidad posible, al margen de las modas y de los aplausos del momento, con mucha prudencia y una gran humildad. Ciertamente, creo que el legado de Concepción Arenal queda en las mejores manos. 

Desde mi punto de vista, María José es una digna heredera del pensamiento arenaliano. Desde luego que la única en el panorama nacional e internacional con una trayectoria investigadora de varias décadas dedicadas al universo arenaliano. Es una mujer a la que admiro y aprecio mucho. Gran parte de lo que conozco sobre Concepción Arenal se lo debo a ella. Además, siempre está dispuesta a ayudar. Tuvo la gentileza y la amabilidad de acompañarnos en la presentación del libro que el Consejo General de Trabajo Social organizase por todo lo alto en Orense el 31 de enero de 2020 con motivo del bicentenario. Nunca olvidaré, ni agradeceré suficientemente que nos honrase con su presencia y con su sabiduría en un día tan especial. 

3. ¿Considera que la palabra arenaliana trasciende épocas? ¿Tiene que ver con lo que entendemos actualmente por trabajo social?

Tiene que ver con que su mensaje se dirige al corazón de las personas de cualquier época, desde donde trata de despertar en cada una de ellas su conciencia de humanidad. La palabra arenaliana pretende azotar conciencias, conmover corazones y reclamar responsabilidad a cada ciudadano. Había que pensar alto, sentir hondo y trabajar recio, sin importar el credo, la clase o la cultura a la que perteneciese cada sujeto. La palabra arenaliana vivifica y reconforta, cautiva y convence, urge a actuar a las personas frente al trato indigno o las injusticias sociales. Pero, sobre todo, la palabra arenaliana hermana a los seres humanos, puesto que ella entiende que es en relación social y asociándose como logran perfeccionarse y resolver mejor sus problemas sociales. La palabra arenaliana promueve y salvaguarda la dignidad humana y la perfectibilidad moral de las personas, teniendo siempre como horizonte la justicia social y la ética como eje central de su propuesta. Algo que tiene mucho que ver con lo que posteriormente vino a denominarse Trabajo Social. Mientras el ser humano conserve su inteligencia, su sensibilidad y su moralidad y sea capaz de identificar los devastadores efectos de la ignorancia, de la insensibilidad y del egoísmo en la sociedad, Concepción Arenal tendrá siempre algo nuevo que decirnos: un leve susurro suyo desde el siglo XIX aporta más al Trabajo Social actual que todos los altavoces del siglo XXI. 

4. ¿Cuál es la evolución que tuvo el concepto de caridad en la obra de Concepción Arenal? ¿Es posible diferenciar la caridad de la compasión en dicha obra?

Los católicos antiliberales del siglo XIX entendían la caridad asociada al dogma, a la fe, a la oración, al culto externo y a la asistencia al necesitado para lograr la salvación del alma, mientras que para Arenal la caridad hermanaba, lograba vincular a personas de diferentes clases, de diferentes credos. No la consideraba exclusiva de los cristianos católicos, sino que la contemplaba desde el ecumenismo, como pieza clave del hermanamiento entre diferentes perspectivas religiosas y, por ello, tendente hacia el diálogo interreligioso y el respeto de las personas, más allá de los credos que cada una de ellas profesase. Para ella, la caridad es un sentimiento de humanidad, una disposición humanitaria y no un medio para la propaganda ideológica, política o confesional. Dado que la caridad es una pieza importante en la obra de Arenal, Julio Alarcón y Meléndez trató de recatolizarla. No obstante, en este sentido, comparto con María José Lacalzada (1996) que si Concepción Arenal hubiese sido tan católica, no habría sintonizado ni con el liberalismo, ni con la Ilustración, ni con el librepensamiento. 

La caridad arenaliana, a diferencia de la planteada por el catolicismo antiliberal, nos aproxima al diferente y permite que empaticemos con su vulnerabilidad a medida que vamos perfeccionando nuestras capacidades (intelectuales, morales y de sensibilidad). La caridad es un deber moral de todas las personas para con el bien común, pero eso no exime la responsabilidad de las asociaciones benéficas y las del Estado. Por ello, la caridad arenaliana no depende de preceptos religiosos externos sino del compromiso interno de cada sujeto para con su conciencia. La caridad arenaliana significa respeto a la dignidad del otro, logra neutralizar o, en su caso, atemperar los odios y, precisamente por ello, genera espacios de encuentro y entendimiento. La caridad no solo es instinto o sentimiento, como para los católicos. La caridad también es hábito, razón y sistema. 

A mi juicio, Arenal inicialmente entendía la caridad como sentimiento y como deber. Pero debido a que, pese a su insistencia, seguía prevaleciendo la idea de caridad promovida por los católico antiliberales, es decir, la caridad entendida únicamente desde la fe ciega y el sentimiento, creemos que Arenal comenzó a defender la caridad como deber moral y justicia social, recurriendo a la compasión como impulsora y humanizadora de ambas. Ella entiende la compasión como sentimiento por el cual la persona se siente interpelada y conmovida por el dolor y el sufrimiento del otro, siendo esta una afectación que le urge a ayudarlo. Así, como ya lo señalamos en otro lugar (Idareta, 2020), Arenal acabó comprendiendo la compasión como la caridad, es decir, como sentimiento y como deber. Una compasión que se asemeja a la propuesta realizada por Martha Nussbaum (2008) y que cumple con los criterios cognitivos necesarios para calificar a la propuesta arenaliana como ética de la compasión. 

Como ya hemos anticipado, la teoría normativa del bien arenaliana armoniza la tensión existente entre el instinto, el sentimiento y la razón, explicando que la tendencia al bien pasa del corazón a la cabeza (Arenal, 1861). Por lo tanto, la compasión es una pieza clave como ella misma señalase: “Beneficencia es la compasión oficial, que ampara al desvalido por un sentimiento de orden y de justicia. Filantropía es la compasión filosófica, que auxilia al desdichado por amor a la humanidad y la conciencia de su dignidad y de su derecho. Caridad es la compasión cristiana, que acude al menesteroso por amor de Dios y del prójimo” (Arenal, 1861: 76). Se muestra de este modo que además de asignar una función a la sociedad civil, a las asociaciones y al Estado, establece la compasión como elemento fundamental de su teoría normativa del bien. 

5. En su libro habla de la teoría normativa del bien, resumidamente, ¿cuáles son las claves de esta teoría?

Arenal propuso esta teoría para solucionar el gravísimo problema que se originó en su época entre la caridad privada y la beneficencia pública. Para ella, cada ciudadano tiene un deber moral según su situación social: las personas más desfavorecidas tendrán un deber moral negativo, es decir, no deberán hacer el mal; mientras que las personas formadas y con más recursos tendrán un deber positivo, es decir, deberán hacer el bien. Por lo tanto, la sociedad civil tiene su parte de responsabilidad en los problemas sociales. Pero esto no era suficiente y por ello propuso que los sujetos tenían que asociarse para solucionarlos mejor y perfeccionarse como personas, así como que el Estado debería hacerse cargo de todo aquello que ni las asociaciones ni la ciudadanía podían hacer para salvaguardar la dignidad de los sujetos más desfavorecidos. De ese modo, logra articular las sinergias de la ciudadanía (instinto), de las asociaciones (sentimiento) y del Estado (razón), trasladando que, desde esta perspectiva, la caridad privada y la beneficencia pública eran complementarias y debían velar por garantizar la dignidad de las personas y el bien común a través de la justicia social. 

6. ¿Qué responsabilidad política tiene el Estado en la teoría normativa del bien y cuál debe ser el papel de las asociaciones?

Ya lo indicaba en la respuesta anterior. La intervención del Estado ha de ser mínima, es decir, cuando ni la ciudadanía ni las asociaciones puedan hacerse cargo de los problemas sociales y de la vulneración de la dignidad que estos puedan originar. Desde el prisma arenaliano es el Estado el que “debe hacer las cosas que hace mejor que tú, y dejarte que hagas las que haces tú mejor que él” (1880, Carta 19ª). Por otra parte, ella considera que “el que puede más, debe más” (1880, Carta 15ª), es decir, “el que tiene un poder, está obligado a emplearlo bien: poder es deber” (1868: 8). De ahí que si, por ejemplo, en la actualidad los ciudadanos pueden cumplir con las medidas de seguridad, deben hacerse cargo de ello. Si, por el contrario, los ciudadanos no pueden permitirse costearse varias mascarillas al día, es el Estado el que debe garantizárselas. Los productos y bienes de primera necesidad lo son porque de ellos depende la supervivencia de cada sujeto, cuya dignidad hay que seguir garantizando en cualquier caso. 

Con respecto a las asociaciones, hay que recordar que, en aquella época, la Iglesia padecía la desamortización y que el Estado no tenía obligación de intervenir directamente en los problemas sociales que se originaban. De ahí que ella preparase el manual El visitador del pobre (1863) con el propósito de movilizar la ciudadanía a través de las asociaciones benéficas para mejorar la integración de las personas más desfavorecidas, siguiendo la estela del liberalismo europeo. De hecho, en el caso de las personas más desfavorecidas ella no sólo señalaba que su deber moral debía consistir en no hacer el mal, sino que añadía que debían trabajar, instruirse, pero, sobretodo, asociarse. Dirigiéndose a los obreros, ella indicaba: “asociarte, ilustrarte, moralizarte: he aquí el medio, el único medio de alcanzar el mayor fruto posible de tu trabajo” (1880, Carta 16ª). Para ella lo importante es “asociarse; buscar en la unión la fuerza, y en la comunicación las fecundas inspiraciones” (1868: 10). Esta predilección por el movimiento asociacionista tiene que ver con que ella entiende que los seres humanos somos sociales por naturaleza y que salimos al encuentro de los demás debido a nuestra inherente vulnerabilidad. Somos humanos en relación con los demás y es asociados como nos perfeccionamos moralmente y logramos solucionar mejor los problemas sociales. Algo que entronca con las propuestas liberales con tendencias socialistas de diferentes autores de la época. 

7. Para usted, ¿cuál es la principal diferencia entre la perspectiva ética de Nusbaum y la de Arenal en la esfera de la responsabilidad?

Para Nussbaum, el juicio de inmerecimiento (de fallo o de error) señala que nos compadeceremos de quien no ha sido responsable de su infortunio, fallo o error, mientras que para Arenal nos compadeceremos del dolor ajeno tanto si ha sido responsable de su infortunio (fallo o error), como si no, es decir, siempre que haya sido vulnerada su dignidad y siempre que ella, por sus propios medios, no sea capaz de protegerla ni de defenderla. 

8. Para concluir, ¿por qué es recomendable la lectura de su libro?

Creo que el Trabajo Social español se ha venido inspirando desde hace muchos años en referentes de otros países, sin darse cuenta de que en España contábamos con una de las más insignes: Concepción Arenal. Este libro profundiza en su contribución al Trabajo Social, considerándola, como mínimo, a la altura de las de las fundadoras del Trabajo Social, Mary Ellen Richmond y Jane Addams. Aunque, indudablemente, la suya se encuentre mucho más próxima de ésta última, ya que tanto Arenal como Addams asumieron la caridad derivada del liberalismo cristiano reformista de la época, en las coordenadas de la socialdemocracia y el progresismo social, siendo para ambas la ética el pilar fundamental sobre el que erigieron sus respectivas propuestas. Así, además de profundizar en la faceta de Concepción Arenal como filósofa moral y trabajadora social, también ahondamos en la de reformadora social, ya que ella revoluciona conciencias desde dentro, pero también es reformadora de actitudes y costumbres a través de la empatía para con los demás. 

Todo esto se puede encontrar en un libro cuya presentación ha sido elaborada por Emiliana Vicente, presidenta del Consejo General del Trabajo Social, y cuyo prólogo ha corrido a cargo de María José Lacalzada, máxima autoridad nacional e internacional en Concepción Arenal, a quien está dedicado el libro. El libro es el tercer número de la selecta colección de Clásicos del Consejo General del Trabajo Social, que ha mimado y cuidado la edición del documento desde el principio. De hecho, para la elaboración de la portada y de la contraportada, he tenido el grandísimo privilegio de contar con la ayuda de Óscar Cebolla, secretario técnico del Consejo General de Trabajo Social y exitoso diseñador gráfico. Por otra parte, el texto está acompañado de diferentes tablas y gráficos que tratan de facilitar la comprensión de los contenidos. 

Tratándose del bicentenario de Concepción Arenal (1820-2020), creo que es una gran oportunidad la que nos brinda el Consejo General del Trabajo Social publicando, junto con Ediciones Paraninfo, un libro sobre esta mujer universal, ya que es un modo de extender la conciencia de humanidad y de ampliar la hermandad de inteligencia y de corazón en las que ella tanto insistiese. Hacerse con un ejemplar es la mejor forma para que profesionales, alumnado, profesorado, investigadores, etc. puedan constatar que Arenal revolucionaba conciencias conmoviendo las entrañas de las personas y que su aportación es la de la primera trabajadora social de la historia del Trabajo Social en España. 

Referencias bibliográficas

Arenal, C. (1861). La beneficencia, la filantropía y la caridad. Madrid: Victoriano Suárez.

Arenal, C. (1863). El visitador del pobre. Madrid: Imprenta de Tejado.

Arenal, C. (1868). La voz que clama en el desierto. La Coruña: Tip. de la Casa de la Misericordia. 

Arenal, C. (1880). La cuestión social. Cartas a un obrero. Ávila: La Propaganda Literaria.

Cebolla, O. (2020). El arte del Trabajo Social. Una iconografía de Óscar Cebolla Bueno. Madrid: Alejandro Robledillo. 

Idareta, F. (2016). Siglo y medio de compromiso ético del Trabajo Social (1861-2016): estudio comparativo entre el ámbito internacional y el nacional. Humanismo y Trabajo Social, 16, 11-26.

Idareta, F. (2020). Concepción Arenal: reformadora moral y social desde la compasión. Madrid: Consejo General del Trabajo Social – Ediciones Paraninfo. 

Idareta, F., Úriz, Mª.J. y Viscarret, J.J. (2017). 150 años de historia de la ética del Trabajo Social en España: periodización de sus valores éticos. Cuadernos de Trabajo Social, 30 (1), 37-50.

Lacalzada, Mª.J. (1996). Concepción Arenal. Dios y Libertad. Estudio preliminar, revisión y notas. Vigo: Museo de Pontevedra.

Nussbaum, M.C. (2008). Paisajes del pensamiento. Barcelona: Paidós. 

Santa Cruz de Tenerife, 29 de septiembre de 2020

Jonathan Regalado Piñero
Trabajador Social Clínico. Máster en Intervención Social y Comunitaria. Doctor en Psicología.
Director del Instituto Español de Trabajo Social Clínico. Director del Experto Universitario en Trabajo Social Clínico.
Docente en Diplomados de Trabajo Social Clínico de Chile y México

1. ¿Cómo se define el Trabajo Social Clínico?

No existe consenso internacional en cuanto a la definición del Trabajo Social Clínico (TSC). A lo largo del tiempo se han ido proporcionando distintas definiciones, con aspectos en común y divergencias. Este esfuerzo por definir los parámetros del TSC ha sido crucial para crear una identidad delimitada, tanto dentro como fuera de la profesión. 

Una definición reciente la aporta Ituarte (2017), la cual concibe al TSC como:

Una práctica especializada del Trabajo Social y un proceso relacional psicoterapéutico que trata de ayudar a un cliente a afrontar sus conflictos psicosociales, superar su malestar psicosocial y lograr unas relaciones interpersonales más satisfactorias, utilizando sus capacidades personales y los recursos de su contexto socio-relacional (Ituarte, 2017, p. 20).

Este autor entiende el TSC como una práctica especializada, cualificada y terapéutica del Trabajo Social que provee servicios directos de evaluación, prevención e intervención a individuos, grupos y comunidades, con el objeto de aumentar el bienestar psicosocial y reducir las situaciones perturbadoras del mismo (el malestar). La clínica del Trabajo Social es un proceso relacional, terapéutico, performativo y político, cuyo objeto (lo clínico), es la dimensión simbólico-subjetiva de la experiencia humana en interacción con su contexto material-ambiental. 

Para el Trabajo Social, lo clínico es la experiencia subjetiva humana, que se expresa a través del bienestar/sufrimiento, como causa y consecuencia de la interacción de las personas con su contexto histórico, ambiental y sociocultural. Esta concepción de la clínica diverge de los postulados ortodoxos de la clínica de la Psicología y la Psiquiatría, como expresión de signos y síntomas de la enfermedad y/o trastornos. La dimensión simbólico-subjetiva es un objeto disciplinar de mayor alcance y rango que la psicología humana; es un aspecto tan vasto, multideterminado y multidimensional, que es imperativo la intervención con ella desde múltiples disciplinas. Esto hace del TSC una especialidad pertinente y necesaria para el abordaje de problemáticas altamente complejas.  

2. ¿El Trabajo Social Clínico contemporáneo es una práctica normativa, acrítica y funcional al estatus quo?

La respuesta es no. A diferencia del TSC de los inicios, gran parte del TSC contemporáneo reivindica una práctica crítica, política y emancipadora, que persigue como fin último, la justicia social, los derechos humanos y la emancipación del sujeto de las condiciones de opresión. Este es uno de los elementos diferenciadores de la clínica del Trabajo Social con respecto a clínicas de otras disciplinas. El TSC es la única disciplina y profesión que pone la terapia al servicio de la justicia social. Para ello ha desarrollado, promovido y utilizado métodos y prácticas diversas como la Defensa de Caso (Gómez & Yasson, 2007; Hoefer, 2006; McLaughlin, 2006), Modelo de Salud Liberador (Belkin y Fleck, 2014), el Casework Radical (Fook, 1992), el Casework de Bertha Reynolds (1982), que combina teoría marxista y psicoanálisis freudiano; el Modelo de educación popular de Paulo Freire; la práctica ideológica o el análisis y evaluación estructural. 

3. ¿Qué servicios ofrece el Trabajo Social Clínico a las personas con las que trabaja?

En el contexto anglosajón, donde mayor expansión y desarrollo ha experimentado el TSC, los ámbitos de intervención más comunes son (Dorfman, 1996):

  • Educación primaria y secundaria.
  • Centros infantiles de día. 
  • Programas de asistencia al trabajador/a en la empresa.  
  • Ámbito sanitario. 
  • Unidad Psiquiátrica de Agudos.
  • Servicios de protección a la infancia.
  • Agencias de servicios a la familia. 
  • Centros comunitarios de salud mental. 
  • Centros Universitarios de Counselling. 
  • Prisiones.   
  • Tribunales. 
  • Departamentos policiales. 
  • Servicios de rehabilitación de drogas y alcohol. 
  • Servicios de cuidados de larga duración. 
  • Servicios en el hogar.
  • Consulta privada. 

En el contexto español, el conocimiento de los ámbitos de intervención es escaso, dado que la literatura e investigación al respecto de este asunto son escasas. Algunos de los ámbitos de prácticas del Trabajo Social Clínico en España son (Ituarte, 2017): 

  • Centros de salud de atención primaria. 
  • Servicios sociales municipales. 
  • Servicios de atención a personas en situación de dependencia.
  • Organizaciones No Gubernamentales. 
  • Servicio público de salud mental infanto-juvenil. 
  • Consulta privada de Trabajo Social Clínico.  

Es habitual caer en el error de asociar el TSC con la psicoterapia como si de sinónimos se tratara. El TSC va más allá de la psicoterapia (Dorfman, 1996; Hollis, 1972) y así lo demuestra el amplio abanico de servicios y funciones que presta de manera más frecuente, a saber: psicoterapia, terapia familiar, terapia de grupo, consejería, educación, intervención en crisis, agencia de recursos, defensa de caso, uso de recursos sociales, gestión de casos, grupos de apoyo y de autoayuda, colaboración interdisciplinaria, supervisión e investigación (Dorfman, 1996; Norten, 1995).

4. En los últimos cinco años se está avanzando mucho en el desarrollo del Trabajo Social Clínico en España y Latinoamérica ¿Qué acontecimientos han ayudado a este resultado?

En el proceso de evolución y desarrollo del Trabajo Social Clínico, visto desde una perspectiva iberoamericana, se pueden establecer tres fases diferenciadas: 

  1. Fase de gestación (EE.UU y Canadá 1889-1970), donde las precursoras de la profesión y la escuela del casework establecen las bases clínicas del Trabajo Social. 
  2. Fase de desarrollo (1970-2010): el Trabajo Social Clínico se institucionaliza como especialidad de la profesión en Estados Unidos, comienza a desarrollarse una importante producción científica y se implanta en algunos países de Europa, África y Oceanía. 
  3. Fase de Expansión (a partir del 2010), comienza a surgir el interés renovado por el Trabajo Social Clínico en Iberoamérica, instituciones dedicadas a su desarrollo, los primeros estudios específicos de posgrado y una presencia digital sin precedentes. 

A continuación, se exponen algunos de los acontecimientos ocurridos en los últimos 4 años (sin ánimo de resultar exhaustivo) que ponen de manifiesto la expansión del TSC en nuestro contexto hispanohablante. 

2016

El trabajador social clínico chileno Diego Reyes Barría crea el grupo en la red social Facebook denominado Comunidad Internacional del Trabajo Social Clínico, que en la actualidad aglutina más de 7.000 miembros. Se ha convertido en una plataforma de comunicación e intercambio entre profesionales del Trabajo Social de todo el mundo, interesados en la práctica clínica. 

2017

  • Los trabajadores sociales clínicos Jonathan Regalado y Diego Reyes crean el espacio web denominado CITSC – Comunidad Internacional del Trabajo Social Clínico (IETSC, 2020). Este supone el primer espacio web en castellano dedicado exclusivamente a la visibilidad, legitimidad y difusión de la práctica del TSC. 
  • Se publica el libro Prácticas del Trabajo Social Clínico, coordinado por Amaya Ituarte (Ituarte, 2017). Este hecho resulta relevante en la medida en que no existe ningún otro título conocido en castellano, publicado después de 1992, que sea explícitamente de TSC. Se trata de una obra escrita por 11 autores, donde se realiza un acercamiento teórico y práctico a la diversidad de ámbitos y contextos en el que se está haciendo práctica clínica en España.

2018

  • El Colegio Oficial de Trabajo Social de Santa Cruz de Tenerife, constituye la primera Comisión Colegial de TSC en España, promovida por el Dr. Jonathan Regalado. 
  • Se crea el primer Doctorado en TSC en un país hispanohablante, concretamente en la Universidad Interamericana de Puerto Rico, promovido de manera intensa por el Dr. José Luís Castro. 

2019

  • Se constituye el Instituto Español de Trabajo Social Clínico (IETSC), dirigido por el Dr. Jonathan Regalado, siendo la primera institución en España dedicada de manera específica y explícita al desarrollo, promoción y legitimidad del TSC en el país. En ella se proporcionan servicios de capacitación, formación y consultoría para profesionales, así como servicios clínicos para individuos y familias en su Centro de Bienestar Familiar, ubicado en Tenerife. 
  • Se constituye el Instituto Chileno de Trabajo Social Clínico (ICHTSC), dirigido por Diego Reyes Barría y Paola Grandón Zerega, siendo la primera institución en ese país dedicada de manera específica al TSC. 
  • El Dr. Jonathan Regalado desarrolla un ciclo de conferencias y seminarios presenciales para diversas Universidades e Instituciones en Ecuador, Panamá, Chile, Argentina y México que contribuyen a generar contextos de reflexión en torno a esta especialidad y comenzar el diseño e implantación de Maestrías y Posgrados en TSC.
  • El Colegio Oficial de Trabajo Social de Santa Cruz de Tenerife (2019), publica la Guía Breve de Trabajo Social Clínico, coordinada por el Dr. Jonathan Regalado y revisada por expertas y expertos como Amaya Ituarte, Josefa Fombuena y Juan M. Herrera. Este documento supone una de las primeras actuaciones explícitas de legitimidad del TSC por parte de las instituciones profesionales en nuestro país. 

2020

  • En enero de 2020 comienza la capacitación denominada Fundamentos y Práctica del Trabajo Social Clínico, de mano del IETSC y dirigida por el Dr. Jonathan Regalado. Esta formación ha sido organizada en colaboración con los Colegios Oficiales de Trabajo Social de Huelva, Asturias y Castellón, y en la que han participado más de 150 profesionales de España y Latinoamérica. 
  • El Colegio Oficial de Trabajo Social de Tenerife organiza las primeras Jornadas de Trabajo Social Clínico en España, para marzo de 2020, las cuales se cancelan una semana antes de su celebración debido a la crisis sanitaria por la COVID-19.
  • El IETSC desarrolla y pone en marcha el Experto Universitario en Trabajo Social Clínico, en colaboración con la Universidad Europea Miguel de Cervantes (IETSC, 2020b). Está dirigido por el Dr. Jonathan Regalado y cuenta con un equipo de 17 docentes de España, Chile, Argentina y México. Es el primer título universitario del país específicamente dedicado al TSC y que va a permitir conformar la primera cantera de trabajadores y trabajadoras sociales clínicas del España. 
  • El ICHTSC pone en marcha el primer Diplomado en Trabajo Social Clínico de Chile, dirigido por Diego Reyes y Paola Grandón. 
  • Se desarrolla en México el primer Diplomado en TSC en la historia del país, organizado por el Instituto Politécnico Nacional dependiente de la Secretaría de Educación Pública. 
  • El Consejo General de Trabajo Social en España organiza un webinar sobre TSC, dictado por Josefa Fombuena y Dolores de Pedro. Este evento resulta relevante porque supone una de las primeras acciones de legitimación del TSC por parte de la institución profesional más importante del país. 

Por otra parte, la presencia digital del TSC en internet y las redes sociales ha experimentado un incremento radical en los últimos años. Una evidencia de ello es que desde 2018 los libros especializados que tratan directa o indirectamente sobre TSC han pasado de 1.640 a 4.000 en Amazon. Las descargas digitales de artículos de la Clinical of Social Work Journal durante el último año han sido más de 200 mil (Springer, 2020). Por otra parte, los resultados de Google con el término “Trabajo Social Clínico” han pasado de 5,5 millones en 2018 a 240 millones en septiembre de 2020. Los resultados de búsqueda con el término “Clinical Social Work” ascienden a 595 millones actualmente. En Google Académico encontramos 4 millones de resultados en literatura relacionada con el TSC. En cuanto a hastags se refiere, son más de 2 millones los resultados en una monitorización realizada en septiembre de 2020 con los hastags #ClinicalSocialWork y #ClinicalSocialWorker. 

5. ¿Qué ha de hacer la profesión en España para consolidar el TSC como especialidad?

Hemos de desarrollar las actuaciones necesarias para lograr los siguientes objetivos: 

  • Lograr que el TSC contemporáneo sea conocido dentro y fuera de la profesión. En la actualidad gran parte de la profesión lo desconoce, o lo conoce de manera sesgada y reduccionista. 
  • Lograr el desarrollo de formación, capacitación y supervisión desde la Universidad y las instituciones profesionales. Esto implica la creación de posgrados por todo el territorio nacional, y a medio plazo, consolidar un Máster Oficial en Trabajo Social Clínico con práctica residente. 
  • Regular la práctica del TSC a nivel institucional, es decir, que el Consejo General del Trabajo Social desarrolle las exigencias necesarias para el ejercicio de la especialidad y los estándares para su práctica. 
  • Lograr que la ciudadanía conozca el alcance y utilidad del TSC, y con ello, generar demandas clínicas en los contextos de intervención. 
  • Lograr que la práctica del TSC se extienda y consolide en los contextos públicos de intervención, con especial atención a Servicios Sociales, Salud, Educación y Justicia.

El futuro del TSC en España depende principalmente de lo que hagamos (o dejemos de hacer) los y las profesionales de “a pie”. Nuestra proactividad contagiará a las instituciones profesionales que, a su vez, promoverán acciones para retroalimentarla y, con ello, generarán oportunidades para que a nivel político y civil termine de consolidarse el TSC como especialidad, y se sancione con la legitimidad que merece.  

REFERENCIAS

Belkin, D. y Fleck, A. (2014). Social Justice in Clinical Practice. New York:: Routledge.  

Colegio Oficial de Trabajo Social de Santa Cruz de Tenerife, 2019. Guía Breve de Trabajo Social Clínico. Recuperado de https://www.colegiotstenerife.org/actualidad/novedades/170-guia-breve-sobre-trabajo-social-clinico.html 

Dorfman, R. A. (1966). Clinical social work. Definition, practice and visión. New York. Brunner/Mazel.

Fook, J. (1992). Radical Casework: A Theory of Practice. Allen & Unwin

Gómez, C. y Yasson, J. (2007). Revolutionizing the clinical frame: individual and social advocacy practice on behalf of trauma survivor. Journal of Aggression, Maltreatment & Trauma, 14 (1-2), 245-263.  

Hoefer, R. (2006). Advocacy practice for social justice. Chicago: Lyceum Books Inc.  

Hollis, F. (1972). Casework: a psychosocial therapy. Nueva York: Random House 

IESTC (2020). 

  1. Comunidad Internacional del Trabajo Social Clínico. Recuperado de https://www.trabajosocialclinico.com/contenidos
  2. Experto Universitario en Trabajo Social Clínico. Recuperado de https://www.trabajosocialclinico.com/expertotrabajosocialclinico 

Ituarte, A. (coord.) (2017b). Prácticas del Trabajo Social Clínico. Valencia: Nau Llibres. 

McLaughlin, A. M. (2006). Clinical social work and social justice. Dissertation Abstracts International. The Humanities and Social Sciences, 6(11), 4337.  

Northen, H. (1995). Clinical Social Work Knowledge and Skills. Nueva York: Columbia University Press.

Pearmmutter, S. (2002). Achieving political practice: integrating individual need into social action. (1), 31-51. Journal of Progressive Human Services, 13.

Reynolds, B. C (1982). Between Client and Community: A Study in Responsibility in Social Case Work. New York: NASW. 

Springer, 2020. Clinical Social Work Journal. Recuperado de https://www.springer.com/journal/10615 

Málaga, 22 de septiembre de 2020

Estefanía Martín Palop
Trabajadora Social. Senadora por Málaga

El ejercicio de la política, como actividad pública de servicio a la ciudadanía, requiere de servidores y servidoras que aúnen el saber hacer y una sensibilidad por lo público. Hoy la política exige un plus de compromiso, a la vez que requiere un conocimiento propio, de aplicación a la acción política. 

Esa es la base de la responsabilidad y función contemporánea que debe cumplir una persona dedicada a la política, y más en tiempos de desafección y descrédito de la representación política. 

El Trabajo Social, reseñando su concepto, en la realidad más actual, está íntimamente vinculado al desarrollo del Estado de Bienestar y del servicio público. El Estado del Bienestar está basado, entre otros postulados, en las tareas que le son propias a nuestra profesión. 

Toda labor que se haga en pro de una sociedad más justa, igualitaria, equilibrada en oportunidades, cuyas aspiraciones hay que promover, tiene en el profesional del Trabajo Social, y en mi caso, una aliada, una defensora. Con la llegada de trabajadores y trabajadoras sociales a la política, y al Senado en mi caso concreto y actual,  contribuimos a garantizar la visión social en la tarea legislativa en España.

El ecosistema sociológico actual se ha ampliado, más allá de las instancias públicas oficiales. Una sociedad como la española, que ha avanzado en estos últimos cuarenta años como nunca antes en su historia desde el complicado siglo XX, ha sabido diversificar sus organizaciones sociales. El tejido asociativo y el Tercer Sector reúne a ONG’s, plataformas vecinales, asociaciones de mujeres, de jóvenes, de la tercera edad; movimientos sociales y ciudadanos que hacen suyos el sistema democrático para hacer avanzar a toda la ciudadanía. Parte de la fortaleza de nuestra democracia radica en la salud de nuestro tejido asociativo. 

En la ciudadanía, no sólo recae el poder de decidir qué gobierno y qué programa ejecutar cada cuatro años mediante el voto en las urnas, la ciudadanía y los colectivos sociales tienen el poder de movilizar e incidir en las políticas públicas que se diseñan y ejecutan.

Somos conscientes, algunas personas por estar en política y otras por activar a la sociedad, de este poder. Ahora nos toca aplicar el conocimiento y nuestro saber hacer profesional para fortalecer y construir desde lo común y comunitario políticas públicas que apuesten por lo público y por el Estado de Bienestar.

La realidad de nuestra sociedad requiere un auténtico diagnóstico social que permita la implementación de políticas contundentes, cercanas y eficaces para paliar las necesidades en cada caso. 

Desde la política, tengo la inmensa fortuna de poder actuar en el diseño legislativo de leyes sociales, que puedan ser aplicadas con los instrumentos y recursos presupuestarios necesarios para hacer realidad parte del diseño de las políticas públicas y políticas sociales que como trabajadores sociales quisiéramos firmar. Aunar el Trabajo Social con la política es una garantía para el bienestar de la ciudadanía.

Dignificar la política requiere de profesionales que lleven a cabo su tarea aplicando su experiencia y su conocimiento como profesionales. Nuestra sociedad requiere de trabajadores sociales que aporten a la política una visión realista y cercana, a la vez de garanticen políticas públicas que permitan intervenir desde lo individual y comunitario para construir el auténtico Estado de Bienestar que un día soñamos.

Una trabajadora social en la política

Una trabajadora social en la política. Lo soy en este orden. No he sido una política que aprendió Trabajo Social, sino una trabajadora social que llegó a la política para ejercer su vocación de servicio público. Está claro que cualquier acción social se imbrica en la política. Somos animales políticos, lo dijo Aristóteles. Y lo es porque al vivir en sociedad, prácticamente desde las cavernas, se ha organizado políticamente. Todo asunto público le concierne e intenta participar. El acto de votar es un ejemplo evidente. Pero esa forma de relación social tiene un objetivo primordial, que es la convivencia, una convivencia donde cada persona pueda sentirse dignamente tratada y desarrollada. Una convivencia sostenible y adecuada para cada una de las personas que integramos la comunidad. Ahí, creo yo, está la más grata e inmensa tarea de un político. Si conoce las reglas y las aplica en consecuencia estará trabajando en pro de alcanzar un fin social superior. 

Que trabajadoras sociales como yo estemos en la primera línea de la política es un primer paso importante para que el trabajo del legislador esté influenciado, guiado por la visión cercana de quienes conocemos la calle, los barrios, las casas de acogida, la tragedia de la emigración, el acoso de género, la desigualdad en su más tremenda de realidad vivida en cientos de miles de hogares españoles. Puedo afirmar que todo lo que aprendí durante mis años de estudio en la Universidad, Escuela de Trabajo Social, tenía que ver con la política…y ahora sé bien y mejor para qué sirve.

En la vía en que me encuentro no tengo contradicciones. No son dos caminos, no van en direcciones contrarias. El trabajo social y la política son dos ruedas que unen el mismo eje. La socialdemocracia que defiendo entiende que los vínculos de sus programas están en el desarrollo de las políticas sociales. Las políticas públicas, como el bienestar de los sujetos que forman nuestra sociedad, está justamente en el desarrollo de los servicios sociales, que abarque a toda su población. 

Al igual que la educación y la sanidad públicas son los dos grandes pilares que sostienen nuestro sistema en libertad e igualdad ante las leyes, los Servicios Sociales son el pilar que garantiza la convivencia y la dignidad individual, familiar y comunitaria de las personas en los momentos más adversos y vulnerables.

La justicia social es la base de la igualdad. Las instituciones políticas españolas, desde 1978, se han empeñado en cumplir con ese sueño que nos enseñó la Revolución francesa a finales del siglo XVIII. En esa senda estamos. Y ahí, una trabajadora social, humildemente, tiene mucho que decir, sobre qué indicar, en qué ayudar, porque tengo la capacidad de una trabajadora social y ejerzo desde la política.

Políticas socialdemócratas

Las desigualdades originan pobreza y vulnerabilidad. Marginan y excluyen a amplias capas de la sociedad. Pertenezco a una tradición ideológica que ha puesto en sus objetivos principales luchar contra esa lacra. No hemos concluido, hay trabajo por realizar, sin duda. Pero jamás hemos olvidado que la clave está en fortalecer el Sistema Público de Servicios Sociales.

Durante otras épocas pretéritas, la ayuda social se entendía como un entramado de beneficencia, de distribuir caridad a las personas necesitadas. La democracia que propugnamos es dotarnos de un sistema público que garantice herramientas e instrumentos para dignificar el desarrollo y crecimiento de cada una de las personas de nuestra comunidad. Aquella caridad paliaba el hambre, en el mejor de los casos, pero no dignificaba a las personas. Se recibía como una limosna a las puertas de los templos. De alguna manera se les arrebataba a las personas la dignidad, de ser y poder crecer en igualdad de oportunidades, sin que ninguna cuna ni adversidad les negase la capacidad de poder llegar a ser o vivir de la manera más digna que podamos disfrutar como sociedad avanzada. 

El sistema público de Servicios Sociales es la piedra angular de nuestra nueva sociedad, nuestro cuarto pilar de bienestar, en la que venimos construyendo desde 1978. Fortalecer, como he apuntado, las políticas sociales y la cohesión de las organizaciones sociales nos da una coherencia para el crecimiento como personas dueñas de nuestras propias vidas. El trabajador social es un pilar para garantizar el desarrollo de dicho sistema público y hacerlo más sólido, más solidario, más extenso.

Desde las tareas propias de los profesionales del trabajo social veo un panorama de intenso trabajo, me atrevo a decir que el momento es crítico: o seguimos construyendo un robusto sistema público de atención o la propia crisis, su profundidad y alcance, permitirá a algunos adoptar medidas que perviertan este sistema público, una involución a la caridad citada anteriormente.

El Trabajo Social colabora en el diagnóstico cierto y preciso de nuestra sociedad. En tal empeño, las personas dedicadas a la política,  especializadas en ese campo aportamos ambas visiones: el conocimiento social y la acción política y social. Sería inconsciente no ver el potencial de la comunidad organizada, ni la fuerza que tienen esos colectivos, indispensables para avanzar hacia una sociedad mejor, más próspera, con menos diferencias, con mejor futuro.

Propugno la ampliación y el fortalecimiento de nuestro Estado de Bienestar Social. Eso nos va a permitir una mayor solidez en la cohesión social, como una amplia base para la convivencia. Lo defiendo desde la primera fila del Trabajo Social como desde la primera línea de acción política. 

Queda camino por construir. Las políticas públicas no terminan de avanzar, nunca, porque las necesidades de la sociedad española crecen con las dificultades sobrevenidas de cada avance social y político. Un buen ejemplo es la triste época en la que vivimos a causa de la pandemia de la Covid19. Tenemos que garantizar, lo antes posible, la universalización del Sistema Público de los servicios sociales. Esto es tanto garantizar la igualdad en el acceso de éstos; como el desarrollo de prestaciones y servicios, de calidad, como derecho subjetivo de las personas.

Desechar, asimismo, la tesis de la ayuda por caridad, que aún impregna el discurso latente en las líneas de la derecha, que atentan los cimientos más prácticos y profundos del sistema público de servicios sociales. Más en estos días y meses, cuando las familias se enfrentan a dificultades económicas como nunca antes a causa de la pandemia. Todo esto me reafirma en pensar que nuestra línea de trabajo es la de apuntar hacia fortalecer el sistema público en todas sus instancias. Para ello, necesitamos contar con presupuestos adecuados, continuados, razonados y eficientemente manejados.

Vivimos tiempos de zozobra. El presente se ha tambaleado y nos asoma un futuro inmediato difícil, duro. Se hace necesario que los políticos jóvenes interpreten los signos nuevos de este tiempo. 

Comprender un mundo que ha cambiado, casi de un día para otro, se nos impone escuchar más a la ciudadanía, hacerles participar en las soluciones factibles. Creo que es la vía para lograr, mantener y extender, nuestra convivencia y nuestro Estado de Bienestar.

Málaga, 15 de septiembre de 2020

Gloria Medina Muñoz
 Trabajadora Social. ERACIS. Plan Zonas Desfavorecidas.

1985, 1996, 2015…parece que hablamos de tiempos inmemoriales cuando nos referimos a estos años dada la velocidad a la que “avanza” la sociedad. Y digo “avanza” porque hay personas para las que se ha parado el tiempo, un colectivo de olvidados e invisibles por los que parece no pasan los años, ni las leyes.

Poco ha cambiado desde las “Leyes de Vagos y Maleantes” del orden penal español de 1933, por la que los “vagabundos” eran equiparados a otros colectivos como los nómadas y proxenetas, considerándolos personas de conductas antisociales. A estos colectivos, con la reforma franquista de la ley, se unió a los homosexuales para su represión. Esta ley, conocida también como “La Gándula”, no sancionaba delitos sino que pretendía establecer medidas de alejamiento y control de conductas reprobables, desvirtuándose por completo con la creación de Centros de Internamiento, donde se retenía a las personas sin recursos hasta determinar su nivel de peligrosidad para la sociedad.

Esto que entendemos como “Historia Antigua de España”, no se aleja tanto de la “Historia Contemporánea”. Hoy por hoy, muchas son las personas permanecen “retenidas” en la burbuja invisible de la exclusión. Personas que no constan, que no existen en nuestra localidad, no porque no estén, sino porque no se las ve, no cuentan; y no cuentan porque no interesan, porque no votan (porque no pueden al no estar censadas), no contribuyen a la economía, sino que restan a ojos de conciencias conservadoras insolidarias.

Las personas sin hogar, son personas ante todo. Seres humanos que de una forma u otra han participado de la sociedad y que por circunstancias de la vida han perdido prácticamente TODO, hasta sus derechos fundamentales.

La Constitución Española de 1978 dice en su artículo 19, que “los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional”. Se podría afirmar que en un alto porcentaje de los casos, la elección de la vía pública como residencia, no ha sido ni libre, sino inevitable por las circunstancias, ni en el ejercicio de los derechos, sino la única opción de muchas personas sin hogar al no contar con otra alternativa aceptable.

Por otra parte, si avanzamos hasta el artículo 47 de la CE, vemos como esta reconoce que “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. (…)”. Esto no siempre es así, y lo más digno a lo que puede optar  una persona es un banco de la calle o unos soportales de la ciudad.

Por todo lo anteriormente expuesto, y en un ejercicio de legalidad. Desde los Ayuntamientos no queda más que aplicar la ley, y amparados en la Resolución de 29 de abril de 2020, de la Subsecretaría, por la que se publica la “Resolución de 17 de febrero de 2020, de la Presidencia del Instituto Nacional de Estadística y de la Dirección General de Cooperación Autonómica y Local, por la que se dictan instrucciones técnicas a los Ayuntamientos sobre la gestión del Padrón municipal”, dignificar a esas “invisibles” de las que hablábamos, otorgándoles la posibilidad de adquirir vecindad administrativa donde efectivamente residan. El artículo 3.3 de la mencionada Resolución, “casos especiales de empadronamiento” que se ha mantenido inalterable desde su primera aparición en la “Resolución de 16 de marzo de 2015, de la Subsecretaría, por la que se publica la Resolución de 30 de enero de 2015, de la Presidencia del Instituto Nacional de Estadística y de la Dirección General de Coordinación de Competencias con las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales, sobre instrucciones técnicas a los Ayuntamientos sobre gestión del padrón municipal.”, trata el empadronamiento de las personas sin domicilio. Afirmando que “el Padrón debe reflejar el domicilio donde realmente vive cada vecino del municipio y de la misma manera que la inscripción padronal es completamente independiente de las controversias jurídico-privadas sobre la titularidad de la vivienda, lo es también de las circunstancias físicas, higiénico-sanitarias o de otra índole que afecten al domicilio. En consecuencia, las infraviviendas (chabolas, caravanas, cuevas, etc. e incluso ausencia total de techo) pueden y deben figurar como domicilios válidos en el Padrón.”. Sí, lo recoge claramente “la ausencia total de techo, pueden y debenfigurar como domicilio válidos en el Padrón”, en estos casos se recurrirá al “domicilio ficticio”, entendido este como el lugar donde efectivamente reside y que pueda ser acreditado por los Servicios Sociales Municipales. Este tipo de empadronamiento debe cumplir una serie de requisitos que se señalan a continuación:

  • Que los Servicios Sociales estén integrados en la estructura orgánica de alguna Administración Pública o bajo su coordinación y supervisión.
  • Que los responsables de estos Servicios informen sobre la habitualidad de la residencia en el municipio del vecino que se pretende empadronar.
  • Que los Servicios Sociales indiquen la dirección que debe figurar en la inscripción padronal y se comprometan a intentar la práctica de la notificación cuando se reciba en esa dirección una comunicación procedente de alguna Administración Pública.

En estas condiciones, la dirección del empadronamiento será la que señalen los Servicios Sociales: la dirección del propio Servicio, la del Albergue municipal, la del punto geográfico concreto donde ese vecino suela pernoctar, etc.

Evidentemente, para practicar este tipo de inscripción no es necesario garantizar que la notificación llegará a su destinatario, sino simplemente que es razonable esperar que en un plazo prudencial se le podrá hacer llegar.

Conocida la norma ya solo cabe reflexionar sobre el tema.

¿Quién tiene la potestad para excluir definitivamente de la sociedad a las personas sin hogar? ¿Acaso no tienen suficiente con enfrentarse a diario a su realidad? ¿No es lo bastante denigrante ser un número negativo en  la sociedad, como para además ver limitada la posibilidad de prosperar? El empadronamiento puede ser la llave que abra la puerta a la inclusión de muchas de estas personas, siendo la única forma de acceso a las prestaciones autonómicas y municipales que les apoyen de cara al futuro.  Pensemos, ¿Qué puede hacer una persona sin hogar de 63 años con una discapacidad que viva en la calle para salir de esta situación?, parece imposible la inclusión desde la perspectiva laboral por su edad y por su discapacidad ¿verdad? Pues bien, si esta persona estuviera empadronada podría tener acceso a asistencia sanitaria o que se valorase su solicitud de Renta Mínima de Inserción Social de Andalucía, que con suerte y según el motivo de su discapacidad, podría incluso  tramitarse ágilmente por el procedimiento de urgencia. Esta RMISA, la dotaría de recursos económicos de subsistencia para el alquiler de una habitación o una vivienda asequible, que la liberaría de la lacra de pertenecer al colectivo de personas sin hogar  y le ayudaría a dar cobertura a sus necesidades básicas. Este, sería un ejemplo de tantas otras situaciones de sin hogarismo que podrían verse resueltas con un mero trámite administrativo.

Ahora bien, esta actuación puede generar controversias ya que hay quien considera que estas personas no dan una buena imagen al municipio que los “reconoce como vecinos”. Alzándose voces en contra de quienes toman esta decisión, aludiendo al “efecto llamada” de personas sin hogar hacia ciertos municipios que reconocen sus derechos (algo que no está demostrado que sea así), hablando de la inmoralidad de empadronar a alguien al raso sin garantizarle otra serie de recursos que mejorasen su calidad de vida, u otras argumentaciones carentes de fundamento y cargadas de prejuicios.

Ante esto, planteo, ¿No es más inmoral conocer la Ley y no aplicarla en perjuicio de los más vulnerables?

Bibliografía

  • “Ley de Vagos y Maleantes” BOE 874 de 5 de Agosto de 1933 “Gaceta de Madrid”. NUM 217.
  • Constitución Española de 1978.
  • Resolución de 16 de marzo de 2015, de la Subsecretaría, por la que se publica la Resolución de 30 de enero de 2015, de la Presidencia del Instituto Nacional de Estadística y de la Dirección General de Coordinación de Competencias con las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales, sobre instrucciones técnicas a los Ayuntamientos sobre gestión del padrón municipal.
  • Resolución de 17 de febrero de 2020, de la Presidencia del Instituto Nacional de Estadística y de la Dirección General de Cooperación Autonómica y Local, por la que se dictan instrucciones técnicas a los Ayuntamientos sobre la gestión del Padrón municipal.

Málaga, 3 de septiembre de 2020

Leonel Del Prado
 Licenciado en Trabajo Social (Universidad Nacional de Entre Ríos). Especialista en Abordaje Integral de Problemáticas Sociales (Universidad Nacioal de Lanús). Doctor en Ciencias Sociales (Universidad de Buenos Aires)

Abelardo Del Prado
 Licenciado en Ciencia Política (Universidad Nacional de Entre Ríos). Estudiante del Doctorado en Ciencia Política (Universidad Nacional de Rosario)

Metáforas maestras

El antropólogo David Mosse refiere a que las políticas de desarrollo producen adhesión, estabilidad y éxito gracias a lo que denomina “metáforas maestras” (Mosse, 2012:267), según el autor estas poseen la característica de ser ambiguas, a lo que agrega a su vez, que necesitan un conjunto de actores que denomina “negociadores duchos” que llevan adelante la tarea de “traducir” las políticas de desarrollo, dentro de estos negociadores incluye a encargados, consultores, trabajadores de campo, responsables de comunidades. Partiendo de esta perspectiva, entendemos que en las políticas públicas implementadas en Argentina por los últimos gobiernos, ocupa un lugar especial la construcción de las metáforas maestras de la Inclusión Social y la Pobreza Cero, las mismas permiten aglutinar un conjunto de actores con intereses diferentes para la construcción de una agenda de problemas, a su vez es difícil encontrar actores que se proclamen en contra de ello, ya que las discusiones permanecen en el modo en cómo se llevaría a cabo la misma, pero en tanto metáfora son efectivas ya que nadie se proclama en contra de la inclusión social o el fin de la pobreza, nadie se encuentra por fuera de ellas, no genera rechazos, sino más bien adhesiones. Dichas metáforas lo que permiten a su vez es generar vinculaciones de diferentes acciones o políticas que se llevan adelante por parte de los sectores gobernantes, las que parecerían en un primer momento que no poseen vinculación alguna, pero son mostradas coherentemente a través de las metáforas, así como les permite a todos los miembros del sector gobernante fundamentar su actividad bajo la misma.

Volcándonos hacia la literatura propia de la Comunicación Política, la metáfora maestra sería una parte de lo que Mario Riorda (2008) llama el “mito de gobierno”, como narrativa que vincula la ciudadanía  con el gobierno y explica el proyecto general del gobierno.

Inclusión social

Dicha noción no se utilizó como un concepto –el cual es muy difundido al interior de las ciencias sociales- sino como una metáfora maestra, la cual se enmarca en el pensamiento dicotómico y binario de las políticas de desarrollo social kirchneristas (Rosato & Del Prado, 2016). En este marco la inclusión social se contrapone a la exclusión asociada a las políticas neoliberales; es una concepción amplia que se utilizó desde el campo político y sirvió para la imposición y construcción de una agenda de problemas y por lo tanto la relegación de otros. En ese contexto desde la construcción de un Centro Integrador Comunitario –edificio que brinda servicios de atención primaria de la salud y desarrollo social en barrios vulnerables del país-; la realización de un Mural Colectivo (presentado en el portal oficial de internet del Ministerio de Desarrollo Social como “La voz de las comunidades en pinceladas de inclusión”),  hasta el Tren de Desarrollo Social y Sanitario que recorre el país prestando servicios (“La inclusión sobre rieles”) se fundamentan en la inclusión social. En un texto publicado desde el Ministerio de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, ministra de Desarrollo Social de los tres gobiernos kirchneristas  (Del Prado, 2015), reflexiona: “Cuando hablamos de inclusión hablamos de muchísimo más que de cosas palpables o materiales. Hablamos de educación, de salud, de oportunidades, de empleo, de acceso a la justicia, de respeto por la diversidad, de inclusión cultural y social” (Kirchner, s.f., 30). 

En la amplitud y la ambivalencia de la metáfora de la inclusión social está su fuerza, ya que en la misma puede incluirse prácticamente todas las acciones realizadas por el gobierno. 

Pobreza Cero

Para la campaña de las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) el líder PRO se mostró en una sucesión de abrazos a ciudadanos argentinos, en distintos puntos del país. Con una estética muy cuidada, existía una mínima diferenciación entre las piezas comunicativas, con la excepción del ciudadano al que el candidato amarillo visitaba. 

La utilización de esta metáfora maestra comenzó en la campaña para las elecciones generales de 2015. En las primarias, la idea era encarnar el cambio, confrontarlo con el discurso fuertemente ideológico del partido del Gobierno (el FPV), y hacerlo casi sin palabras, por lo que los spots solo mostraban a Mauricio Macri abrazando gente en distintos puntos del país. Para las generales de octubre, en cambio, se vio a un Macri más propositivo. La serie de piezas mostró al candidato rodeado de jóvenes, como en una figura de pastor, abogando por el cambio. Allí la pobreza cero, terminar el narcotráfico y unir a los argentinos, fueron las banderas con las que comenzó la propuesta de Cambiemos.

En la primaria el PRO jugó a decir mucho diciendo poco, sin propuestas políticas concretas. Finalmente el cambio al que refirió Cambiemos agregó más palabras y propuestas, a través de nueve micro spots de menos de quince segundos: salud, escuelas del siglo XXI, policía, jardines infantiles, contra el paco y la droga, Asignación Universal por Hijo y otros temas, son tratados. Para Mauricio Macri el mensaje es presentar a un candidato que profesa su creencia, la creencia de una Argentina distinta, limpia y pulcra. La estrategia de comunicación sigue siendo netamente positiva, cargada de esperanzas y emotividad; construida sobre un único concepto: el cambio juntos. 

Llegado a la presidencia el cambio, y su veta social se arraigó en este norte que es la reducción absoluta de la pobreza. La metáfora pobreza cero, es una intención que dota al nuevo gobierno de aquello que los estudios coinciden que carece, sensibilidad social. Junto a volver al mundo, volver a crecer y la cultura emprendedora, la pobreza cero configura el mito de gobierno de Cambiemos, el cual es precisamente el cambio.

Reflexiones finales

La utilización de las metáforas maestras es una herramienta esencial que se utiliza en el campo político para la construcción e imposición de una agenda de problemas. Se considera importante comprender esta dimensión simbólica de las políticas, en tanto fuerza modeladora de la realidad. 

En este caso fue descrito como tal herramientas dan fuerza e intentan definir por parte del gobierno, como denominar problemas acorde a sus necesidades y programa político.

Bibliografía

Del Prado, L. (2015). Alicia Kichner: la ideóloga de las nuevas políticas sociales en Argentina. Más Poder Local(25), 18-20.

Kirchner, A. (s.f.). Los Derechos Sociales son Derechos Humanos. 

Mosse, D. (2012). Una etnografía de las políticas de la ayuda en la práctica. En B. Pérez Galán, Antropología y desarrollo. Discurso, prácticas y actores (págs. 258-281). 2012: Los Libros de la Catarata.

Riorda, M. (2006). Mitos de gobierno. Una visión desde la comunicación política. HOLOGRAMÁTICA (4). 21-45.Rosato, A., & Del Prado, L. (2016). Construyendo hegemonía. El caso de las Políticas Sociales del Bicentenario. En V. Verbauwede, & R. Zabinski, La intervención del Estado en lo Social ¿Desde un enfoque de derechos? (págs. 67- 87). Paraná: Fundación La Hendija.

Málaga, 11 de agosto de 2020

Juan Manuel Miranda García
Trabajador Social del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural

Los profesionales del Trabajo Social no podemos trabajar aislados en un despacho sin tener en cuenta la comunidad, lo comunitario. En palabras de Marco Marchioni, la comunidad es “Un territorio en el cual vive una determinada población que tiene determinadas demandas y que cuenta con determinados recursos.” (Marchioni, 1999: 40).

Las personas no podemos sobrevivir fuera de la comunidad, necesitamos interactuar y relacionarnos con nuestros semejantes. Nacemos en una comunidad dada, con unas costumbres y valores predeterminados, lo que condicionará en buena medida nuestra trayectoria de vida. Cuando Aristóteles define al hombre como zoon politikón, lo hace por su capacidad de relacionarse, crear sociedades y organizar la vida en ciudades.

En este artículo, abordaremos lo comunitario desde la perspectiva local, es decir desde lo más cercano, nuestros barrios y ciudades. Para ello, resulta necesario definir el concepto de identidad local, que hace referencia al sentimiento de pertenencia que tenemos hacia nuestra comunidad. Santiago Ortiz Crespo, define el término de identidad local, del siguiente modo: “Los actores tienen una historia y un sentido de pertenencia a partir de los cuales constituyen valores y un proyecto común, de manera que su cultura se convierte en una palanca de desarrollo.”    (Ortiz, 2004:48).

Otro término que tiene especial relevancia en el trabajo social comunitario es el de “participación”, ya que resulta clave para que los agentes sociales nos podamos integrar en los procesos comunitarios que se generan en nuestros barrios. De esta forma, definiremos el término participación como “(…) los procesos de compartir las decisiones que afectan a la vida propia y la vida de la comunidad en la cual se vive (…)” (Hart, 1993: 5).

El trabajador social comunitario debe encontrar sus respuestas en la comunidad, partiendo de los valores de la ciudadanía democrática, que lo conduzcan hacia soluciones colectivas para hacer frente a los problemas estructurales de la sociedad.

En la intervención comunitaria, el trabajador social debe poner en marcha procesos de diagnósticos sociales participativos, que le permitan a la sociedad en su conjunto elaborar una programación comunitaria con las prioridades que se deben abordar en los barrios. Tras la ejecución de las acciones o actividades programadas se debe realizar una evaluación comunitaria, para actualizar el proceso y volver al punto de partida. De esta forma, la intervención comunitaria se constituye como un proceso cíclico y de enriquecimiento de todos los agentes de la comunidad.

En este sentido, los trabajadores sociales en la intervención comunitaria debemos tener en cuenta la comunidad en su conjunto, los cambios sociales, las relaciones de los diferentes agentes sociales, los cambios en la comunicación, las políticas públicas, y los movimientos migratorios, entre otras cosas. Se trata de prestar atención a todo aquello que sucede fuera de nuestros expedientes y de nuestro despacho profesional.

El trabajo social comunitario puede impulsar importantes mejoras en la educación, la salud, la vivienda, el empleo y la convivencia, mediante la puesta en marcha de procesos comunitarios en los que participe la ciudadanía, la administración, y los recursos técnicos-profesionales que se encuentran en nuestra ciudad.

En la ciudad de Málaga podemos citar diferentes iniciativas comunitarias, como el Proyecto Hogar, implantado en el Distrito de Palma-Palmilla, o el Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (Proyecto ICI), implantado en el Distrito Bailén-Miraflores, con la intención de promover procesos comunitarios interculturales que promuevan la cohesión social y la mejora de la convivencia.

La dinámica de trabajo del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural, impulsado por el Ayuntamiento de Málaga, Accem y la Obra social “la Caixa”, gira en torno al establecimiento de las relaciones, mejora de lo existente, y la puesta en marcha de diferentes acciones que mejoren la cohesión social, la convivencia, y la calidad de vida de las personas del distrito. Y ello, mediante la participación igualitaria y horizontal de la administración, los recursos técnicos y la ciudadanía.

En el barrio Lagunillas se produce un fantástico triángulo entre las asociaciones del barrio, el Centro de Salud Victoria y el Colegio Nuestra Señora de Gracia, promoviendo la mejora del barrio, mediante la participación activa de la ciudadanía. Destacamos la iniciativa de mejora y embellecimiento del barrio, a través de la técnica del grafiti, y la recuperación de espacios públicos como espacios de participación y encuentro de los vecinos y vecinas.

La Administración Local también ha impulsado órganos de participación ciudadana, los denominados Consejos Territoriales de distrito.

Desde el ámbito de la educación podemos mencionar la experiencia de la Red Intercentros Escuela Espacio de Paz del Distrito Bailén-Miraflores, espacio compartido por los centros educativos, entidades sociales, y ciudadanía, que a su vez se encuentra integrado en el proceso comunitario del distrito, impulsado por el Proyecto ICI, que promueve la cultura de paz, la mejora de la convivencia, la participación familiar, y la participación infantil y juvenil.

Y, desde el ámbito de la salud podemos señalar las mesas de participación en los Distritos de Palma-Palmilla, Bailén-Miraflores, Lagunillas, Centro, o Puerto de la Torre, con el fin de promover barrios más saludables y socialmente más responsables.

Por otro lado, debemos diferenciar los procesos comunitarios de las reuniones de coordinación de proyectos finalistas, o la realización de actividades puntuales desarrolladas en los barrios, ya que el desarrollo comunitario en el ámbito local va más allá de la ejecución o asistencia de acciones puntuales. El trabajo social comunitario debe aspirar a mejorar la calidad de vida de las personas en su entorno más cercano.

Los procesos comunitarios deben ser una palanca de cambio en las relaciones actuales entre la administración, los recursos técnicos y la ciudadanía, siendo la información pieza clave en el impulso y mantenimiento de dichos procesos.

Los trabajadores sociales debemos dejar un hueco en nuestras agendas laborales para lo comunitario, escapando de la excesiva burocracia en el ejercicio de nuestra profesión. No se trata de sobrecárganos de trabajo, ni de realizar un sinfín de actividades sin lógica alguna, sino de estar y formar parte de la comunidad en la que intervenimos, integrándonos dentro de procesos comunitarios, fortaleciendo las relaciones con el resto de agentes sociales, mejorando lo existente, evitando duplicidades, y afrontando de forma colectiva los desafíos actuales de la sociedad.

Ojalá, que al terminar la lectura de este artículo os apetezca asomaros a lo comunitario, o por lo menos a “estar” en la comunidad como agentes claves del desarrollo local.

Referencias

Marchioni M (1999) Comunidad, participación y desarrollo. Teoría y metodología de la intervención comunitaria. Madrid. Editorial Popular. Pp: 44-44.

Marchioni M (2014). De las comunidades y lo comunitario. Revista Digital “Espacios Transnacionales”. http://grupal.reletran.org/

Marchioni M (2016). Democracia, participación y ciudadanía (para el debate). Espacio Communitas. Instituto Marco Marchioni.

Ortiz Crespo, S. (2004). Cotacachi: una apuesta por la democracia participativa. Ecuador. Flacso. Pp: 47-56. Roger A. Hart (1993). Ensayo: La participación de los niños: de la participación simbólica a la participación auténtica. Ensayos Innocenti. UNICEF. Pp: 1-7.

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